Dos chilenos compraron y 20 tienen reserva para viajar al espacio en 2012

<p>El viaje, ofrecido por la empresa Virgin Galactic, cuesta $ 100 millones, ya tiene 430 tickets vendidos en el mundo y cientos de reservas. </p>




Viven en Santiago, Concepción, Viña del Mar y Antofagasta. Son hombres con más de 50 años, que hace 42 años quedaron en "shock" cuando vieron por la TV al hombre llegar a la Luna. Eso marcó su infancia y ahora que la tecnología lo permite, no lo pensaron dos veces para comprar o reservar un ticket de 100 millones de pesos para ser parte de los primeros turistas en el mundo que experimentarán la emoción de tomar un avión espacial que los llevará a 110 km de altura: justo donde se ve el espacio profundo, la curvatura de la Tierra y se alcanza gravedad cero. Un lugar reservado hasta ahora sólo para los astronautas.

La oportunidad la entrega Virgin Galactic, la primera empresa comercial de turismo espacial del mundo que espera en 2012 inaugurar estos vuelos que ya tienen a 430 personas en el mundo con sus tickets de 200 mil dólares pagados (entre ellos dos chilenos: Leonardo Farkas y su esposa), y una larga lista de reservas, gracias a que se asociaron con empresas de turismo en cada país para promocionar sus vuelos. En Chile fue con Cocha, que confirmó a La Tercera que ya hay 20 compatriotas que tienen hecha su reserva.

Fundadores y pioneros

Junto con Brasil y Perú, Chile es el país en Sudamérica donde más personas se han mostrado interesadas en este "nuevo paquete turístico". Felipe Castro, agente de Cocha encargado de estos viajes en Chile, es quien busca los potenciales clientes, varios de los cuales ha contactado porque viajan constantemente con la agencia y tienen un perfil aventurero. "Nos juntamos, les presentamos el viaje. Quedan fascinados. Después, ellos nos llaman a cada rato, nos envían mails y quieren ver el progreso que hay", cuenta.

Sin embargo, y a diferencia de Dennis Tito, el primer turista espacial de la historia (que en 2001 pagó 20 millones de dólares para ir a la Estación Espacial Internacional), aquí el anonimato es una regla. "Por contrato no podemos revelar la identidad de nadie", dice Castro. De hecho, durante el estreno de una de las naves de Virgin Galactic -en 2009, en EE.UU.- la mayoría de los pasajeros que se encontraban en ese lugar (160) llevaban un collar rosado, signo de que no se les podía molestar, fotografiar ni menos hacer preguntas. La regla se respetó, y los 150 periodistas en el evento se quedaron con las ganas de saber quiénes son los founder y pioneer (fundadores y pioneros), como catalogan en la empresa a los primeros 100 viajeros y a los que van desde el 101 al 500, respectivamente. Hay otros, como el mismo Farkas o Stephen Hawking, no han tenido problemas en revelar que serán de los primeros en viajar. Farkas, de hecho, tiene comprados los asientos 88 y 89.

Como ir a Europa

Después vienen los voyager (o viajeros) que van del asiento 501 hacia atrás y donde se encuentra la mayoría de quienes han hecho reservas, pero que aún no cancelan el viaje, pues quieren ver cómo funcionan los primeros vuelos. Allí están los 20 chilenos. Castro dice que la mayoría son personas que tienen recursos económicos, pero también hay "un grupo que hipotecaría su casa" para llegar al espacio. "Ha sido su sueño desde siempre".

Algo parecido pasa en Perú. Varias personas han reservado viajes, sobre todo padres con sus hijos. "Hay un señor de 83 años que está tratando de viajar con un nieto de 18. También empresarios que quieren dar el ejemplo de vanguardia", cuenta Rosario Florez, dueña de la agencia Viajes Rosario, que lleva la cuenta de Virgin Galactic en Perú. En Brasil, en tanto, las agencias confirmaron que ya hay pasajes comprados y más de 10 reservas.

La apuesta de Virgin Galactic es que en unos años ir al espacio sea como ir a Europa. En Mojave, EE.UU. ya tiene construido el primer aeropuerto espacial en el que espera recibir 500 pasajeros en el año de la inauguración y 50.000 en los siguientes 10. Por el momento cuenta con un avión y su propulsor -los que han sido probados con pilotos- y ya trabajan en una segunda nave. Mientras, cientos de personas en el mundo esperan la llamada que les dirá cuándo deben presentarse en el desierto de Mojave para la preparación. Una etapa que durará tres días, donde los pasajeros se someterán a chequeos médicos, charlas y aclimatación para gravedad cero que sentirán durante el viaje. "No es ficción, esto es realidad" dice Castro. Tampoco lo son los 55 millones de dólares que ha recaudado Branson sólo en pasajes comprados.

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