Desinformación sobre el sistema previsional

Los resultados de la encuesta no sorprenden ni contribuyen a un mejor diagnóstico de los desafíos que enfrenta el sistema de capitalización individual.




LA COMISION Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones sorprendió esta semana con una encuesta que, a juicio del subsecretario de Previsión Social, “posibilita un nivel de análisis mucho más detallado” sobre lo que denomina como “el problema de las pensiones”. Considerando que “el cuestionario fue elaborado” por la propia comisión, como se informó en un comunicado de prensa, y que el proceso de revisión estuvo a cargo de la Subsecretaría, los resultados no sorprenden ni contribuyen a un mejor diagnóstico de los desafíos que enfrenta el sistema de capitalización individual.

Porque no se requiere una encuesta para conocer el número de traspasos de AFP o de multifondo ni tampoco para determinar cuántas personas cotizan regularmente o no. Toda esa información está disponible en el sistema y deja en evidencia que los casos de baja estimación de pensión tienen su origen, básicamente, en lagunas previsionales y mayor expectativa de vida.

La propia Superintendencia de Pensiones puso en consulta la semana pasada las nuevas tablas de mortalidad para el cálculo de pensiones. Según dicho registro, “las mujeres afiliadas al sistema de pensiones que en 2016 tengan 60 años vivirán en promedio hasta los 91,09 años”, lo que significa que tendrían que solventar, una vez jubiladas, prácticamente el equivalente a toda su etapa laboral activa. Con una esperanza de vida superior a los 85 años de acuerdo a estas nuevas tablas, el desafío para los hombres no es muy distinto.

Aunque conocedores de esta situación, en el pasado las autoridades han preferido evitar el costo político de revisar la edad mínima de jubilación. Más cómodo resulta anunciar una AFP estatal, aunque en nada contribuya a mejorar las pensiones, o concluir a partir de esta encuesta que los problemas radican en “baja compensación económica, modelo de planificación e inversión deficiente o mal distribuido y desinformación de los cotizantes”.

Probablemente, esta última conclusión sea el principal aporte del estudio. Porque, efectivamente, la población maneja muy poca información sobre el sistema, al punto que el 33% de los afiliados al sistema con niveles de ingresos más bajos no saben que los fondos que se acumulan en su cuenta les pertenecen. Quizás eso explique el 29% de respaldo que genera la idea de financiar las pensiones sólo con “esfuerzo social a través de impuestos”, aunque la encuesta no hace el ejercicio de consultar a las personas si estarían dispuestas a pagar ese tributo.

Llama la atención, asimismo, que un 66% de los encuestados considere que “solo un cambio total al sistema de AFP ayudaría a mejorar las pensiones”, aunque dicha reforma quede en manos del Congreso y los partidos políticos, sobre los cuales el 47% y 63% de los consultados, respectivamente, dice tener “nada de confianza”. A pesar de la seguridad que representa y las oportunidades que ha generado, tampoco el sistema de pensiones goza de ese respaldo ciudadano, por lo que tanto las autoridades como los organismos asesores deben ser especialmente cuidadosos con las expectativas y reformas que se proponen.

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