Cómo terminar con la pesadilla del rojo en matemática

<P>No se trata de que le enseñe a su hijo de cuatro años el teorema de Pitágoras. Es más simple que eso. Un estudio de la Universidad de Chicago encontró la fórmula: haga de las conversaciones diarias una clase de matemática. </P>




CLARO que es un tema. De hecho, eso de que a muchos niños les va mal en matemática, más que un tema, es un drama cuando ya en 4° básico las divisiones son para ellos como el último enigma de Occidente. Y tan así es, que las universidades estadounidenses de Chicago y Carnegie Mellon abordaron el tema a través de investigaciones en las que, como parte de las conclusiones, establecen varios pasos para tratar -y conseguir- evadir ese instante en que un niño dice "soy malo para las matemáticas" y que se instala como una verdad absoluta.

La clave, dicen los investigadores, es aplicar estos pasos en el período preescolar. ¿La razón? La sicóloga y experta en desarrollo, Susan Levine, a cargo del estudio de la U. de Chicago, afirma que los niños presentan una variación importante en su capacidad de adquirir conocimientos matemáticos en esta etapa y es esta misma variación la que finalmente predice los logros que tendrán en el futuro escolar.

Converse de números: Luego de someter a 44 niños con sus padres a un experimento, los expertos de la U. de Chicago se dieron cuenta de que no sirve de mucho que su hijo sepa contar del uno al 10, si es que no sabe lo que esto significa. Es decir, los niños que tienen más éxito son aquellos cuyos padres incluyen los números en las rutinas diarias como, por ejemplo, decirle "cómete sólo dos galletas o tráeme tres servilletas", es decir, que combine los números con los elementos, de esta forma, el niño cuando cuenta del uno al 10, sabrá lo que significa realmente.

Háblele de las relaciones espaciales: "El lápiz azul es más grande que el lápiz rojo". Según la investigación, a los niños que se les habla de esta manera, manejan mejor las dimensiones de los objetos. Además, los expertos agregan que este conocimiento, útil para las matemáticas en la edad preescolar, es muy maleable. Por lo tanto, enséñele de formas, muéstrele que un triángulo tiene tres lados, o que si él es más alto que su hermano. Mediante la vinculación de los números y las formas en las conversaciones, podrán comenzar a entender la definición de la geometría.

Cuando hable, mueva las manos: Un estudio de la Universidad Carnegie Mellon demostró que realizar gestos mientras les habla a los niños, promueve sus habilidades numéricas y espaciales, ya que el hecho de apuntar les ayuda a asociar cada número con el objeto. En la investigación, incluso, descubrieron que los niños que movían sus manos para contar, lo hacían mucho más fluido que los que no lo hacían y también identifican de manera más rápida las dimensiones de los objetos.

Involucre a su hijo en los juegos espaciales: La misma investigación de la U. de Chicago recomienda que los padres motiven a sus hijos a jugar con rompecabezas, ya que eso les permite desarrollar sus habilidades cognitivas, motoras y espaciales, lo que trae como consecuencia mejoras en las matemáticas. Con este juego, el niño aprenderá a predecir si una pieza es la indicada para determinado espacio, lo que le dará la posibilidad, al menos, de imaginar los resultados de las transformaciones espaciales, como la rotación de una pieza de puzzle. Ahora, si a su hijo le gusta más la tecnología, los expertos han determinado que el juego Tetris reporta los mismos beneficios.

Los juegos de mesa también son útiles: Invite a los niños a jugar Gran Capital. El hecho de que tiren un dado y aprendan a avanzar en los espacios del tablero, les permite ir adquiriendo un conocimiento matemático que no olvidará fácilmente. Así lo demostró otra investigación de la Universidad Carnegie Mellon, que reveló que un grupo de niños en edad preescolar que juegan juegos de mesa tienen posteriormente un mejor desempeño en cuatro tipos de tareas numéricas (contar, planificar, conectar pensamientos abstractos a objetos concretos y a pensar estratégicamente). Los investigadores, además, se dieron cuenta de que esas ganancias eran todavía evidentes nueve semanas más tarde.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.