Destituido líder chino recibiría trato más benévolo tras condena a su esposa

<P>Gu Kailai fue sentenciada a pena de muerte suspendida por el asesinato de un británico.</P>




Poniendo fin a un capítulo del escándalo que ha sacudido al Partido Comunista de China (PCCH) antes de la transición de liderazgo prevista para octubre próximo, un tribunal de ese país declaró ayer culpable de asesinato premeditado a la esposa del ex alto dirigente Bo Xilai, Gu Kailai, a la que impuso una pena de muerte suspendida, una condena que en la práctica evita la ejecución. A juicio de los expertos, esta sentencia supone que Bo -secretario general del PCCH en Chongqing hasta marzo pasado- será tratado con benevolencia por el régimen chino, con una doble intención: mostrar unión política interna y suavizar la imagen del país en el exterior. Ello, porque en el trasfondo del proceso criminal contra Gu está la causa política contra Bo Xilai, cuya línea izquierdista estaba enfrentada a la de los máximos dirigentes del país.

Gu fue acusada de envenenar con cianuro al hombre de negocios británico Neil Heywood, en noviembre pasado. La pena de muerte suspendida que se le impuso prevé que la ejecución sea aplazada por dos años, durante los cuales deberá mostrar un buen comportamiento, y luego la condena sea sustituida a cárcel de por vida. Según un portavoz del tribunal de Hefei, entre las circunstancias atenuantes se consideraron problemas de salud mental de la esposa de Bo y el hecho de que Heywood, un amigo de la familia que había mantenido disputas económicas con Gu, hubiera amenazado de palabra al hijo de ésta, Bo Guagua. "El juicio es justo. Muestra un respeto especial a la ley, a la realidad y a la vida", habría declarado Gu según el tribunal.

Los jueces condenaron también a nueve años de prisión al asistente de Gu, Zhang Xiaojun, como cómplice por la muerte de Heywood. Al igual que la esposa de Bo, tampoco apeló a la sentencia. Otros cuatro policías fueron hallados culpables por haber intentado proteger a Gu, siendo condenados a penas de entre cinco y 11 años de cárcel.

La sentencia de Gu podría ser un preludio de las acciones formales contra Bo, otrora uno de los políticos emergentes del país, pero del que se desconoce su paradero desde que fuera depuesto. Joseph Fewsmith, experto en política china en la Universidad de Boston, dijo a NBC que el PCCH intentó representar el caso en términos del más atroz de los crímenes (asesinato) para contrarrestar la "popularidad" de Bo entre algunos segmentos de la población. Willem van Kemenade, consultor holandés de política china, explicó a EFE que Bo "aún cuenta con apoyo considerable de la izquierda más conservadora".

Hasta ahora, a Bo sólo se le investiga por "irregularidades" dentro del PCCH. A juicio del experto en política china Willy Lam, el ex dirigente recibirá "un castigo ligero, probablemente la expulsión del partido". "Aunque fuera a juicio, sería juzgado por ofensas menores", aseguró. Lam apuntó que Beijing ha optado por no tomar medidas extremas en el escándalo antes del relevo en el poder que tendrá lugar durante el XVIII Congreso del PCCH, "en aras de la máxima de unidad y armonía política que quiere transmitir tanto dentro como fuera del país".

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