Dos ex guerrilleros se enfrentan ahora en las urnas en Nicaragua
<P>Daniel Ortega, actual Presidente y líder sandinista, va por su segunda reelección. </P>
Fueron enemigos durante la guerra de guerrillas en la Nicaragua sandinista de los 80, pero ahora se enfrentarán en las urnas. Se trata de un inédito "combate electoral" entre dos ex guerrilleros: el actual Presidente nicaragüense y líder histórico del sandinismo Daniel Ortega y el ex miembro de la Contra, Maximino Rodríguez. Ambos disputarán la Presidencia en las elecciones del próximo 6 de noviembre en el país centroamericano.
En estos comicios, Ortega -en la Presidencia desde 2007- irá por su segunda reelección consecutiva y de ganar sumará nada menos que 15 años en el poder. Eso, sin contar que ya dirigió los destinos de Nicaragua tras el triunfo de la Revolución Sandinista, entre 1979 y 1990.
El hombre que intentará evitar que el "Comandante" Daniel Ortega permanezca en el poder es el "Comandante Wilmer", como era conocido Maximino Rodríguez cuando la Contra luchaba contra los sandinistas. Los "contra" recibieron ese nombre como una abreviación de "contrarrevolucionarios" que se alzaron en armas con el apoyo de Washington contra el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional. La Contra llegó a contar con 15 mil combatientes y usó bases en Costa Rica y Honduras. La guerra entre sandinistas y contras provocó al menos 30 mil muertos.
Maximino Rodríguez aún recuerda esos días y de hecho sostiene que su principal "arma" para derrotar a Ortega es que él es un "estratega militar". "La estrategia militar, la inteligencia militar, yo la he aplicado en política y me ha dado buenos resultados", dijo en una reciente entrevista con el diario La Prensa de Nicaragua. Durante la guerra, Rodríguez recibió seis balazos, uno en su cabeza, y aún luce orgulloso sus cicatrices.
Rodríguez, que ha sido diputado durante tres períodos, anunció el lunes su candidatura presidencial por el opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC).
Este partido es ahora el principal conglomerado de oposición. Esto, porque en mayo pasado la Corte Suprema le quitó la representación legal del Partido Liberal Independiente (PLI) al dirigente Eduardo Montealegre, rival de Ortega en los comicios de 2006. Es decir, el PLI quedó desmembrado y sin opción de presentar una carta presidencial.
Así, tras una serie de fallos judiciales, la Coalición Nacional por la Democracia, que encabezaba el PLI, decidió que no postulará a ningún candidato ante una "farsa" maquinada por Ortega.
Los críticos del sandinismo sostienen que el mandatario, de 70 años, domina prácticamente todas las esferas políticas y que pretende perpetuarse en el poder a como dé lugar. En ese sentido, en Nicaragua se ha levantado una corriente que plantea que la ciudadanía se debe abstener de acudir a las urnas. "Eso es posible, pero realmente la fórmula es la unidad y tener un buen candidato. A los dictadores no se les gana el poder, se les arrebata el poder. Y tienes que tener un candidato que sea líder", afirmó Rodríguez.
Nicaragua es uno de los países más pobres de la región. En la última década se ha visto beneficiada por la billetera petrolera de la Venezuela chavista, aunque la pobreza extrema alcanza un 7,6% y la pobreza general un 39%. A su vez, Ortega -uno de los iconos de la izquierda latinoamericana- ha sido acusado de "populista".
"Con la prohibición de la observación electoral internacional y el despojo de la representación legal y casilla electoral del PLI a la verdadera oposición, las elecciones de noviembre perdieron toda legitimidad. La destrucción institucional en Nicaragua ha sido similar a la de Venezuela", concluye el analista nicaragüense Chester Membreño.
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