Diferencias en la eurozona abren contradicciones
<P>Es improbable que la Europa poscrisis recupere la uniformidad precrisis entre los países.</P>
Mientras una aguda y extendida agitación financiera da paso a una dolencia económica crónica y localizada a lo largo de la eurozona, los políticos han percibido el comienzo del fin de la crisis.
La semana pasada un inesperado salto positivo en la principal encuesta empresarial, el índice Markit de gerentes de compra (PMI por sus siglas en inglés), inspiró una sensación de optimismo. Con el PMI de vuelta en el territorio del crecimiento, por primera vez desde enero de 2012, hay nuevas esperanzas de que en el tercer trimestre el bloque pueda salir de su más larga recesión registrada.
Signos ligeramente positivos abundan. La cifra de desempleo en España está cayendo, aunque esto es habitual en la temporada turística. La vivienda en Irlanda ha alcanzado precios más altos por primera vez desde la espectacular caída del 2008. La confianza del consumidor está mejorando en varios países. El temor de una ruptura de la eurozona, que proliferó hace un año, se ha desvanecido. Pero incluso si la reactivación estuviera a la vuelta de la esquina la pregunta es: ¿Será la eurozona alguna vez la misma? "Nunca será perfecta", dice Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank. "EEUU tiene (la quiebra de) Detroit. La eurozona seguirá teniendo algunos Detroits".
Una de las cosas más notables sobre la década desde la creación del euro al estallido de la crisis de deuda de 2009 fue la convergencia de los costos de endeudamiento a lo largo del bloque, porque todos los países del área recibían el mismo trato. Eso se evaporó durante la crisis, cuando los costos de financiamiento de los países, que se creía podían estar en riesgo de dejar la eurozona, aumentaron, mientras que los de Alemania bajaban. Pero no se trata sólo de divergencias en cuanto a costos de endeudamiento.
Los rangos de los indicadores económicos para los países de la eurozona se han alejado tanto que ver las cifras globales para cada uno es cada vez menos significativo.
"Por un tiempo, al menos, las economías de la eurozona se estaban comportando de manera relativamente uniforme, lo que siempre fue la gran esperanza de la unión monetaria", señala Jonathan Loynes, economista jefe para Europa en Capital Economics. "Eso ha sido destruido por la recesión".
Es improbable que una eurozona poscrisis recupere la uniformidad precrisis, especialmente en las tasas de endeudamiento, que posiblemente se mantengan por los suelos en Alemania y más altos en todos los demás sitios. "Alemania tendrá una ventaja estructural por mucho tiempo", señala Schmieding.
Si la reactivación toma fuerza, el empleo eventualmente mejorará también, pero las compañías de aquellos países que más necesitan préstamos para financiarse seguirán pagando más.
Mientras tanto en Alemania, las reservas de efectivo y las bajas tasas de interés seguirán alimentando los temores respecto del riesgo de una burbuja inmobiliaria.
Y la postura del Banco Central Europeo (BCE) respecto de las tasas de interés tendrá que considerar tales contradicciones.
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