El desierto a 700 metros de altura
<P>Una vista única con los colores del amanecer es parte de los atractivos que ofrece la primera empresa que opera globos aerostáticos en San Pedro de Atacama. </P>
Fue un viaje único. Con una panorámica en 360 grados del desierto que nunca antes había visto, con los colores del amanecer, y una sensación de paz e inmensidad que no había tenido". Así describe Constanza Leiva (36) su primer viaje en globo aerostático sobre el desierto de Atacama.
Leiva, gerente de marketing de uno de los hoteles del pueblo, es una de las pocas personas que, hasta ahora, ha vivido la experiencia. Eso, pues la semana pasada se realizó en San Pedro el lanzamiento de Balloons Over Atacama (Globos sobre Atacama), la primera empresa que ofrece estos viajes en la zona, y la tercera compañía del país que obtiene la autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil para realizar vuelos en globo aerostáticos con pasajeros.
"Ha sido un proyecto en el que hemos trabajado durante más de un año, buscando acuerdos con las comunidades y el municipio para lograr la autorización que nos permita entregar esta innovadora oferta turística en San Pedro", explica Gonzalo Vergara, gerente general de Balloons Over Atacama.
La firma es parte de una compañía de origen australiano, Eastern Safaris, que opera desde 1999 en Bagan, Myanmar (Birmania). Sus dueños recibieron la invitación para conocer San Pedro. "El paisaje del desierto prístino, las asombrosas formaciones rocosas y todo enmarcado por los volcanes a distancia, fue impresionante. Perfecto para ser visto desde un globo", afirma Khin Omar Win, quien junto a su esposo, Brett Melzer, fundó la compañía.
La empresa planea funcionar todo el año con tres globos que realizarán un viaje al día. El despegue se realiza al amanecer, cuando las condiciones climáticas son favorables para un vuelo tranquilo, que dura aproximadamente 40 minutos. El valor de la experiencia parte en US$ 300 ($ 198.000) e incluye el traslado hasta el lugar del despegue y aterrizaje.
Cada globo se eleva a una altura máxima de 700 metros (más de dos veces la torre del Costanera Center) y se traslada a una velocidad de hasta 18 km/h. Desde allí es posible observar varios atractivos del desierto: el poblado de San Pedro, parte del Valle de la Luna, la cordillera de Domeyko y volcanes como el Licancabur. "Hemos estudiado las condiciones climáticas y tomado las medidas de seguridad correspondientes. En Myanmar no hemos tenido ningún accidente y por eso decidimos traer a los pilotos que ya han trabajado con nosotros. Todos tienen un mínimo de 500 horas de vuelo", asegura el gerente de marketing de la compañía, Luca Dessardo.
La iniciativa ha sido apoyada por Turismo Chile. La subsecretaria de la cartera, Javiera Montes, dijo que "queremos que cada vez más turistas nacionales e internacionales lleguen a nuestro país y aprecien las bondades de nuestros destinos y atractivos".
Actualmente, Balloons Over Atacama se encuentra realizando viajes de promoción, previo a la operación con turistas. Para obtener los permisos municipales, requiere de la autorización de los pueblos atacameños. "Estamos llegando a un acuerdo con la comunidad de Coyo para que ellos puedan verse también beneficiados", asegura Gonzalo Vergara.
Parte de las compensaciones, explica, es la oferta de un curso intensivo de inglés para la comunidad de San Pedro, que se impartiría en el mismo poblado.
Sin embargo, para el consejero nacional indígena atacameño, Wilson Reyes, esto no es suficiente. "Una empresa así generará impactos al ecosistema, especialmente a las aves. Pero además, los grandes operadores y cadenas de hoteles vienen y no dejan nada. Esperamos que se integre a la gente local, porque San Pedro no es sólo paisaje, aquí hay una comunidad que quiere preservar su cultura viva", afirma.
Al respecto, la alcaldesa Sandra Berna asegura que si bien le parece "un buen atractivo turístico (...) las autorizaciones van a depender de lo que digan las comunidades. Si ellos dicen que sí, nosotros también".
Vergara es optimista sobre llevar las negociaciones a buen puerto. Así, se concretaría un nuevo nicho turístico para descubrir el país desde los cielos, tal como hoy ocurre en la zona de Olmué (Valparaíso) y en Santa Cruz (O'Higgins).
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