Creamfields: vuelve el festival internacional más longevo de Chile
<P>La cita, que partió en 2004 y ha sobrevivido a los cambios de la industria, se hará en Espacio Riesco. La venta de entradas se inicia el lunes. </P>
Les llovió sobre mojado, casi como el presagio de un destino maldito. El 12 de noviembre de 2004, la franquicia internacional Creamfields -nacida en 1998 en Inglaterra y una de las más populares vinculada a la música electrónica- aterrizaba en Santiago bajo un chapuzón torrencial e inusual para los días primaverales, infortunio sumado a un show de Groove Armada que no contó con sus miembros reales.
El debut rozaba la chambonada, pero no: la cita consagrada a la fiesta y los beats se supo sobreponer y escaló no sólo como uno de los eventos más persistentes de la cartelera local en este siglo, sino que también como el festival importado más longevo que se organiza en el país. Mucho antes que Lollapalooza y observando como otras instancias, como SUE, sucumbían en el tiempo, mientras que competidores más directos, como el Ultra Music Festival, apenas cuentan un crecimiento de un puñado de años.
Para esta temporada, Creamfields ya amarró su decimosegunda versión, la que se hará el viernes 13 de noviembre en Espacio Riesco, el mismo recinto donde se monta desde 2010. Y el mismo sitio que, según sus actuales mentores, la firma Street Machine, explica el fortalecimiento de la marca en los últimos años. De hecho, la fiesta electrónica es una de las pocas citas musicales que aún sigue utilizando el centro de eventos situado en Huechuraba.
Luego de levantarse en Ciudad Empresarial durante sus primeros años, para después deambular entre el Mall Plaza Norte y el Movicenter (en todos el promedio de asistentes no superaba las 15 mil personas), sus últimas ediciones en Espacio Riesco han totalizado hasta 28 mil espectadores repartidos en cuatro escenarios.
En ellos, el cartel anual ha desplegado parte importante de las variantes más diversas del género, desde una tarima central que convoca a los créditos más globales, los que se embolsan millones y hoy lucen como figuras indiscutibles del pop corporativo -como los habituales David Guetta o Calvin Harris-, hasta otros dos lugares, el Alternative Stage y el Cream Arena, donde han desfilado convidados de un perfil menos comercial, como Zedd o Wolfpack.
Es la misma configuración que se espera para noviembre próximo, con un line-up que se revelará en las próximas semanas y con entradas que salen a la venta este lunes 13 (ver recuadro). Eso sí, la idea de los organizadores es sumar una suerte de carpa circense que entregue pista y espacio a apuestas de corte más underground, además de mejorar los servicios generales.
Por otro lado, para este año la franquicia enfrente un escenario casi inédito: el férreo mano a mano con otros eventos similares, muchos de ellos con carácter distinto -como el SónarSound-, pero que igual suponen una competencia en el mercado. Vicente Zamora, jefe de marketing y comunicaciones de Street Machine, acota: "Hemos percibido que el público mira a Creamfields como el festival de música electrónica más importante del país. Hay una trayectoria de por medio, una marca que se ha potenciado, que ha definido muy bien su oferta y que la gente sabe que, a nivel artístico, tendrá lo mejor de la electrónica actual".
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