Cristián Undurraga: "Jamás habría hecho el Costanera Center, se debe pensar en la ciudad"
<P>La Plaza de la Ciudadanía, el Mavi y el Museo Arqueólogico son algunos de sus hitos.</P>
Al igual que su arquitectura, Cristián Undurraga (57) arrastra, desde que entra a la oficina, un halo de severidad y mesura. Viste de negro entero y su único accesorio son unos anteojos finos, negros y redondos. Habla pausado, como si calculara cada palabra y cuando se le pregunta por el sello de su arquitectura, piensa un momento y luego elige un término curioso: "pertinente". "Me gusta la arquitectura que da una respuesta inteligente a un problema determinado y que eso sea lo justo. No me gustan los excesos, lo que no significa que siempre haya que ser parco", señala Undurraga.
Un largo listado de hitos urbanos, entre ellos la Plaza de la Ciudadanía, el Centro Cultural Palacio La Moneda, el Museo de Artes Visuales y el edificio de la Municipalidad de Las Condes, lo han convertido en uno de los arquitectos más importantes del país. Y aunque él insiste en una obra mesurada y sin pretensiones, su oficina Undurraga Devés se han sumado arquitectos locales como Mathias Klotz, Alejandro Aravena y Smiljan Radic, que han logrado llamar la atención en el extranjero.
Ha sido distinguido con el Premio Andrea Palladio y en las Bienales de Miami e Iberoamericana. En 2009 fue elegido miembro honorario del American Institute of Architects (AIA). "Sus obras no tienen las formas del modelado digital de muchas de las grandes oficinas (Frank Gehry, OMA, etc.). Son más directas y accesibles en su austeridad, más entendibles. Atraen de una forma muy visceral", dijo en esa ocasión Anne Schopf del AIA.
Ahora acaba de ganar el Premio Internacional de Arquitectura Sacra Frate Sole, por la Capilla del Retiro en Arauco y aparece reseñado en el libro Architecture Now 8, editado por Taschen y distribuido en Chile por Contrapunto, que selecciona a los mejores arquitectos del siglo XXI: junto a la obra simple de Undurraga, están los edificios imposibles y de líneas innovadoras de Zaha Hadid, Jean Nouvel y Frank Ghery. "Me siento ajeno a la arquitectura del espectáculo. El libro refleja la diversidad cultural, no existe una sola verdad, pero creo que el arquitecto debe ser responsable con los recursos, un edificio que supera en 5 ó 6 veces el presupuesto inicial es irresponsable, sobre todo en un país con necesidades como el nuestro", dice.
Esa preocupación se ha reflejado en una serie de proyectos de vivienda social a cargo de su oficina, como el Hogar de Niños de la Sociedad Protectora de la Infancia o la Ermita de San Antonio. El año pasado inauguró las casas-ruca, viviendas sociales para 25 familias mapuches en Huechuraba. Trabajó en conjunto con ellos, estudiando su cosmovisión para responder a sus necesidades. Por ejemplo, para emular la luz que hay dentro de una ruca cubrió las casas por fuera con coligüe y dejó un espacio más amplio para la cocina, centro de la vida familiar mapuche.
Ha trabajado sobre todo en vivienda social y en espacios públicos, ¿qué le interesa de estos proyectos?
Nuestro empeño es mejorar la calidad de vida de las personas. Estos proyectos apuntan a una arquitectura anónima. Por ejemplo, la Plaza de la Ciudadanía era un proyecto de Karl Brunner, nosotros lo terminamos y esa fue nuestra actitud, ponernos al servicio del Palacio y la ciudad. Hay momentos en que el arquitecto es más visible y otros en que es más sutil. Muchos arquitectos chilenos están haciendo bien las cosas y son reconocidos afuera. Hay un rigor que comparten, pero la mayoría son reconocidos por la sensibilidad que tienen con el paisaje. La arquitectura chilena tiene una deuda con la ciudad.
¿Cuáles son las falencias de Santiago?
Es una ciudad que está en la adolescencia y cómo adolescente crece en forma despaturrada. La recuperación del Barrio Lastarria e Italia es auspiciosa, pero se necesita urgente un proyecto integral, de una vez por todas debe instituirse la figura de un Alcalde Mayor que coordine las complejidades del tejido urbano.
¿Qué opina de proyectos como el Costanera Center o el mall de Castro?
Jamás habría hecho el Costanera Center, porque creo que el primer deber de un arquitecto es pensar en la ciudad. La construcción de un centro comercial es una legítima aspiración local y pudo haberse hecho respetando el contexto de la ciudad, pero la actitud insensible de este mall, amparada además por la autoridad, nos deja perplejos. Es un atentado a los valores patrimoniales y urbanos de Castro.
Ahora trabaja en el Museo Violeta Parra y el Centro Cultural Argentino...
Por cosas del destino nos encargaron ambos proyectos que están frente a frente, muy cerca de Plaza Italia, serán un regalo para la ciudad. Teo Fernández es otro que ha hecho un gran trabajo, el Parque Bicentenario es notable y cuando logremos recuperar el eje Bulnes y el Parque Metropolitano tendremos espacios públicos extraordinarios. Nos gusta crear esas instancias urbanas, es lo que hemos hecho toda la vida.
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