El difícil presente de Bucalemu
<P>La ex residencia de Augusto Pinochet fue transformada en parque, pero el 27/F y un incendio la mantienen cerrada al público. </P>
En el verano de 1985, el general Augusto Pinochet decidió reestructurar el gabinete "aperturista" encabezado por el ministro del Interior Sergio Onofre Jarpa, quien, dos años antes, había iniciado un acercamiento con la oposición, en medio de las protestas que sacudían al régimen. Fue en la hacienda de Bucalemu donde tomó la decisión, que terminó con el diálogo político iniciado por Jarpa, archivado.
Aquel terreno -ubicado a 35 kilómetros del balneario de Santo Domingo y que pertenece al Ejército- fue utilizado por Pinochet hasta 1998, cuando dejó la comandancia en Jefe. Solía ir en los veranos y en su capilla celebró sus Bodas de Oro con Lucía Hiriart, en 1993.
Su aprecio por la zona fue tal, que un año después compró una parcela en las cercanías, bautizada como Los Boldos, donde actualmente están sus cenizas.
Tras años sin uso, el 21 de febrero de 2004, el general Juan Emilio Cheyre firmó un convenio con la Municipalidad de Santo Domingo para crear allí un parque ecológico, abierto al público. Pero el plan no resultó como se esperaba. La hacienda, de 20,4 hectáreas y donde abundan palmas chilenas, álamos y algunos pavos reales, vive un difícil presente. "Con el terremoto del 27/F se afectó la casa patronal y la capilla, por lo que se clausuraron las visitas a esos lugares. El parque siguió funcionando, pero un incendio, en 2012, arrasó la mitad de las áreas verdes", sostiene el alcalde (S) de Santo Domingo, Francisco Devia.
Según confirman desde el Ejército, el lugar se encuentra cerrado al público por el terremoto y el incendio de 2012. Actualmente "sólo se realizan labores de mantención", afirman.
El Parque Bucalemu es administrado por el Comando de Bienestar del Ejército. La familia Vicuña, ex propietaria de la hacienda, donó en septiembre de 1968 parte del predio, que incluía el parque y la casa patronal, a esa rama de la FF.AA. Hoy, dos soldados custodian el terreno.
Si bien el convenio de 2004 estipulaba que la municipalidad se haría cargo del funcionamiento turístico y el Ejército de la mantención, según Devia, ese vínculo duró tres años: "El lugar tiene problemas de acceso y no hubo interés turístico. Dado que parte del costo lo tenía que absorber la municipalidad, se terminó el vínculo".
Añade que "luego el Ejército, desde el Regimiento de Tejas Verdes, siguió con las vistas, hasta que finalmente se cerró. Había intereses de delegaciones de gente mayor, pero poca".
María Elena Vicuña, autora del libro "Los años dorados de la Hacienda Bucalemu, 400 años de historia", y quien vivió allí en su niñez, cuenta que la hacienda se dividió a raíz de la reforma agraria impulsada por el gobierno de Eduardo Frei Montalva en 1967. "Cada rama de la familia quedó con un fundo o hijuela de las 10 mil cuadras a repartir, quedando aparte el parque y la casona. Como nadie se interesó, por el alto costo, esto quedó en manos del Estado", recuerda.
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