Disputa con China por soja amenaza economía argentina y complica a los Kirchner
<P>La suspensión ordenada por Beijing al ingreso del producto sería una represalia por el freno que impuso Buenos Aires a los calzados y textiles chinos. A eso se suma la cancelación de la visita de Cristina K al gigante asiático en enero pasado.</P>
Quizás nunca antes los Kirchner se habían involucrado en una disputa con un rival tan grande como éste. Desde hace algunos días el gobierno argentino que encabeza Cristina Fernández de Kirchner mantiene un cruce nada más ni nada menos que con China, país que desde la semana pasada frenó el ingreso de aceite de soya procedente del país sudamericano. Un mercado nada despreciable para la nación transandina, ya que en 2009 Argentina vendió al gigante asiático el 45% de su producción.
La medida de Beijing sería una represalia por el freno que impuso Buenos Aires a los productos provenientes de China, en especial calzado y textiles. El gobierno de Cristina Fernández argumenta que esas medidas se tomaron para proteger la industria y el empleo local. Pero las autoridades chinas aseguraron que la medida contra el aceite argentino -los supuestos nuevos estándares de seguridad sobre el producto- sólo tenían que ver con temas de protección y no para reducir las importaciones.
Como sea, es un hecho de que la relación bilateral entre Argentina y China no pasa por su mejor momento. Cristina K suspendió su visita al país asiático en enero pasado, con la excusa de que no quería dejar el gobierno en manos del vicepresidente Julio Cobos, con el que está enemistado. Aunque Beijing no expresó su malestar públicamente ni mandó una queja formal por la decisión, el Presidente chino, Hu Jintao, realizará este mes una gira por Sudamérica en la que no incluyó Buenos Aires (si pasará por Brasil, Venezuela y Chile).
En la última década la soya se ha convertido en el verdadero "oro verde" de Argentina. Ese cultivo impulsó el crecimiento de la economía y levantó al país tras la crisis de 2001, modificando la vida y el trabajo de miles de productores agrícolas. Si en 2003 había siete millones de hectáreas produciendo soya, en 2009 llegaron a 17,5 millones de hectáreas y hoy ya hay 20 millones de hectáreas. Se calcula que en toda Argentina hay aproximadamente 31 millones de hectáreas de uso agrícola, lo que quiere decir que la soya ocupa alrededor del 64% de la superficie cultivable total del país.
Pero así como ha ido creciendo el cultivo de soya en Argentina, ha ido aumentando la venta de los productos de ese vegetal (granos y aceite) a China, al punto de generar una peligrosa dependencia del gigante asiático. La paralización del ingreso del aceite de soya a la tercera economía del mundo pone en peligro un negocio cercano a los US$ 2.000 millones. Incluso, operadores sostienen que la medida podría amenazar unas 600.000 toneladas de aceite de soya reservado desde el país sudamericano para ser enviadas entre mayo y julio, aparte de los cargamentos que iban a ser entregados este mes.
Según datos de la aduana china, en los primeros meses de 2010, casi el 90% de las importaciones de aceite de soya que llegaron al gigante asiático provenían de Argentina. Así, el diario Clarín sostenía que "al tener tal poder de compra, China se puede dar el lujo de imponer condiciones que terminen haciendo bajar el precio del producto". Sin embargo, el caso se da también en momentos en que China busca potenciar su producción interna de aceite de soya, para no seguir dependiendo del extranjero. En todo caso, no es probable que la represalia china se traslade contra el grano de soya argentino, de los que el país asiático ha comprado una dos millones de toneladas para entrega en abril-mayo, ya que unas suspensión de ese producto castigaría a los propios procesadores chinos. "Ellos no pueden tocar los granos de soya porque China se tornó demasiado dependiente de la soya", dijo un operador con sede en Singapur, citado por la agencia Reuters.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.