El cambio de cara del grupo CGE

<P><span style="text-transform:uppercase">[electricas]</span> En el último año, el conglomerado vendió el negocio de generación, revirtió las pérdidas de la distribuidora, disminuyó la deuda y simplificó su estructura societaria.</P>




Esta semana, el grupo CGE -ligado a las familias Marín, Pérez Cruz y grupo Almería- concretó su salida total del negocio de generación, con la venta de los activos de Enerplus, en US$ 88 millones, a Eléctrica Puntilla. Entre ellos, los proyectos hidroeléctricos Ñuble, Allipén, Claro de Rengo, Lontué, Teno y Tinguiririca y la línea de transmisión de San Fabián-Ancoa. A fines de 2012, CGE ya había vendido a Duke Energy sus principales activos de generación -las centrales Peuchén y Mampil, 134 MW- en US$ 415 millones.

La firma está cerrando hoy una de las etapas del plan estratégico que fue definido por la nueva administración, encabezada por Eduardo Morandé, ejecutivo que llegó en enero de 2012 desde Metrogas, otra empresa del grupo.

En 2011, la firma cerró con pérdidas por más de $ 14 mil millones, tras los problemas que tuvieron con el sistema de facturación de las boletas.

En 2013, según los estados financieros a junio, la firma tuvo una ganancia de $ 50.224 millones, que se compara con una utilidad de $ 6.658 millones en el primer semestre de 2012.

Altas fuentes de CGE señalan que el avance responde a un plan de reestructuración orientado a concentrarse en el negocio de distribución, donde hoy son el mayor actor, con más de 2,4 millones de clientes a nivel país. A esto se suman las eficiencias logradas con las diversas fusiones realizadas entre sus sociedades, logrando una estructura más "plana y resolutiva" y menor costo, y un mayor foco en servicio al cliente.

"Desde 2012 se ejecutaron planes de reestructuración de las principales empresas de distribución y de servicios controladas por CGE, pasando, en el caso de CGE Distribución, a un reordenamiento de sus gerencias zonales y la fusión societaria con Emelectric. En Conafe -Emelat y Emel Norte (Emelari, Eliqsa y Elecda)- se procedió a realizar cambios que derivaron en una administración común para todas estas empresas, que operan desde la V Región al norte. Estos procesos permitieron avanzar hacia una organización más plana y resolutiva, caracterizada por la centralización de la gestión", dicen en la firma.

Alexander Varschavsky, analista de LarrainVial, explica que los problemas de facturación fueron superados, que la compañía está llegando a un período más de régimen y que las principales mejoras son en el negocio de distribución.

"Ya solucionaron los problemas que tuvieron después del terremoto, el tema con el sistema SAP, las pérdidas de energía han bajado bastante y la facturación se ha regularizado. Con los años de malos resultados, la situación financiera empeoró bastante. Tenían más deudas y básicamente por eso se salieron del negocio de generación. Ese dinero lo usaron para pagar deuda. La vendieron en el momento justo", dice.

En junio, el banco de inversiones recomendó "comprar" acciones de CGE, fijando un precio objetivo a 12 meses de $ 3.690 por papel, que está 20% sobre el precio de cierre del viernes en la Bolsa de Comercio de Santiago ($ 3.050 por acción).

Según Varschavsky, entre las tareas pendientes está seguir reduciendo las pérdidas de energía -que en el primer semestre del año alcanzaron a 8%- y consolidar las sinergias de la nueva estructura. "CGE está bastante cerca del óptimo y no le queda tanto por mejorar operacionalmente. A fines de noviembre fue la revisión tarifaria, que no les afectó mucho, pero a nivel de grupo hay una baja en las tarifas que afecta en los primeros años", indica.

La clasificadora de riesgo Fitch Ratings estima que la principal fortaleza del CGE es que opera en un mercado regulado y consolidado, desde donde viene más del 70% de su Ebitda. La entidad espera que el grupo muestre niveles de generación de Ebitda estables. La clasificadora señaló en su informe de junio que, pese a la mejora del nivel de deuda, aún ésta es alta para su clasificación. "Una acción positiva de clasificación podría ocurrir en la medida que mantenga una mejora operacional en el tiempo, a la vez que logra importantes reducciones de deuda". En junio, Fitch cambió de negativo a estable el outlook de su clasificación.

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