El estudio que predijo el descontento de los jóvenes en el mundo árabe
<P>La región tiene la tasa más alta de jóvenes del mundo, quienes sufren el desempleo y la falta de ayuda.</P>
Las protestas que en poco más de dos semanas lograron derrocar al Presidente egipcio Hosni Mubarak y que provocaron también la huida del Presidente Ben Alí en Túnez, fueron protagonizadas por jóvenes descontentos por la falta de oportunidades, el alto desempleo y el autoritarismo de sus gobiernos.
Todos estos factores fueron adelantados hace dos años por el libro Generation in Waiting, editado por Brookings Institution Press y que recopila tres años de investigación sobre la inclusión social y económica de los jóvenes en esa región.
A diferencia de lo que ocurre en países europeos, las personas menores de 29 años representan el 63% de la población en el mundo árabe y, si bien, actualmente hay más educación, la calidad de ésta es pobre en comparación con otras partes del mundo y los jóvenes no tienen muchas oportunidades para asegurar fuentes laborales, acceso al crédito para viviendas y lograr una independencia financiera, que les permita formar una familia. De acuerdo con el estudio Voces de Jóvenes Arabes, el 44% de los tunecinos y el 37% de los marroquíes afirman que emigrarían si tuvieran la oportunidad de hacerlo.
Según explica el libro, las antiguas generaciones de jóvenes se beneficiaron de la educación gratis, garantías laborales en el sector público, fuertes subsidios estatales y ayuda social. Sin embargo, las presiones por el aumento demográfico han puesto en jaque a estas instituciones, afectando a aquellos que nacieron después de 1980.
A juicio de los autores, los países de Medio Oriente han aumentado, desde mediados de los setenta, la inscripción en la educación básica, media y universitaria. Los iraníes nacidos en la década de los ochenta han logrado el doble de años de escolaridad en comparación con aquellos que nacieron 25 años antes. Casi la mitad de los jóvenes palestinos está actualmente realizando algún curso de educación superior. Una de las conclusiones del libro es que pese a los compromisos para asegurar acceso a la educación, en muchos países ésta se encuentra en niveles bajos, como lo evidencian los bajos resultados que obtiene la región en las pruebas de medición internacionales.
Los investigadores sugieren que las claves para lograr el potencial de la juventud radica en mejorar las estructuras de incentivo al interior de las instituciones existentes. Estas incluyen reestudiar las políticas de admisión en el sistema de educación regional, así como las prácticas de contratación del sector público. Se necesita establecer nuevas normas en el sector inmobiliario y los mercados crediticios.
Medio Oriente posee la segunda tasa de crecimiento de la urbanización más alta en el mundo, un 4% en las últimas dos décadas. Esto, sumado a la juventud de su población, representa una gran oportunidades para acelerar el crecimiento y la globalización en la región.
Según un artículo del experto en Medio Oriente Navtej Dhillon, quienes viven en las urbes no pueden disfrutar de esto, especialmente los jóvenes, ya que se han quedado atrás, sin las habilidades y los recursos para integrarse a esta macroeconomía. El sociólogo egipcio Saad Eddin describió este fenómeno como una urbanización sin urbanismo, en donde la calidad de las ciudades no ha crecido al mismo ritmo que su demografía. Según Dhillon,"las ciudades de Medio Oriente tendrán que emplear nuevas estrategias de colaboración para desarrollar ese capital.
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