El declive de la industria textil

<P>La industria textil nacional desapareció de los indicadores, al igual como lo han hecho varias empresas emblemáticas. Pero hay un intento por su renacimiento. </P>




El viernes 17 de enero de 2014, los medios de la VIII Región daban cuenta del despido de 30 trabajadores de Bellavista Oveja Tomé, y se advertía sobre el cierre inminente, una vez más, de la emblemática industria textil nacional.

A la fecha, la firma sigue operando con 50 trabajadores y algunas máquinas en mantención. Pese a ello, su producción logra cubrir la necesidad de determinados clientes.

Hace pocos días, el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock, aseguró que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dejó de medir al sector como lo hacía antaño porque "no produce nada, desapareció la industria y a las grandes empresas les resulta imposible competir con China". Su alerta no quedó ahí. Anticipó que el rubro del cuero y calzado es otro que debe estar desparecido o en vías de extinción.

Efectivamente, el Indice de Producción y Venta Física (IPVF) del INE, cuya base era el año 2002, medía a la industria en su conjunto y se podía desagregar la textil. Sin embargo, durante su actualización, con base en 2008, se detectó, mediante un análisis de participaciones de valor agregado, que la industria textil poseía una baja ponderación en comparación con el resto de las industrias, por lo que no formó parte del estudio.

Así, actualmente, el sector textil sólo está siendo capturado por la Encuesta Nacional de Industria Anual (Enia), que año a año mide todas las actividades fabriles de todos los establecimientos manufactureros de 10 o más trabajadores.

En el INE señalan que para 2017 tienen prevista una actualización de los indicadores mensuales, dentro de los que se podría replantear la inclusión del rubro textil en función de los resultados de la encuesta anual.

En la década de los 70, la industria textil nacional estaba en auge gracias a la política de protección a la producción nacional y de sustitución de importaciones.

La situación comienza a cambiar de la mano de la rebaja de aranceles y de la suscripción de los acuerdos comerciales, que comienzan a liberalizar el mercado y facilitan la entrada de nuevos productos, especialmente del mercado asiático.

"La industria textil sufrió la competencia de los mercados externos, especialmente de Asia, y dentro de Asia, de China, y efectivamente se fue debilitando", dice Hugo Baierlein, gerente de comercio exterior de la Sofofa.

La fuerte competencia china se hizo más patente a mediados de la década del 2000.

Hacia 2006, el entonces presidente del Instituto Textil -gremio que agrupaba a las firmas del sector-, Mario García, advertía sobre la fuerte caída en la producción de este rubro. "En este último golpe salieron importantes industrias del rubro hilados y tejeduría, como Algodones Hirmas, Hilandería Renca, Textil Lo Espejo, la planta de algodón y nailon Summar, Tejedurías América y Linos La Unión", señala.

Así, se constaba que entre 1995 y diciembre de 2005 la industria textil había perdido 50 mil puestos de trabajo.

Una realidad distinta a la que se vivía en 1965, año en que la producción textil representó un 17,9% de la actividad industrial total y el sector de vestuario llegó a satisfacer el 97% de las necesidades nacionales.

Hoy, las exportaciones totales del sector textil nacional alcanzaron a US$ 131.997.842 en 2013, con una caída de 13% respecto de 2012, y de 56% si se las comparara con los envíos de 2007, según cifras de ProChile.

Pese al sombrío panorama, el gobierno y las empresas textiles que aún permanecen en operación están convencidos de que aún existen oportunidades para mantenerse en el mercado.

La autoridad está diseñando un plan estratégico para saber si hay rubros específicos del sector textil donde predomine la calidad y puedan salir a los mercados externos. En Sofofa, a través del Consejo Exportador, se hará una evaluación para ver si ello es factible.

En ProChile ya están embarcados en evaluaciones y tienen los primeros diagnósticos, a través del "Mapa de oferta exportable sector industria textil y confección".

Entre los desafíos del sector, ProChile plantea fomentar y apoyar nuevos emprendimientos en el sector, jóvenes diseñadores que ya proveen a la industria del retail con éxito de ventas; profesionalizar la planta de gerentes de empresas tradicionalmente familiares en la industria textil; desarrollo de productos innovadores en el área, principalmente en mezcla de materias primas; expansión del retail con tiendas propias y el renacer de empresas proveedoras de la confección con producción 100% nacional.

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