Detienen por segunda vez a técnico de laboratorio de Yale y lo acusan por crimen de estudiante
La policía de New Haven, Connecticut, acusó al técnico del laboratorio de animales de la Universidad de Yale, Raymond Clark III, por el crimen de Annie Le, la joven estudiante de farmacología de ese establecimiento cuyo cuerpo fue hallado el domingo, dentro de la pared de uno de los sótanos de un laboratorio del lugar. Clark, de 24 años, había sido detenido el martes luego de que la policía detectara rasguños en su cara y su espalda, pero luego de tomarle muestras para efectuarle exámenes de ADN, fue puesto en libertad, aunque la policía lo calificó como "persona de interés". Sin embargo, en las últimas horas del miércoles, la policía confirmó que los rastros descubiertos en el cuerpo de la víctima correspondían con las muestras tomadas a Clark y lo arrestó nuevamente durante la madrugada de ayer, mientras se alojaba en un motel de Cromwell, 40 kilómetros al norte de la universidad. Clark es ahora el único acusado por el asesinato de la joven estudiante, que apareció muerta el mismo día en que tenía planeado casarse, tras cinco días desaparecida. El juez de la causa, Jon C. Blue, cifró en US$ 3 millones la fianza de Clark, por considerar el hecho "muy grave". Las autoridades dijeron que el inculpado no opuso resistencia al momento de ser aprehendido y que, a pesar de ser dejado en libertad, estuvo vigilado todo el tiempo. Además, el jefe de la policía de New Haven, James Lewis, confirmó que no existía un vínculo sentimental entre Clark y la víctima.
Tras el arresto, las autoridades han querido calmar a los estudiantes de la universidad, señalando que el crimen es un hecho de violencia puntual. Por lo mismo, llamaron a los universitarios a que confíen nuevamente en sus compañeros. "Es importante decir que no se trata de un crimen urbano o un crimen universitario o un crimen doméstico, sino de un asunto de violencia en el trabajo, algo que se está volviendo habitual en el país", explicó Lewis. Richard C. Levin, el rector de la Universidad de Yale, publicó una declaración en la misma línea que Lewis. "Este incidente podría haber ocurrido en cualquier ciudad, en cualquier universidad, o en cualquier lugar de trabajo", dijo. "No debemos permitir que este incidente destruya nuestra confianza en el otro. El trabajo de la universidad nos obliga a interactuar con compañeros en una sala", sentenció.
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