El difícil proceso que dio origen al alabado retorno de Nine Inch Nails

<P>Para su nuevo álbum, salido esta semana, Trent Reznor, contactó a figuras estelares, pero todas renunciaron al proyecto. </P>




Se alzó como el lanzamiento más importante de la semana, como uno de los mejores discos en lo que va de 2013 y, por consecuencia, como uno de los cancioneros más brillantes facturados en la prolífica trayectoria de Nine Inch Nails. Pero Hestitation Marks, el nuevo título del retornado grupo de Trent Reznor, el mismo que ha disfrutado del aplauso casi unánime de la crítica, tuvo su cuna en un escenario que provocaría, como mínimo, cierta mueca de incomodidad y desagrado en el rostro de cualquier artista: la obligación de grabar nuevos temas para cumplir con las cláusulas de un antiguo contrato discográfico.

En 2012, Reznor volvió al estudio sólo para registrar un puñado de composiciones que se añadirían a un compilado de grandes éxitos de su banda, el mismo que le debía a su ex sello, Universal, luego que en 2007 culminara un extenso vínculo bajo duras acusaciones y hasta proclamas que llamaban a "robar" música de la discográfica a través de las descargas ilegales. "Pero ahí la inspiración se empezó a dar de manera muy fluida, casi incontrolable", aseguró el artista, en declaraciones reproducidas por medios como NME, para fijar la génesis creativa del primer trabajo de NIN en cinco años.

Tras el arrebato de entusiasmo, el cantante volvió a telefonear a sus máximos aliados de la última década -los productores Atticus Ross y Alan Moulder - y se aventuró en la habitual tarea de fichar nombres aleatorios para trabajar en estudio. Desde un principio, no se guardó ni un milímetro de ambición: uno de los primeros contactados fue Adrian Belew, uno de los más complejos guitarristas surgidos a fines de los 70 y célebre por su labor con David Bowie y King Crimson. La alianza sonaba a estímulo puro y presumía química inmediata.

Pero Belew duró poco más de tres meses y en junio pasado se fue colgando un categórico mensaje en su Facebook: "Respeto mucho a Trent y la música que hace, pero simplemente no estaba funcionando ni nos poníamos de acuerdo". Un golpe duro antecedido de otro igual de profundo: un mes antes, otro crédito estelar, el bajista Eric Avery -uno de los fundadores de Jane's Addiction- también abandonó el proyecto argumentando que se había sentido demasiado "abrumado" por el ritmo infernal impuesto por su nuevo jefe en las sesiones de grabación.

Como réplica a ambos, el hombre tras Closer simplemente argumentó: "A veces te imaginas una química fabulosa con alguna gente. Pero luego la realidad dice otra cosa".

Para tranquilidad de sus seguidores, y también de él mismo, llamó para las nuevas canciones y para los shows de su actual gira a viejos colaboradores de sus anteriores tours, como el guitarrista Robin Finck (presente en gran parte de los conciertos de NIN desde 1994); el tecladista Alessandro Cortini; el baterista Ilan Rubin y el multiinstrumentista Josh Eustis. Todos aceptaron sin mayores reparos. La química, facturada entre amigos, ahora sí era real.

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