Deje a sus hijos tranquilos, es mejor

<P>Y para usted, también. Es lo que propone un creciente movimiento en Estados Unidos, que defiende la "crianza desapegada". Cuidarlos, sí, dicen. Sobreprotegerlos, no. Niños más autónomos y padres menos histéricos </P> <P>es la promesa. </P>




En mayo del año pasado, la revista Time publicó un especial que discutía los pros y contras de la filosofía del doctor William Sears, quien hace 20 años publicó El libro del bebé, una suerte de biblia que promulgaba una idea simple y clara: lo mejor para el desarrollo de un niño era la dedicación, a veces extrema, de parte de sus padres. Pocos comentaron el contenido del especial; la mayoría se quedó en la polémica generada por la portada de la revista, la provocativa imagen de una mujer dando pecho a un niño de tres años parado sobre una silla.

Sin embargo, el artículo no pasó desapercibido para un creciente grupo. Se trataba de padres agotados de ocupar absolutamente todo el fin de semana en las actividades de sus hijos, cansados de sentirse culpables por cada salida solos y exhaustos de nunca poder dormir una noche entera por el terror al daño cerebral que podría producir en sus hijos una noche de llanto, como promulgaba Sears. Fueron ellos los que aprovecharon la grieta que abrió esta portada para decir, de una vez y definitivamente: "No más".

Rápidamente, comenzó a ganar popularidad el término "paternidad desapegada", del que había hablado el profesor de la U. Estatal de Utah, David Lancy, en febrero de 2012 y que la autora Heidi Smith Luedtke recuperaría a finales del año pasado, con la publicación del libro Crianza Desapegada. Diarios europeos y estadounidenses comenzaron a hacer eco del fenómeno y de la batalla de los padres "desapegados". Lo que proponían era sencillo: no querían seguir siendo esclavos de cada capricho de sus hijos. Sí al cuidado, no a la sobreprotección que se había popularizado hasta convertirse en la única forma políticamente correcta de educarlos.

Sin embargo, a pesar de la inusitada fuerza que está tomando este movimiento, no se trata, en ningún caso, de la novedad del mes, sino de la más reciente manifestación de resistencia a una forma de crianza que ya parecía destinada a desaparecer.

Así lo afirma Lancy, quien además es experto en antropología de la infancia. El especialista señala a Tendencias que la inclinación a no estar todo el tiempo sobre los niños "no es nueva, es muy antigua. Lo 'nuevo' es la crianza con apego extremo". Según Lancy, esta última "lleva a la paternidad intensiva a límites ridículos. Las madres se agotan innecesariamente y establecen una relación de dependencia con el niño, en vez de trabajar para ayudar a que se vuelva independiente y autosuficiente".

Esto último es precisamente lo que busca Lenore Skenazy, la autora del libro Niños sin enjaular y que fue considerada la "peor madre de Estados Unidos" cuando reveló al mundo que permitía que su hijo de nueve años tomara el metro solo. Skenazy explica a Tendencias que ella eligió criar a sus hijos de esa forma "porque quiero que sepan, primero y por sobre todas las cosas, que creo en ellos. Creo que pueden hacer todo tipo de cosas de manera segura y exitosa sin mí". Obvio, dice, los padres deben estar siempre atentos, pero también deben aprender a retroceder cuando es necesario, "como lo han hecho todos los padres de la historia, hasta ahora".

"¿Qué le pasó a mi generación?"

Un primer atisbo del agotamiento de los padres 24/7 lo dio una muy comentada columna de la escritora estadounidense Nicole Kraus, publicada el año pasado por The Huffington Post. En ella, Kraus se preguntaba: "¿Qué le pasó a mi generación? No vi venir este nivel de masoquismo. Comprendo perfectamente bien que todos tuvimos padres narcisistas (...), que se divorciaron en masa, que eran metidos en el clóset si eran gays, que nos dejaron ser 'nosotros mismos' y fumaron y bebieron no sólo durante nuestra gestación, sino durante toda nuestra niñez. (...) Lo entiendo. Pero tratar de mantener a tu hijo en el pecho no es la respuesta".

A juicio de Heidi Smith Luedtke, es precisamente la acumulación de testimonios como el de Kraus y de otros miles de padres que cada día se enteran de nuevas formas de ser "mejores", lo que ha dado pie al nuevo movimiento.

La doctora en Sicología explica a Tendencias que "la reacción en contra de la paternidad extremadamente apegada puede estar en aumento debido a que algunos padres sienten una tremenda presión por tener que adoptar estrategias de crianza que no calzan con sus familias. No puedo hablar por todos los padres", dice Smith, "pero creo que algunos encuentran que la demanda constante de técnicas asociadas con la crianza extremadamente apegada es abrumadora".

No sólo eso. También son inútiles si lo que se quiere es criar a niños que sepan valerse solos en el mundo. Ya lo había dicho el científico estadounidense, especialista en comportamiento social y académico de la Ucla, Jared Diamond, en un artículo publicado el año pasado en Newsweek, cuando se refería a la razón de comportamiento inusualmente autónomo de los niños criados en tribus tradicionales. "Los niños pigmeos Aka tienen acceso a los mismos recursos que los adultos" y deben cumplir con responsabilidades similares. ¿El resultado? "Adultos muy fuertes y resistentes, que no creen que nadie les debe nada".

Es precisamente ese valor el que recupera Nicole Kraus en un reciente artículo del periódico británico The Times, donde hace referencia al libro Doce horas de sueño a las doce semanas de vida. El libro, dice, postula que "la primera cosa que tenemos que enseñarles a los niños, apenas nacen, es a autocalmarse. Esa independencia y confianza en sí mismos tiene que tener sus raíces en la esencia de su ser. Eso me estremeció. Quiero una hija que crea que tiene dentro de ella todo lo que necesita para enfrentar los desafíos de la vida y que no esté esperando que una mano invisible la ayude a hacer algo tan simple como quedarse dormida".

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