Descubren que los bebés pueden distinguir entre el bien y el mal
<P>Científicos de la Universidad de Yale han demostrado que los humanos no llegamos al mundo como animales amorales, como pensaron desde Rousseau hasta Freud. Los niños de apenas un año tienen moral y hasta hacen justicia: uno de los mayores descubrimientos de la sicología moderna.</P>
A nadie se le ocurriría pedirle a un bebé que juzgue la conducta de otro, pues se cree imposible que puedan diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. Pero ¿cuál es la edad en la que surgen los primeros atisbos de una capacidad de juicio moral en los menores? Investigadores de diversos centros de estudio en el mundo han intentado definir el inicio de la que llaman vida moral de las guaguas. Pero fue el reconocido sicólogo del Centro de Cognición Infantil de la Universidad de Yale, Estados Unidos, Paul Bloom, quien relató al New York Times lo que vio en uno de sus experimentos y que él califica como uno de los grandes descubrimientos de la sicología moderna: un niño de un año de edad "tomó la justicia en sus manos" tras lograr definir lo bueno de lo malo.
Castigo al "malo"
El menor recién había visto un espectáculo de títeres, donde una marioneta jugaba con una pelota con otros dos títeres. Cuando le tiró la pelota a la marioneta del lado derecho, ésta se la devolvió. Cuando se la pasó al títere de la izquierda, éste huyó con la pelota.
Luego, las dos marionetas acompañantes fueron bajadas del escenario y puestas delante del menor, junto a un montoncito de golosinas cada una. En ese momento se le pidió quitarle un dulce a una de ellas. Como la mayoría de los niños en esta situación, éste tomó uno del montón de la marioneta que le había quitado la pelota. No contento con ello, el pequeño se agachó y le dio una palmada en la cabeza.
Cambio de perspectiva
El gesto echó por el suelo lo que eminencias de la sicología y siquiatría como Sigmund Freud, Jean Piaget y Lawrence Kohlberg afirmaron y que sustenta toda una corriente en esta disciplina: que los humanos iniciamos nuestras vidas como animales amorales, sin ninguna noción de lo bueno y lo malo y que es labor de los padres y de la sociedad transformar a los niños en seres civilizados que puedan experimentar empatía, culpa y vergüenza.
Karen Winn, quien dirige el Centro Cognitivo Infantil de Yale y parte del estudio, explicó a La Tercera que esta investigación ha demostrado que "la moral y la conciencia de las acciones positivas y negativas están naturalmente en las guaguas cumpliendo un rol evolutivo que les permite vivir en sociedad". Esto no libera, sin embargo, a los padres y su entono de tener que socializar a los niños, ya que la moral de una guagua y la de los adultos son distintas: "La de los adultos o la que les enseñamos a los niños, muchas veces tiene que ver con modales de buena educación y conductas sociales que ellos no reconocen ni entienden hasta que se les enseña, como apuntar a alguien en público o prestar atención siempre cuando nos hablan", dice Winn.
Solidarios
La experta agrega que aunque los bebés suelen anteponer sus necesidades, estudios realizados en Harvard han demostrado que niños desde los 13 meses deciden posponer sus deseos por otro cuando sienten que ese otro necesita o quiere algo".
Según Bloom, se pueden ver indicios de pensamiento, juicio y sentimiento moral, incluso desde los seis meses de vida y que ese hallazgo cambia un paradigma. Algo con lo que coincide la sicóloga de la Universidad Católica, Marcela Peña, quien reconoce el trabajo de Bloom y agrega que, además de descartar muchas teorías hasta ahora vigentes, el "explicar qué influye y provoca el comportamiento social es hoy más importante que nunca, por la relevancia que han adquirido estas habilidades en la actualidad".
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