De vuelta al camino

<P><span style="text-transform:uppercase">[Entrevista]</span> Tras caer de un caballo el 11 de febrero pasado, Héctor Noguera saca la voz y habla de su rehabilitación y planes futuros: reestrenará <I>Sueño de una noche de verano </I>y dirigirá <I>jardín</I> en el Teatro UC, inspirada en la novela de Pablo Simonetti. </P>




BRIÓ los ojos y las copas de los árboles y hasta el mismo cielo giraban sobre su cabeza. Estaba tendido sobre un incómodo colchón de hojas secas y arenilla, boca arriba y sin poder mover un solo músculo. Junto a él, el caballo que hasta hace algunos segundos lo cargaba sendero abajo en el sector de Aguas Claras, en Cachagua, intentaba ponerse en pie. Recién ahí, con la escena más nítida ante sus ojos, Héctor Noguera sintió miedo.

Diez días antes había llegado a pasar sus vacaciones al mismo balneario donde suele hacerlo, junto a su mujer y algunos de sus hijos, entre ellos las actrices Amparo y Emilia. Los descuentos de 2015, además del inicio de 2016, fueron particularmente agitados para el actor y director de 78 años. A fines de agosto pasado, mientras iba y venía del extranjero por la promoción de Mr. Kaplan, la cinta del uruguayo Alvaro Brechner, y se convertía en Miguel Krassnoff para Cordillera, recibió el Premio Nacional Artes de la Representación. Dio entrevistas, posó para fotografías y llenó portadas. "Es una de esas grandes alegrías que al mismo tiempo te sobreexponen al acoso mediático", dice, aun cuando sus apariciones en televisión disminuyeron intermitentemente en estos últimos años, hasta esfumarse en silencio de pantalla.

Luego, en enero, para el festival Santiago a Mil, estrenó junto a Daniel Muñoz una inédita versión de Sueño de una noche de verano, la comedia de Shakespeare reescrita en verso popular por los payadores Luis Guillermo Villalobos y Manuel Sánchez. Además de dirigir el montaje, protagonizado por Ricardo Fernández y Catalina Stuardo, Noguera interpretó a Urbano, un rol "menor", reconoce, pero que al fin y al cabo sumaba trabajo. Tras el debut en el CA660, la puesta en escena recorrió más de 10 comunas entre Santiago y regiones. "Fue un proceso intenso. Divertido, como una fiesta, pero muy intenso y agotador", dice. El próximo 29 de abril, la obra llegará al Teatro UC.

Por si fuera poco, Noguera seguía -y sigue- a la cabeza del Decanato de la Facultad de Artes de la U. Mayor, lo que lo mantiene en reuniones periódicas con los jefes de carrera. Por eso, lo único que quería para inicios de febrero, cuando acabaron las funciones, era perderse en ese balneario cerca de Zapallar, hacer yoga, nadar y, por cierto, cabalgar.

El del 11 de febrero sería un paseo corto, una de esas cabalgatas como las que daba junto a sus primos en el fundo familiar en Villa Alegre. "Aprendí a montar cuando era muy chico", recuerda. Partieron al mediodía: iban el cuidador de los caballos; un viejo amigo; su yerno, el actor Marcelo Alonso, y Noguera, en ese orden. "Fuimos hacia Aguas Claras, un recorrido que ya habíamos hecho antes, también a caballo. Esta vez mi amigo consiguió que nos prestaran caballos de polo, más altos e inquietos", cuenta. A mitad de camino, y para ahorrarse parte de la ruta, se toparon con un desnivel de casi dos metros de largo. Los tres primeros pasaron raudos. Noguera creyó que sería fácil.

"Lo sostuve bien por las riendas pero el caballo tropezó, patinó y se fue con todo al piso", recuerda. Antes de caerse él también, de arrastrarse y golpearse la nariz y la frente, pidió auxilio al resto, quienes le llevaban algunos metros de ventaja. Cuando tocó suelo, Noguera dio una brusca vuelta de carnero y quedó tendido boca arriba, junto al caballo, sintiendo que su cuerpo lo había abandonado. "Volteé la cabeza y el caballo estaba junto a mí, frente a frente. Como me había quebrado la nariz había sangre en el piso, pero no me importó mucho. Sí me asusté cuando quiso levantarse. Me podía pasar a llevar, así que intenté correrme para esquivarlo, pero mi cuerpo no respondía del cuello para abajo".

Nunca perdió la conciencia. Incluso, las decenas de piedrecillas que se le incrustaron en la frente, como diamantes opacos, comenzaban a doler. Marcelo Alonso le prestó los primeros auxilios antes de ser trasladado a la posta de Zapallar: "Llegué con los signos vitales muy bajos porque me quebré dos vértebras, la primera y segunda, muy cerca de la cabeza. Por mi edad y un diagnóstico previo, corría peligro de sufrir daño neurológico o hasta una paraplejia. Dicen que me salvé por mi buen estado físico", cuenta.

La urgencia era tal, que los médicos sugirieron un traslado a Santiago. "Lo llevo en mi auto", dijo Claudia Berger, su esposa. "No, yo preferiría que tomara un helicóptero. Estamos contra el tiempo", refutó el doctor. En menos de media hora, un helicóptero de la Clínica Alemana se posó sobre el recinto en Zapallar, y en otros 25 aterrizó en Vitacura. Fue derivado a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permaneció por dos semanas, mientras recuperaba la movilidad de su cuerpo y la motricidad en sus extremidades.

En medio de todo, la misma tarde del accidente, la prensa se tomó el frontis de la clínica. "Como el diagnóstico preliminar no era muy alentador, decidimos bajarle el perfil", recuerda. Fue su hija Amparo quien asumió la vocería. "Está estabilizado, le realizaron un scanner con el fin de descartar cualquier complicación, pero está estable", dijo la actriz ese día. En realidad, fue más de un scanner. Varios. "Ni yo sé cuántos", dice Noguera. "La lesión cervical pudo ser fatal, y creo que hasta fue un milagro". Desde entonces, y durante los dos próximos meses, deberá usar un cuello ortopédico que a ratos le recuerda la caída, y en otros lo ha hecho sentir encerrado.

Al mes fue dado de alta. Salió de la clínica rumbo a su casa en La Reina, donde estuvo al cuidado de su mujer y sus hijos. "Habría sido muy difícil sin ellos. Claudia ha dormido poco y mal por mis desvelos, ha sido una excelente enfermera", cuenta. Hoy se rehabilita con kinesiólogos, y por las tardes ejercita piernas y brazos. "He aprovechado de estar en mi casa. No he leído cuanto he querido, pero he pensado en el futuro y los planes y compromisos que tenía".

El pasado 18 de marzo estrenaría Sobre el daño que hace el tabaco, el monólogo de Anton Chéjov que iba a ser protagonizado por él, dirigido por Alvaro Brechner. "El montaje y las ganas están, aunque aún sin fecha", dice. También debió bajarse de la nueva película de Marcela Said, donde compartiría pantalla con Blanca Lewin.

Son otros los proyectos que lo mantienen ocupado: una gira nacional con el unipersonal de La vida es sueño para fines de abril, además del reestreno de Sueño de una noche de verano en la UC, donde advierte que actuará con cuello ortopédico ("No seré el primero ni el último actor que lo haga").

Pero al que más se ha dedicado durante esta pausa, cuenta al interior del Teatro Camino, en Peñalolén, hasta donde retornó solo hace algunos días, es jardín, la adaptación que su hija Emilia hizo de la novela de Pablo Simonetti, y que en septiembre debutará en el Teatro UC. "Tenía una noción de la historia, pero no leí la novela hasta que acepté dirigir la obra", cuenta. A casi dos meses del accidente, Noguera ya leyó y releyó el libro unas tres o cuatro veces. "He pasado tardes enteras leyéndola en mi propio jardín. Esto sin duda me ha conectado con el texto de una forma más honesta y reflexiva".

En la historia, una mujer de 70 años (Blanca Mayol) debe dejar la casa donde ha echado raíces ante la oferta de compra de una inmobiliaria. Cristián Campos será su hijo mayor, y Francisca Imboden y Mario Horton los menores.

Mientras toma notas en un cuaderno, dando cortos paseos a pie y retomando de a poco su vida, el actor prosigue su rehabilitación: "He progresado mucho en poco tiempo. Uno de los primeros ejercicios era tocarme la punta de la nariz con mi mano, pero iba solo hasta mi ojo u oreja. Fue desesperante. Mi cuerpo nunca había sido tan torpe", dice. "Además surgieron toda clase de versiones: que me había muerto en un accidente, que había quedado postrado, que no volvería a actuar. No saben que durante mi silencio después del accidente (solo reapareció para el funeral de Ricardo Larraín, el miércoles pasado), no he dejado de trabajar en mis proyectos. Pronto se darán cuenta", afirma.

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