De zapatero remendón a innovador del calzado

<P><I>Un zapatero que lleva más de 20 años en el rubro. A pesar de las dificultades no se rindió, con perseverencia innovó y ahora las plantillas de cobre son su producto estrella. </I></P>




El cobre tiene propiedades bactericidas. Esa frase estuvo rondando en la cabeza de Luis Ramos, un zapatero de calle Victoria, durante bastante tiempo. El hombre, que ya lleva más de 20 años en el rubro, se arriesgó a innovar y llevó el cobre a la zapatería.

Luis tuvo su primer acercamiento al mundo de los zapatos en 1982. En aquella época quiso emprender y se animó a poner una reparadora de calzado en Providencia, pero el sueño no logró prosperar, debido a que no le otorgaron la patente para operar.

A pesar de aquella dificultad no se desanimó. A los pocos días, un conocido le propuso vender zapatos de niños y en ese nicho tuvo suerte. "Me fue bien. Ahí me picó el bichito de hacerlos yo", relata.

Al barrio Victoria llegó en 1996 como reparador. Ese fue el momento en que se dedicó a conocer a fondo el mundo de la confección de calzado. Aprendió solo, mirando y haciendo.

Su llegada a ese sector de la comuna de Santiago es una fecha que nunca olvidará, porque fue justo en pleno boom del zapato chino. "La competencia más dura que han debido enfrentar los zapateros", asegura.

Aunque tenía a la competencia de frente, Luis no se quedó de brazos cruzados. Junto a Andrés Sandoval, Juan Hernández y René Vega, consolidaron y afianzaron la calle Victoria como el barrio de los zapatos, lugar que hoy reúne a alrededor de 40 locales.

En 2002, logró instalarse con su propia zapatería. Arrendó un local y comenzó a fabricar. Con esa lógica estuvo funcionando hasta 2010. En su mente estaba la idea de aplicar cobre en sus productos, pues había visto en documentales sus reconocidos beneficios. La gran duda era cómo hacerlo, ya que todo emprendedor enfrenta "el temor a invertir en algo nuevo. Eso cuesta harto y da susto", acota.

Fue en ese momento cuando llegó a Sercotec. "Un amigo me dijo que había una postulación a unos fondos no retornables y lo encontré súper interesante", recuerda Luis.

Presentó como proyecto la idea que llevaba años en su cabeza: las plantillas de cobre. "Yo sabía que el cobre tenía algo de medicinal y bactericida, era algo muy bueno que había que utilizar", señala.

Logró coronarse como uno de los ganadores y obtuvo su primer capital semilla, correspondiente a $ 6 millones. Así, comenzó un emprendimiento que poco a poco ha logrado atraer seguidores.

"Mis plantillas son recomendables especialmente para las personas que tienen diabetes, porque ellos siempre tienen sus pies húmedos. El cobre, al hacer contacto con el pie, lo calienta y de paso mata las bacterias que se generan por la humedad y que producen mal olor. No es nada del otro mundo", acota Luis.

A pesar de ser el precursor de este uso del cobre, no logró patentar su idea. "Llegaron unas alemanas antes de que yo comenzara a consolidar este proyecto", se lamenta.

Si bien las dificultades siempre han acompañado a Luis, asegura que es un hombre que no se deja ganar. "Tener un emprendimiento es algo de constancia, perseverancia y responsabilidad", enfatiza.

Actualmente, da empleo a ocho personas en sus dos locales -"Deditos" y "CU Calzados"- y en el taller donde fabrican las plantillas. "Este país lo que necesita son emprendedores para poder levantarlo. La pymes por pequeñas que seamos, son las que damos la mayor cantidad de puestos laborales", subraya Luis.

Cómo se comporte el mercado es clave para determinar el volumen de pares que fabrica, aunque generalmente son 40 semanales, cuenta Luis. "Hace poco fabricamos mil en una semana", dice, y añade. "Estamos en conversaciones con un chileno residente en Miami que está interesado en comercializar nuestro producto. Ya estamos enviando las muestras", indica.

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