El día más triste del "Payasito"
<P>Rodrigo Millar lleva por dentro su pena más grande: su único hermano sufrió en 2006 un accidente que lo dejó con parálisis y postrado en una silla de ruedas. Por él ha sido la mayor parte de sus esfuerzos deportivos.</P>
Cinco de septiembre de 2006: una fecha que jamás se borrará de la cabeza de Rodrigo Millar. Ese día, su hermano Juan Francisco sufrió un accidente que lo dejó tetrapléjico, cuando trabajaba en la Celulosa Santa Fe, de Nacimiento.
"Llamó la secretaria de Huachipato a la casa para contarle, pero él no estaba. Cuando logré comunicarme él ya sabía", recuerda Cristián Reynero, hoy zaguero de Audax Italiano y compadre del "Chino", quien vivía junto con él en una casa de Talcahuano, donde ambos se hicieron amigos.
Años de circo
Antes de todo eso, en los '80, Millar entrenaba en la escuela Arturo Prat, del club Huachipato, donde le veían condiciones para jugar fútbol, pero debían lidiar con un problema más grande: su abuela. Ella prefería que el pequeño Rodrigo estudiara en lugar de patear la pelota. De hecho, le botaba sus zapatos a un canal cercano cada vez que los veía en la casa familiar.
"Varias veces tuve que ir al canal a rescatarlos, y después hablar con la abuela de Rodrigo para que volviera a jugar", dice Hugo Peña, ex entrenador de Infantiles de los "acereros".
Millar pasa los días en su Arauco natal y viaja cada vez que puede a Concepción para ver el otro espectáculo que le llena: el circo. De su pasión por las artes circenses sale la nariz roja que utiliza para celebrar los goles y su otro apodo: "Payasito".
Cuando se cansó de ser figura en la selección de su colegio y en la de Arauco, decidió ir a probarse a Huachipato. Tenía 15 años.
Voluntad de acero
A los 17 debutó en el primer equipo, el que consiguió clasificar a la Liguilla Pre-Libertadores de 1999, y luego comenzaría a hacerse un nombre propio, llegando a disputar el Mundial Sub 20 de Argentina en 2001, la Copa América de 2004 y disputar con Huachipato las semifinales de los Apertura 2003, 2004, 2005 y 2006.
Pero llegó ese día de 2006 que marcó su carrera. "Rodrigo lloraba todos los días. El se preguntaba por qué en la calle andan asesinos, violadores, ladrones... gente que hace mal y a ellos no les pasa nada", explica Reynero.
Sólo comenzó a liberarse de esa pena cuando comprendió que en su esfuerzo estaba la clave para ayudar a su hermano. Y ahí vinieron Colo Colo, la Selección y otra fecha que no olvidará: el 5 de septiembre de 2009, cuando le anotó a Venezuela su único gol por la "Roja".
"Todos los logros que Rodrigo está teniendo, su hermano también los deseaba y los está disfrutando", concluye Reynero.
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