Definiciones políticas al interior de la oposición

<P>Por primera vez desde el retorno a la democracia se revisará en lo sustancial el consenso político, social y económico que ha caracterizado a la Concertación.</P>




EL DEBATE entre aquellos que aspiran a un futuro gobierno que proyecte en lo sustancial el proyecto político de la Concertación versus los que buscan un cambio profundo del sistema político y económico vigente estará en el trasfondo de la competencia al interior de la oposición en las próximas elecciones municipales y marcará probablemente, de manera definitiva, quién asumirá la conducción de la candidatura presidencial que la represente en las elecciones del próximo año.

Desde la plataforma construida en torno a la opción No en el plebiscito de 1988, la Concertación asumió un proyecto político donde buscaba introducir cambios sustanciales -aunque no radicales o rupturistas- respecto de las políticas seguidas por el régimen militar en diversos ámbitos, además de reformas políticas para acercar la institucionalidad a lo que consideraba estándares básicos de una democracia, y la búsqueda de sanción a las violaciones a los derechos humanos cometidas durante ese régimen. Esta plataforma contó con el apoyo de los principales partidos del bloque opositor, como la DC, el PPD, el PRSD y el PS, pero fue resistida desde un principio, por insuficiente, por el PC.

Sin embargo, con el tiempo surgieron en algunos partidos voces disconformes con la gestión concertacionista -los denominados "autoflagelantes"-, que la han cuestionado con mayor dureza luego de la derrota en la última elección presidencial y que recientemente han asumido protagonismo en la dirección del PPD. A partir de la incorporación del PC en un pacto común de la oposición para la próxima elección de alcaldes -cuya presencia siempre había sido resistida por la DC-, se generó un escenario inédito y que pone a prueba la correlación de fuerzas que había existido hasta ahora. Más aún desde que el PC constituyó, a su vez, un pacto con el PPD y el PRSD para la elección de concejales, que tiene como bandera la búsqueda de cambios más radicales en la institucionalidad política y económica del país, planteando algunos sectores, incluso, la necesidad de una asamblea constituyente. A su vez, la DC y el PS competirán en otro pacto de concejales, recogiendo la herencia de la Concertación y planteando una plataforma reformista, aunque no radical, en los términos señalados.

Queda así planteada la elección de concejales como la medición de fuerzas entre ambos sectores. El que prevalezca en los votos reclamará el derecho de conducir el bloque de cara a las próximas elecciones presidenciales, incluyendo la definición de su proyecto político para un próximo gobierno. Si el que triunfa es el sector agrupado hoy en torno al PPD y al PC, ciertamente llevará la opción presidencial opositora a posiciones más cercanas a ese cuestionamiento del modelo político y económico actual, lo que puede asegurar el respaldo de todo lo que hasta hace poco era la izquierda extraconcertacionista, pero puede ahuyentar a sectores más moderados e incómodos con esos planteamientos más radicales.

De esta manera, por primera vez desde el retorno a la democracia se revisará en lo sustancial el consenso político, social y económico que ha caracterizado a la Concertación, que explicó en buena medida su éxito en sucesivas elecciones, y que ahora es cuestionado sustancialmente al interior de ese bloque.

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