El declive de la sardina en el Pacífico
<P>Su población se reduce drásticamente, poniendo en peligro a especies de aves, mamíferos y peces que se alimentan de este recurso. Hoy, la sardina está en su número más bajo en una década, el mayor declive desde que se tiene registro.</P>
FUE EN vísperas de la Navidad recién pasada. Miles de sardinas aparecieron varadas en las costas de Ventanas, en la Quinta Región, un fenómeno que alertó a autoridades y ambientalistas preocupados por la situación de este recurso clave, no sólo para la industria, también para sostener la vida en el océano. Un panorama desolador sobre las playas de PuchuncavÍ, que en este caso puntual fue asociado a la actividad de la central termoeléctrica a carbón que opera en la zona.
Es que para enfriar sus sistemas eléctricos, estas centrales requieren absorber millones de litros de agua marina fría que luego devuelven al mar, proceso en el que habrían entrado los peces al sistema de enfriamiento. Pero no es la única ni principal amenaza que afecta a las sardinas, especie pelágica (que habita en cardúmenes en la columna de agua) que constituye la principal fuente de alimento para otras, como el atún y el salmón, y también para aves marinas y mamíferos, como delfines o ballenas.
Un reciente informe dado a conocer por PEW revela un preocupante estado para la salud de este recurso en la costa oeste del Pacífico en el hemisferio norte: la población de sardinas registra su nivel histórico más bajo debido a la intensa actividad pesquera a la que se le ha sometido en la última década. Una situación que se repite en el hemisferio sur. En Chile, por ejemplo, la pesca industrial (que incluye la captura del jurel y la anchoveta) reporta más de US$ 1.200 millones al año.
En el informe dado a conocer por PEW se explica que la gran biodiversidad de especies que existe en el hemisferio norte (desde mamíferos marinos como el delfín o la ballena, hasta especies de aves) es posible, precisamente, debido los grandes cardúmenes de peces como la sardina y la anchoveta, principal fuente de alimento para estas especies en el océano.
La sardina se alimenta de algas y animales microscópicos, sirviendo a su vez de alimento para decenas de especies marinas. Esto es parte de lo que se conoce como la "cadena trófica", vale decir, la cadena alimentaria de los mares.
En las zonas ricas en nutrientes, por ejemplo, se genera un explosivo crecimiento de organismos como el fitoplancton, lo que a su vez favorece la concentración de grandes cardúmenes de peces que, como la sardina, se reúnen para alimentarse. Esto atrae a otras especies que se alimentan de estos peces, lo que en última instancia termina vinculando a gran parte de la vida que deambula por el océano: desde las pequeñas algas hasta las gigantes ballenas.
"Las sardinas son una de las grandes fuentes de proteína para todo el océano, es una fuente de energía para que todas las especies puedan sobrevivir, en especial los depredadores tope que se alimentan de estas especies", explica Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana en Chile. Pero la intensa actividad industrial podría poner en peligro todo este delicado balance, advierten los especialistas. A nivel global, por ejemplo, se estima que un tercio de la pesca total corresponde a estas especies de "peces presa", que se utilizan para fabricar alimento como la harina de pescado. El principal destino de este producto es la utilización en la industria para alimentar ganado, en granjas de aves y de cultivo de especies en cautiverio como el salmón.
Según señala el último informe de PEW, todo está generando uno de los mayores declives de que se tenga registro para esta especie. Si en 2000 se calculaba para el hemisferio norte una población de sardinas de 1,5 millón de toneladas, la cifra en 2013 fue estimada en 378 mil toneladas.
Todos los dardos apuntan a la sobreexplotación pesquera. En Chile, por ejemplo, el año pasado la temporada de captura arrojó un balance negativo, ya que los dueños de embarcaciones no alcanzaban a financiar sus "zarpes" con la exigua cantidad de sardina y anchoveta que lograban pescar. En nuestro país la sardina común se extiende desde Coquimbo hasta Puerto Montt y su captura con fines industriales se inició a fines de la década de los 50.
Cifras de la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) señalan que la cuota de captura fijada para 2013 entre las regiones V y X fue de 605 mil toneladas, pero a noviembre del mismo año sólo se habían capturado 213.497 toneladas. Según explican en Asipes, tanto la sardina como la anchoveta son recursos que se administran sobre la base de vedas, sin embargo, no se establecen tallas mínimas para la captura, lo que redunda en que una gran proporción de la pesca sean individuos juveniles. Debido a la escasez del recurso, para este año la cuota de captura se redujo en 38,3%.
La Ley de Pesca aprobada en diciembre de 2012 estableció que el sector artesanal concentre el 78% de la captura de este recurso y la industria pesquera el 22%, pero esta última compra la totalidad de lo que se obtiene mediante la pesca artesanal. Esto significa en la práctica que las sardinas que se capturan en Chile se destinan en 100% a producir harina y aceite de pescado. En atención a esto es que Asipes plantea que se debiera establecer una talla mínima para la captura de sardinas. Esto no sólo permitiría la recuperación de sus poblaciones en nuestras costas, sino también destinar el recurso a la fabricación de conservas para consumo humano en la medida en que exista mercado para eso.
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