El difícil panorama de los productores chilenos de ostión por fuerte competencia peruana
<P>Dos empresas, que representaban un tercio de la producción local, cerraron sus operaciones en 2009. No obstante, los operadores que continúan en el negocio estiman que la industria no va a desaparecer, si es que logran diversificarse en formatos de mayor valor y a diferentes mercados de destino.</P>
Hace dos décadas se instaló en el norte una prometedora industria del cultivo del ostión. Con cifras al alza, grandes operadores pesqueros, como Coloso, de los Lecaros Menéndez, pusieron fichas en él. Cuatro años atrás, sin embargo, la situación cambió por completo. Perú, donde el recurso abunda en estado silvestre, irrumpió en el negocio y se transformó en un competidor de peso, con costos de producción inferiores y envíos que en 2009 cuadruplicaron en volumen las exportaciones locales.
Eso, sumado a la recesión en Europa -donde Francia es el mayor mercado para los productos chilenos- y a la baja en los precios internacionales -43% entre 2008 y 2009-, empujó a la industria a una fuerte crisis. Su efecto más concreto: dos compañías, San José (filial de Coloso) y Centinela (del empresario Jaime Rivera, ex socio de Möller y Pérez-Cotapos), cerraron sus plantas. Representaban un tercio de la producción del país.
Hoy siguen en carrera Ostimar, Camanchaca, Hidrocultivos y Loanco. En algunos casos, la apuesta es diversificar. "La industria no desaparecerá, en la medida en que tengamos éxito en vender nuestra producción en formatos de mayor valor", dice Carlos Brieba, gerente de Ostimar. "Estamos viendo si cerramos o nos quedamos en el negocio y buscando alianzas, enfocándonos en el ostión fresco y en mercados diferentes al francés", agrega Carlos Cabrera, gerente general de Hidrocultivos.
El panorama no es fácil. Si en Perú el costo de producción es de US$ 8 por kilo, en Chile es de US$ 10. En 2009, con un precio de US$ 8,5 por kilo, eso les significó a las empresas locales vender a pérdida. En el vecino país, además, el ostión llega a su madurez en 16 meses. Aquí tarda casi medio año más, grafica Carlos Goldin, presidente del directorio de Acuapesca, firma que posee el 25% de la producción de osti0nes en Perú.
Analistas advierten, en todo caso, que el mayor impacto podría sentirse este año, por la drástica baja en los volúmenes tras la salida de dos operadores. "El sector tiene que buscar ventanas competitivas dinámicas", opina Luis Pichott, gerente de recursos marinos de Fundación Chile, entidad que en 2008 desarrolló un modelo de negocios para diversificar la exportación local y llegar a EEUU, el que finalmente no llegó a buen puerto.
La irrupción peruana
Perú es hoy el mayor exportador de ostión a nivel regional y ahí el negocio mueve cerca de US$ 70 millones, lejos de los US$ 21,4 millones de Chile. Sus envíos crecieron a partir del Fenómeno del Niño de 1999: hace dos años, su volumen era de 5.000 toneladas anuales; en 2009, de 9.000. "Hemos cuadruplicado las exportaciones chilenas en volumen", calcula Goldin.
¿Qué provocó el fenómeno? La abundancia del molusco en la Bahía de Sechura, Piura -norte de Perú-, es una de las explicaciones. Al existir bancos naturales, la autoridad local otorgó áreas de repoblamiento a las asociaciones de pescadores artesanales, las que hoy suman cerca de 10 mil hectáreas. Estas entidades, a su vez, comenzaron a vender sus ostiones a plantas procesadoras y congeladoras, que exportan el producto. Entre ellas, Inysa -la segunda más importante después de Acuapesca, con 20%-, Seafrost, Prisco, Peruvian Seafoods, entre otras.
Un gerente chileno que participó de este negocio advierte que en Perú, con bahías de alta productividad por la abundancia de plancton y temperaturas más altas, los ostiones crecen y se reproducen a tasas muy superiores a las conocidas en Chile. "Además, los fondos de esas bahías permiten sembrar semillas a granel que son recolectadas y sometidas a procesos similares a los usados en nuestro país", señala. Aunque este año Perú bajará en 1.000 toneladas sus exportaciones, sus perspectivas siguen siendo buenas, pues los precios están subiendo desde los US$ 8,5 a US$ 9 por kilo, a un rango de entre US$ 10 y US$ 11 por kilo. "El precio se mantendrá ahí el resto del año, pero no volverá a US$ 14 por kilo. Chile, en tanto, se reducirá a 1.300 toneladas", añade el presidente de Acuapesca. En 2009, ese volumen fue de 2.560 toneladas.
Con todo, aún podrían existir oportunidades para los productores chilenos, que ven con cautela el manejo sanitario de la industria peruana, situación que ya provocó la visita de una misión de la Unión Europea en octubre pasado, la que recomendó monitoreos. "El problema que aparece algunos años en las zonas de cultivo peruanas es la falta de oxígeno en el mar que provoca mortalidades grandes en los ostiones. Los años en que ese fenómeno ha ocurrido, cae la oferta del producto al mercado europeo, especialmente Francia y los precios aumentan, haciendo viables los cultivos en Chile", indica el gerente de una pesquera.
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