Democracia herida
Señor director:
En 2001, cuando recibió el premio Nobel de la Paz en Oslo, el entonces secretario general de la ONU señaló en tono sombrío que habíamos entrado al nuevo milenio a través de un pórtico de fuego. Se refería a los atentados de septiembre de ese año contra las Torres Gemelas en Nueva York.
Desgraciadamente, la expresión de Koffi Anan dejó de ser una dura metáfora. En los últimos tiempos se convirtió en una aterradora realidad: en todo el mundo se han multiplicado los ataques terroristas de los fundamentalistas de todo tipo. Los periodistas han sido los más afectados. Ya ocurrió con los reporteros degollados por los talibanes. Ahora, es el brutal ataque contra un semanario humorístico en París, el tradicional centro del racionalismo.
La muerte de 12 personas, incluyendo el editor de Charlie Hebdo, es una dolorosa demostración de que el periodismo sigue siendo el blanco preferido de todos los enemigos de la libertad.
“Sin periodismo no hay democracia” plantean ahora los manifestantes en París. Es, sin duda, la comprobación más impactante de este episodio.
Abraham Santibáñez
Ex presidente del Colegio de Periodistas de Chile
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