Dos exitosos dramas familiares cruzarán la frontera desde Argentina
<P>Los hitos del off vecino llegarán al Teatro Finis Terrae: <I>La omisión de la familia Coleman</I> y <I>Vigilia de noche</I>.</P>
Los Coleman están a punto de trizarse. Con disimulo, pero sin otra alternativa. Numerosos y distintos los unos a los otros, la casa donde han trazado su torcida historia se les ha hecho chica con los años, empujándolos hacia el precipicio. Estrenada en 2005 en la modesta sala del Teatro Timbre 4, en el barrio de Boedo, en Buenos Aires, La omisión de la familia Coleman, escrita y dirigida por Claudio Tolcachir, será la primera de las dos obras argentinas que aterrizarán en el Teatro Finis Terrae en las próximas semanas.
"Esta podría ser la historia de cualquier núcleo familiar de nuestros y otros tiempos", dice su director sobre este drama salpicado de destellos de comedia negra, que saltó del off bonaerense y cobró un inesperado éxito que se tradujo en 1.700 funciones con más de 340 mil espectadores desde su estreno. Desde entonces ha recorrido más de 50 festivales en 22 países, como China, Francia, España, Italia, Irlanda, Brasil y México, entre otros. Su visita a Chile, entre el martes 18 y el sábado 22 de octubre, tendrá sobre el escenario a su elenco original -Fernando Sala, Jorge Castaño, Gonzalo Ruiz, Tamara Kiper, Miriam Odorico, Inda Lavalle y Cristina Maresca- en su duodécima temporada.
Similar fue el inusitado ascenso de Vigilia de noche, de Daniel Veronese, estrenada en 1985 en Suecia, y protagonizada por Pilar Gamboa, Walter Jakob, Luis Machín y Mara Bestelli: a la fecha, la obra se ha presentado en más de dos mil ocasiones y en varios rincones del mundo, incluido todo el continente y buena parte de Europa. Entre el 3 y 6 de noviembre, hará una escala en Santiago, en la misma sala.
Tras la ceremonia de incineración del cuerpo de una madre que acaba de morir, dos hermanos se reúnen con sus esposas en la casa de uno de ellos. La urna de esa matriarca recién fallecida será la única testigo de las discusiones entre ambas parejas, pero también entre sus hijos. Según su director, "el texto devela la inevitable fragilidad de las relaciones humanas, incluso cuando se trata de un vínculo sanguíneo, que aquí se olvida u omite".
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