CRISTIAN LABBE

alcalde de providencia




Me gusta la música mexicana cuando estoy solo y nadie me reta. Me gusta esa música bien chula, las rancheras. Juan Charrasqueado es para mí como el himno nacional. Me gusta cantarla, bailarla y gritarla, porque los mexicanos no cantan, gritan, lloran, disparan. Si alguien me quiere hacer un regalo, que me traiga unos mariachis.

Soy un hombre sensible y con la edad cada vez me pongo más. Me emociono con más facilidad.

Siempre quise ser militar. Mi padre fue militar, mi abuelo fue militar, mi hermano mayor pasó por la Escuela Militar. Yo di examen para entrar a la Escuela cuando tenía 13 años. Fue un salto grande entrar a la Escuela, pasé del pantalón corto al pantalón largo. Pasé de ser un cabro mamón a que me dijeran: "Esto se acabó, no va a ver a sus papás por un tiempo". Fue horroroso, un drama. En ese tiempo te hablaban ronco, ahora te hablan más delicado. Me gustó la experiencia y seguí con eso toda mi vida.

A mi padre nunca lo trate de tú, siempre de usted. Estaba fuera del código hablar de otra manera. Nosotros éramos parcos. Nos comunicábamos, pero con la mirada. No había discusión, él ponía las reglas y no había vuelta que darle.

La vida militar está llena de emociones, de cosas románticas, tradicionales; eres heredero de cosas potentes, de los estandartes, de la patria. Hay pasión, como en la película Corazón Valiente.

Hago clases casi todos los días. En la Universidad Pedro de Valdivia hago Derecho Político; en Iede, Planificación Estratégica para los MBA, y en el programa Executive de la Universidad de las Américas. Esa es mi pasión, mi hobbie. Llevo más de 25 años haciendo clases. Tengo un Master of Arts en Ciencia Política de la Universidad Católica de Washington, un MBA en Administración de Empresas del Iede y soy candidato a doctor en Dirección de Empresas en la Universidad de Lleida.

Me gusta mucho la relación con mis alumnos. Uno tiene que dejar una impronta, por eso me gusta hacer clases a los de primer año. Uno recibe a estos cabros, llegan como perro en bote a la universidad y no saben dónde están. Me gusta también hacer el MBA, porque estás trabajando con gente grande. Están buscando estrategias, cómo ganar. Los alumnos me respetan, pero me tiran sus palos. Cuando entro a clases, dicen: "Dios, era, era". Cuando me ven se bloquean. Son cobardes en clases, pero tienen todo el derecho a ser cobardes, no se atreven a discutirte, son más tímidos.

Colecciono bustos de los grandes personajes de la historia. Los busco: tengo a Sócrates, Platón, Aristóteles, Barcé, Nelson, Napoleón e, indudablemente, Carrera. Los personajes que cambiaron la historia.

No soy romántico, no soy de detalles. Me cuesta mucho expresar mi romanticismo y esa es una debilidad enorme que tengo.

El 11 de septiembre de 1973 yo estaba en la casa, durmiendo. Mi padre me despertó a las 6 de la mañana. Yo era preparador físico de todos los equipos militares que salían a competir afuera. Mi papá me despierta y me dice que estábamos con una intervención militar. Me vestí, me fui en buzo a mi oficina y ahí me metí. Todos los que dicen que nosotros sabíamos del pronunciamiento es mentira. Muchos estábamos durmiendo.

No me gusta ir al estadio. Me gusta muchísimo el Colo Colo, iba al estadio cuando chico con mi padrino. Fui unas 20 ó 30 veces, pero nunca más volví al estadio.

No tengo idea de cocinar. No sé qué es la cocina, ni siquiera tengo un plato con el que pueda salvar. Ni cocer un huevo, los quiebro. Mi comida favorita es la chilena: charquicán con huevo frito, lentejas, garbanzos, porotos con longaniza.

Con Augusto Pinochet mi relación fue muy cercana, pasó de menos a más. Yo partí con él como jefe de seguridad, como escolta en su casa. Después me hice cargo de su seguridad personal y después fui ministro de Estado y después grandes amigos. En Londres nos hicimos buenos amigos, nos reíamos mucho y ahí hicimos un gancho muy fuerte. El estaba muy decaído y yo sentía que lo podía levantar.

No soy impulsivo, actúo como si fuera así, pero pienso mucho más de lo que la gente cree. No creo que la gente sea injusta conmigo, ellos pueden opinar lo que quieran. Hay veces en que no me cuadra la crítica con la persona que lo dice. Que gente del sector mío no comprenda mi posición respecto del orden no me cuadra. No me cuadra que en muchas áreas yo esté solo, o aparentemente solo, porque sé que no lo estoy. Hay gente que me apoya, pero son políticamente correctos. Cobarditos, cobarditos. Si yo creo algo, lo digo.

Mi relación con la tecnología avanza cada vez más. Tengo correo y celular. A lo que no he entrado es porque no me convence, como Facebook.

Creo que el gobierno de Sebastián Piñera es un muy buen gobierno, está haciendo muy buenos números, tiene muy buena gente y que tiene que hacer solamente el clic. La política es el arte de seducir, de encantar, la gente cree que la política es el arte de gobernar, pero eso es sólo una parte. La política es seducir. Lo primero que tiene que hacer este gobierno es encantar, seducir. La gente tiene que estar happy, sentirse incluida. Los números son muy fríos, no encantan a nadie. Al final, los números los borras.

Quiero continuar siendo alcalde. Me gusta lo que hago, me entretengo, tengo ganas de seguir y energías. Hace mucho tiempo perdí el miedo a las elecciones.

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