Cuando fue enemigo de la izquierda
<P>Como presidente de la DC y titular del Senado fue uno de los principales opositores de Salvador Allende. Sectores de la izquierda aún lo acusan de haber propiciado el Golpe. En agosto de 1973 declaró que entre una dictadura marxista y una militar, prefería la segunda. Años después, reconocería errores. </P>
res días antes del golpe de Estado, el 8 de septiembre de 1973, Patricio Aylwin encabezó un consejo nacional de la DC para abordar la crisis que enfrentaba el gobierno de Salvador Allende. Según informes de ese día, repitió algo que había expresado poco antes en el Congreso: "Mientras haya alguna posibilidad de superar la crisis que vive Chile por las vías institucionales, haremos lo que está de nuestra parte por lograrlo".
Pero a esas alturas Aylwin sabía que esa posibilidad era remota, y en caso de que no existiera, ya había adelantado una postura. La plasmó la edición del 26 de agosto de The Washington Post, donde dijo que entre "una dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría la segunda".
El ex Presidente tenía un alarmante diagnóstico del gobierno de Allende y no escondió sus críticas. Había asumido la presidencia de la DC en abril del '73, con el país ya en crisis, y el 11 de julio de ese año, en una de las muchas sesiones que el Senado destinó a analizarla, pronunció un largo discurso acerca de los riesgos que, advertía, amenazaban la institucionalidad.
"Lo que nadie puede ignorar es que el progresivo y cada vez mayor enfrentamiento entre el Gobierno del señor Allende y el Partido Demócrata Cristiano, que lo eligió Presidente de Chile en el Congreso Pleno, no ha sido -como tendenciosamente se afirma por algunos- 'el cumplimiento del Programa de la Unidad Popular' -respecto del cual, por lo demás, no contrajimos compromiso alguno-, sino el incumplimiento reiterado, abierto o encubierto, del Estatuto de Garantías Constitucionales", dijo.
Se refería al compromiso que Allende debió suscribir para asumir la presidencia tras haber conseguido solo la mayoría relativa de los votos en las elecciones de 1970.
En la misma sesión del Senado, el ex Presidente afirmó que la DC seguía siendo fiel a sus principios humanistas y que, por convicción doctrinaria, eran "contrarios a toda dictadura o totalitarismo, cualquiera que sea el signo bajo el cual pretenda ejercerse". No obstante, agregó que "con la misma claridad decimos que esta consecuencia nuestra con la vocación democrática y libertaria, consustancial a nuestra inspiración cristiana, no significa ni puede ser interpretada como signo de ingenuidad ni debilidad. No ignoramos la gravedad del peligro totalitario en que el oficialismo ha colocado a Chile y estamos dispuestos a enfrentarlo, sea como fuere".
Hasta poco antes del golpe, la DC de Aylwin y el gobierno de Allende buscaron una solución por la vía del diálogo. En múltiples conversaciones, que tuvieron como mediador al cardenal Silva Henríquez y que para Allende implicaron enfrentamientos con su propio sector, se buscó una salida que preservara la institucionalidad.
Sin embargo, las exigencias de la DC estaban sobre las garantías que podía ofrecer Allende.
Según un documento partidario del seis de julio, algunas de esas exigencias eran "el inmediato desarme de los grupos armados al margen de la ley y la inmediata devolución de las industrias usurpadas en los últimos días", rectificar las atribuciones de los poderes Legislativo y Judicial, "abastecimiento racional y justo de los bienes esenciales a todos los sectores de la población", "rectificación substancial de la política económica para salvar a Chile de la grave crisis a que está abocado", una actitud "no odiosa" hacia los privados, etc.
"Si el Gobierno no cumple de inmediato estas tareas, sobre él recaerá la responsabilidad histórica de lo que sucede en Chile", concluía el texto.
Seis días después del bombardeo a La Moneda, Aylwin aseguró que el gobierno de Allende había agotado "en el mayor fracaso", la 'vía chilena hacia el socialismo', y aseveró que preparaba un autogolpe para instaurar una dictadura comunista. Agregó que la mayor prueba de aquello era "la enorme dotación de armas que tenían las ilegales milicias marxistas".
Aylwin justificó el golpe, pero con el tiempo terminó condenándolo . En un comienzo creyó que "cierto periodo de dictadura" era necesario, aunque su expectativa era que no durara más de cinco años. En 1997, dijo: "Todos tuvimos la culpa, todos tenemos responsabilidades a partir de lo ocurrido en 1973. ¡Es que tuvimos una visión errónea de lo que eran los militares chilenos!".
Ya en 1994, al hacer un balance del régimen militar, lo calificó como "la peor tragedia de la historia de Chile". Dijo que "el mundo supo con horror de las gravísimas y masivas violaciones a los derechos humanos que se cometieron".
Con los años, la mayoría de la izquierda terminaría por reconciliarse con el ex Mandatario. "Su petición de perdón por las violaciones de los DDHH. a las víctimas y a sus familiares. Esa es la figura que todos debemos recordar", dijo Isabel Allende.
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