De padre a hijo y viceversa

<P>Fue una conversación en dos tandas. Primero, en la oficina de producción audiovisual del hijo. Luego, en el despacho del padre en La Moneda. El ministro Andrés Chadwick y su hijo menor, del mismo nombre, hablaron largo y de todo. De sus personalidades parecidas y del amor por el cine. Pero también de sus diferencias políticas -Chadwick jr. se declara bacheletista- y en temas valóricos. "Yo estoy a favor de legalizar la marihuana", dice el hijo. </P>




Andrés Chadwick Costa (28) entra a La Moneda. Es la tercera vez que lo hace en su vida. Allí lo espera su padre, el ministro vocero de Gobierno. En su oficina, ubicada en el segundo piso, comienza la sesión fotográfica del padre y el hijo juntos. El ministro bromea: "¿Han visto una foto de Kennedy, donde sale él trabajando en la Casa Blanca, mientras era Presidente, y debajo de su escritorio se ve a su hijo, John Kennedy Jr., jugando? ¡Dale Andrés, es tu oportunidad!". Chadwick junior se ríe. Entiende las bromas de su padre. Porque ambos reconocen que tienen el mismo sentido del humor. "El que no tiene humor en mi casa está fregado", explica Andrés Chadwick Piñera.

En la oficina del ministro hay un gran cuadro de Sammy Benmayor, un retrato dibujado de Jaime Guzmán y varias fotografías familiares. De su mujer, María Victoria Costa, y de sus cuatro hijos: Victoria (32), Francisca (31), Camila (29) y Andrés. Es un espacio y un ambiente muy formal, que no combina demasiado con el look de su hijo menor: pelo largo, chascón, pantalones verde agua, camisa suelta. Tres semanas antes, para la primera parte de esta conversa filial, pasaba justo lo contrario: era el ministro, con terno y corbata, quien lucía muy empaquetado en las oficinas de Tregua, la productora audiovisual de Chadwick junior.

Los dos dicen que, a pesar de las apariencias, sí se parecen. "Tenemos un carácter parecido, no somos explosivos ni nos gusta generar conflictos", dice el ministro. "Creo que ahora me parezco más a mi papá que antes, soy más metódico", reconoce el hijo. También los une el cine. El hijo comenzó estudiando Derecho, tal como su padre, pero a los seis meses se cambió a Cine. Asunto que le provocó al padre una "sana envidia". Muchos años atrás, él pensó hacer lo mismo. "Andrés tiene una pasión por el cine infinitamente superior a la mía, y yo efectivamente en algún momento también quise estudiar Cine. Pero eran otros tiempos. Entré a la universidad el año 74, así es que no era fácil. Hubo una influencia también de mi padre. Me dijo que estudiase Derecho primero y que la misma carrera me iba a abrir posibilidades. A mí me gustó Derecho y la verdad es que no sé si hubiera sido buen cineasta. Mi hijo, en cambio, entró a estudiar Derecho, pero no le gustó. Cuando me dijo que prefería Cine, lo felicité". Días después, le regaló un póster enmarcado de Pulp Fiction. Aunque la película que a los dos más les encanta es Cinema Paradiso.

Las coincidencias se terminan cuando hablan de política. Ambos están en orillas opuestas. Algo similar ocurre con los temas valóricos. Inserto en una familia que navega por un amplio abanico político -el ministro es primo del Presidente Piñera y cuñado del ex vocero de Bachelet, José Antonio Viera-Gallo-, el menor de los Chadwick Costa ha ido formando sus propias ideas. A la izquierda del padre. Por eso, para las próximas elecciones presidenciales, Andrés dice bromeando que irán a votar al mismo lugar -están inscritos en Rancagua, zona por la que su padre era senador UDI-, pero "en autos separados". "Yo no estaba inscrito, pero después me inscribí… para Bachelet", dice el hijo. De inmediato lo interrumpe el padre: "Y también para votar por aquí", dice apuntándose a sí mismo. "Ah, bueno, obviamente que voté por mi papá -responde el hijo-, nunca tan cruel".

Bachelet y Jaime Guzmán

"Sí: obviamente, si va Bachelet, voy a votar por ella. Ojalá sea la mejor discusión política de los últimos años entre Bachelet y el candidato de la derecha. Que salgan mil opciones, mil propuestas", dice el hijo. Y mira al padre, esperando comentarios.

Ministro: "No, yo no voto por Bachelet (se ríe). Pero jamás me atrevería a decirle a ninguno de mis cuatro hijos: 'Oye, me gustaría que votaran por tal persona'. Me parecería una falta de respeto con ellos. Yo me dedico todo el día a tratar de convencer a las personas de que este ha sido un muy buen gobierno. Donde no intentaría nunca hacer una acción de este tipo es con mis hijos, porque ellos saben lo que pienso. Andrés puede ser mucho más liberal que yo, tener una posición política diferente a la mía, pero lo que sí me provocaría diferencias con él es si no le interesaran las cosas del país. Mientras le interesen, aunque tenga un punto de vista distinto del mío, todo bien".

Andrés: "Si yo pensara muy parecido a ti, no tendríamos esa discusión de los domingos al almuerzo y sería una lata, porque pensaríamos todo igual".

Ministro: "Muchas veces yo casi ni sé por quiénes han votado mis hijos… siempre he intuido que no por la misma persona que voto yo. Eso lo tengo claro. De mis hijos, la Victoria es más de derecha. La Francisca…".

Andrés: "(Se ríe). La Francisca estuvo con nosotros, pero la perdimos".

Luego, el hijo se pone más serio y se despacha una teoría sobre el alma política de su padre: "Nunca he visto que mi papá se haya parado de la mesa por una discusión política. Se arman discusiones, pero cada uno da su punto de vista. Yo siempre he dicho que mi papá no es una persona de derecha".

El ministro se sorprende: "¿Cómo?", le pregunta.

Andrés: "De derecha 100%".

Ministro: "No… a ver, dilo".

Andrés: "¡Pero no erí prototipo UDI, poh! No es el UDI que yo veo hoy día y con el que no podría tener una discusión. Mi papá habla los temas. Si no le gusta tu punto o te va a convencer, como buen político, o te va a dar sus ideas. Puede ser fanático de la política, pero no es un fanático de la derecha. Creo que si en la vida de mi papá no hubiese existido Jaime Guzmán, él sería más de la Concertación".

Ministro: "No, no, no… A ver, yo cuando joven fui de izquierda (perteneció al Mapu), pero cada uno construye su vida de acuerdo a las circunstancias. Jaime Guzmán fue muy determinante en mi cambio de apreciación política, religiosa… Ahora, claro, si no lo hubiera conocido, no sé qué hubiese pasado".

Andrés: "Yo conocí a Jaime como uno de los mejores amigos de mi papá, desde una perspectiva familiar. Como persona creo que es un 7, pero en el tema político... ehhh… (se nota complicado). Para mí es difícil hacerle un juicio político. Creo que si él no hubiese estado con Pinochet, si no hubiese estado en la dictadura, la Constitución hubiese sido algo mucho peor y más militarizada. Creo que sí defendió los derechos humanos, no creo que haya sido una persona mala jamás. Me es difícil enjuiciarlo porque le tengo cariño".

Juicio a la UDI

Cuando el hijo reconoce que se siente cercano a la Concertación, el padre lo molesta: "Se está quedando muy atrás… se está envejeciendo. Yo pensaba que eras progresista". Mira a su hijo, burlesco. Luego, más serio, agrega: "Entiendo que Andrés ha sido más del mundo de la Concertación o de un mundo que se llama más progresista. Yo tengo claro que no es un gallo de derecha".

Andrés: "A la derecha la he tenido tan cerca, y si no me encantó teniéndola acá, pegada a mí, es porque no me gusta de verdad. Las cosas que no me gustan de ella… pppffff, ¿te hago una lista?".

Ministro: "Yaaaaaa, yo me retiro…".

Andrés: "Creo que la derecha tiene pensamientos muy conservadores. En temas valóricos son muy cerrados. Y creo que ahí están equivocados, porque la política se hace por la sociedad en general y no por un tema valórico personal. Y ahí yo no transo. La UDI nueva no me gusta mucho".

Ministro: "La vieja sí".

Andrés: "La vieja por lo menos entró por otro objetivo. Creo que la UDI antigua es más social, la de mi papá, la de Longueira. La UDI nueva sigue tendencias valóricas súper Opus Dei. Pueden tener también el tema social, pero defienden cosas valóricas que para mí, políticamente, no van".

Ministro: "Es difícil hablar de la UDI en términos generales. Entiendo a lo que apunta Andrés, pero… voy a hablar como UDI ahora (se ríe). Siempre hemos tratado de que el conjunto de valores que sentimos se haga en función de nuestras convicciones en torno al bien común y que no surjan de concepciones religiosas. Eso, con Jaime Guzmán, lo tuvimos siempre muy claro: nosotros estábamos haciendo un partido político y no un movimiento religioso. Quizás en algún momento se dieron elementos de confusión entre algunas personas… Ahora tengo la impresión de que eso se ha ido atenuando. Por mi parte, mi aproximación a la derecha fue por las ideas, valores culturales y sociales, y no los confundo con mis opciones religiosas. Así es que entiendo a Andrés muy bien, porque yo era parecido de joven. O sea, cuando yo veo a mis hijos, digo 'bueno, por algo son como son'".

Andrés: "O sea… todo viene de acá (indica a su padre). En el sentido de poder discutir las cosas. Y la derecha es súper cerrada y eso desilusiona. Además, está la constante pelea entre la oposición y el gobierno".

Ministro: "Ah, la política menor".

Andrés: "Política menor que sale en las noticias en un 90%, que es este tira y afloja. La gente se cansa, no se ve representada".

-Andrés, ¿qué porcentaje de aprobación le pondrías al gobierno?

Antes de que el hijo responda, interrumpe el ministro, muy serio: "Yo dejaría la cosa hasta aquí…". Pero enseguida retoma el humor, se agarra la cabeza con las manos y dice: "Aaaayyy, Señor… Despersonaliza tu respuesta, ¿ya?".

Andrés: "Es difícil que dé una aprobación del gobierno en porcentaje. Creo que se está haciendo un buen gobierno (mira al padre, le sonríe un poco). Sí, se está haciendo bien… Creo que, en otras cosas, falta ponerse de acuerdo. Si al gobierno le va mal, también es culpa de la Concertación".

Pinochet, piedra de tope

-Ustedes tienen posiciones políticas distintas, pero conviven. ¿Hay algún tema que los haya enfrentado realmente?

El hijo se ríe nervioso. Mira al padre. El ministro mira a su hijo. Dispara: "Tú te ríes… ¿cuál? El gobierno militar me imagino".

Andrés: "El gobierno militar y…" (el hijo sigue mirando a su padre, complicado).

Ministro: "¿Y qué? Dilo".

Andrés: "Cuando Pinochet estaba en Londres, poh".

Ministro: "Ahhh!, eso… Todo lo que tenga que ver con el gobierno militar... Mis hijos tienen un bloqueo fuerte frente al gobierno militar que obviamente yo no tengo. (Mira a su hijo). Sé que eres absolutamente contrario a Pinochet. Son muy anti pinochetistas todos mis hijos, esa es la cuestión".

Andrés: "Creo que a Pinochet había que juzgarlo en Chile… Estuvo de más que mi papá haya ido a verlo. Les correspondía a ellos, como derecha, pero no estoy de acuerdo en la forma como llegó a Chile, eso es todo".

Parejas que conviven

El ministro Chadwick tiene dos hijas casadas. Sólo por el Civil, no por la Iglesia. El lo acepta, aunque reconoce que le hubiese "fascinado" verlas casándose religiosamente, tal como él y su mujer. Su hijo menor le advierte que él seguirá el mismo camino de sus hermanas. Aún más: se declara no católico. Hoy convive con su polola.

Ministro: "Uno quiere que sus hijos sean felices. Claro, ellos no son religiosos, pero tienen cosas que yo les veo tan potentes en sus actitudes personales, que eso al final es lo sustancial".

Andrés: "No es que yo no sea religioso, es que no soy católico. Me he ido distanciando de esa postura, por temas personales de situaciones con la Iglesia. Tampoco soy un anti católico… creo en Dios".

Entonces el ministro levanta la mano, como pidiendo la palabra. "¿Puedo agregar algo? El dice que es muy poco religioso. (Mira a su hijo). No eres naaaaaada… No vas nunca a misa".

Andrés: "Nunca. Pero el día de mañana si mi papá está mal, puede que vaya. Hoy no".

-Ministro, ¿qué piensa de la convivencia antes del matrimonio?

Ministro: "Estoy fregado (se ríe). Me voy a tener que acomodar. Creo que el matrimonio, en el sentido del compromiso de una pareja y su responsabilidad frente a lo que van a construir, fundamentalmente la familia, es un valor insustituible. Ahora, si tú tienes eso como un objetivo, el hecho de que puedas o no convivir previo con una persona se mueve dentro de un ámbito estrictamente de la vida privada y hay que respetarlo. Pero creo que entre el matrimonio y la convivencia hay diferencias. Pero bueno, Andrés convive y muy feliz".

Andrés: "Yo lo veo tal cual también".

Ministro: "Pero aspiras a casarte (se ríe)".

Andrés: "Obviamente. A casarme, a tener mis hijos... Pero para mí, convivir es lo mismo que casarse".

Amor del mismo sexo

Aunque el ministro impulsó, junto al titular de Defensa, Andrés Allamand, el proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) -que regula las uniones de hecho, heterosexuales y homosexuales-, no está de acuerdo con el matrimonio homosexual. Es claro en eso. En mayo de 2011 intentó, con el ministro de Economía, Pablo Longueira, hacer una reforma constitucional para establecer que el matrimonio fuera sólo entre hombre y mujer. Su hijo discrepa.

Andrés: "Los dos estamos de acuerdo en la unión civil homosexual, pero discrepamos en el matrimonio homosexual. Yo estoy de acuerdo con ese matrimonio, pero creo que hoy en Chile no se puede discutir; el país tiene que estar preparado".

Ministro: "Yo no soy partidario del matrimonio homosexual y ahí tenemos una diferencia. Sí creo que el tema de las uniones civiles es una necesidad jurídica en Chile por los efectos sociales que produce. Pero tengo diferencias en torno al matrimonio homosexual. Eso porque, a mi juicio, el matrimonio como institución tiene fundamentalmente dos fines: el amor mutuo y natural entre una pareja, y la procreación de los hijos para formar una familia. Eso sólo lo puede dar una relación entre un hombre y una mujer. Si a esa institución queremos agregar elementos distintos, entonces pierde toda la esencia, la naturaleza y la fuerza".

-Andrés, para ser claros: si en Chile estuvieran las condiciones, ¿estarías a favor, entonces, del matrimonio homosexual?

(El ministro se ríe y mira a su hijo, esperando una respuesta).

Andrés: "Es difícil, porque todavía no se discute el tema".

Su padre lo presiona. Le dice: "No poh, debes tener una posición. Di: sí soy partidario o no soy partidario…".

Andrés: Ya, bueno… sí soy partidario.

-¿Y de qué puedan adoptar hijos?

Andrés: "Sí, también".

Marihuana en la mira

"Yo estoy a favor de la marihuana, estoy a favor de su legalización". Eso lo dice Chadwick junior, convencido. Su padre responde enseguida: "Tenemos otro punto más de discrepancia". Y se ríe con ganas.

Andrés: "Creo que es hacerse el ciego si uno no ve la estadística o cómo va evolucionando la sociedad con el tema de la marihuana. Hay que tomar una postura más concreta. O hacer una reforma. No sé si hacer una legalización de libre consumo, así como que te la vendan en la botillería, pero sí de cultivar o mantener tus plantas".

Ministro: "Voy a ir ahora mismo a revisar el jardín. ¿Qué me iré a encontrar?".

Andrés: "Pero papá, creo que es hacerse un poco el ciego. Evadir el tema y no ver en los tiempos de ahora lo que está pasando con la droga en general".

Ministro: "No, ahí tenemos un punto distinto. Creo que está comprobado científica y médicamente que la marihuana genera adicción y que un tiempo de consumo prolongado genera daño".

Andrés: "Ufff… vamos a entrar en una discusión".

Ministro: (Lo mira serio, ya no hay risas) "Sí, pero no lo vamos a discutir ahora…".

Andrés: "Pero…".

Ministro: "Todas las experiencias indican que no legalizarla limita su consumo. Los países que la han legalizado vienen hoy día de vuelta, porque se dan cuenta que el uso indiscriminado produce un importante daño social, médico y personal".

Andrés: "No estoy de acuerdo".

Ministro: "Está claro, si ya lo dijiste… no tienes para qué repetirlo".

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