Derrame de petróleo en Golfo de México complica a Obama

<P>La tardía respuesta del gobierno estadounidense frente al desastre ecológico ocurrido el pasado 20 de abril generó una ola de críticas contra el mandatario norteamericano y recordó el efecto que tuvo el huracán Katrina sobre el ex presidente George W. Bush. Obama recién hoy visitará las costas afectadas por el accidente.</P>




En su propio "Huracán Katrina" podría convertirse para el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la explosión y posterior hundimiento de la plataforma de petróleo Deepwater Horizon, ocurrida el 20 de abril en el Golfo de México.

El mandatario ha recibido duras críticas por la lenta respuesta de su administración ante el derrame que rápidamente amenaza transformarse en uno de los peores desastres ecológicos en la historia norteamericana.

Pese a que han pasado casi cinco años desde "Katrina", los estadounidenses aún tienen presente la tardía y caótica ayuda entregada por el gobierno del entonces presidente George W. Bush, para quien la debacle ambiental significó un punto de inflexión en su carrera política.

La falta de una postura dura y firme contra la empresa British Petroleum (BP), responsable de la plataforma siniestrada, ha sido uno de los ejes de las críticas contra el mandatario estadounidense. "Públicamente, Obama no ha tenido una retórica dura contra BP, tampoco ha alcanzado un tono de indignación en nombre de los residentes y negocios afectados por el derrame", señaló The New York Times en una de sus notas ayer, mientras grupos ecologistas lo acusan de actuar como si fuera jefe de "relaciones públicas" de BP.

Repercusiones políticas

En lo que podría ser considerado como un plan de contingencia ante los ataques, la Casa Blanca anunció que el Presidente visitará hoy las costas de la zona afectada.

Desde el viernes, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y el secretario de Interior, Ken Salazar, están revisando los alcances del desastre natural que mantiene en estado de emergencia a los estados de Lousiana, Florida y Alabama.

Se prevé que el derrame también podría afectar los proyectos energéticos del Presidente, quien hace sólo un mes informó sobre la autorización para ampliar la búsqueda de petróleo frente a las costas. Ayer se anunció que mientras no se aclare el origen del accidente en el Golfo de México no se autorizará ninguna prospección de petróleo submarina.

Además, el derrame endurecerá la pugna que debe librar el Presidente estadounidense en el Congreso por la legislación sobre el clima. Si bien hace un año su versión fue aprobada por la Cámara Alta, aún está en la retina de un grupo de senadores republicanos que pretenden volver a debatirla.

Como medida de protección ante el avance de la mancha de petróleo, las autoridades ordenaron cerrar dos plataformas y evacuar una tercera. Ello, mientras se intenta infructuosamente frenar el vertido de fuel en el océano. Además de las complicaciones para detener la fuga que diariamente arroja más de cinco mil barriles, las condiciones meteorológicas han complicado los servicios de limpieza y acelerado el avance del crudo hacia la costa de Lousiana.

La magnitud del derrame mantiene en una delicada situación el ecosistema de las costas del Golfo de México, afectando la fauna salvaje, las aves y los recursos biológicos que forman parte de la economía de los habitantes de Lousiana.

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