Dilma y Lula definen estrategia ante crisis política
<P>Entre las medidas está una serie de viajes por el noreste del país. Para hoy se convocaron protestas en contra del gobierno.</P>
La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff se reunió ayer con el ex mandatario y mentor político, Luis Inácio Lula da Silva para definir una estrategia respecto de la crisis política y económica que afecta al país. El encuentro se realizó en víspera de una manifestación en contra del gobierno.
En los siete meses y medio de su nueva gestión, el apoyo a Rousseff ha caído drásticamente y sólo tiene 8% de respaldo, producto de un gran escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, una fragmentación de su base parlamentaria y la economía al borde de una recesión.
Según la prensa brasileña, los dos tomaron café en el Palacio da Alvorada en la mañana de ayer y definieron las iniciativas que llevará a cabo el Partido de los Trabajadores (PT) y el gobierno para superar la crisis. El diario Folha de Sao Paulo señaló que Lula pidió a Dilma que mantenga una agenda de viajes por el país, principalmente que visite las regiones del noreste, por ser un bastión histórico del PT y donde la mandataria ha perdido apoyo. De hecho, en los últimos días Rousseff ha realizado una serie de inauguraciones y eventos con movimientos sociales en Roraima, Maranhao y Bahia, algo no muy común en su agenda oficial.
De acuerdo al diario Estadao de Sao Paulo, el ex presidente hizo una evaluación positiva del encuentro y si bien reconoce que la crisis no se ha superado, hizo un análisis más optimista de los escenarios posibles.
Por otro lado, la oposición brasileña pretende llevar mañana a las calles del país a millones de personas para protestar contra la Presidenta. Las manifestaciones convocadas para hoy serán las terceras desde que Rousseff asumió el segundo mandato para el que fue reelegida en octubre de 2014 y que inició el 1 de enero pasado.
Las protestas pretenden repetir lo ocurrido en marzo y abril pasados, cuando la crisis política y económica todavía no era tan evidente, pero aún así cerca de dos millones de personas manifestaron en las calles su descontento con la presidenta.
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