El excentrico señor de la barba

<P>Gonzalo Yuseff es el particular director de la Agencia Nacional de Inteligencia. Aparte de haber sido un jovencísimo concejal y mediático fiscal de la V Región, el poderoso jefe de la ANI -dueño de una enigmática barba- juega fútbol-playa todos los sábados en Reñaca y consagra su vida a la lectura de los clásicos rusos. Único tema del que está dispuesto a hablar.</P>




Un hombre barbudo camina por los pasillos de La Moneda. Lleva una carpeta blanca que en el interior, y a causa de su cargo en el gobierno, debe contener información de carácter reservado. El hombre de la barba, larga, abundante y con forma de triángulo invertido, acaba de salir de la oficina del ministro del Interior y camina veloz en dirección a la salida del Palacio que da a la Plaza de la Constitución. El nombre del barbudo es Gonzalo Yuseff Quirós. El director de la Agencia Nacional de Inteligencia, la ANI.

-Qué desea -pregunta.

-Hablar con usted.

-De ninguna manera -responde seco-. Me disculpa, pero no.

Yuseff se detiene, mira directo a los ojos y cambia de sentido. Un carabinero de la guardia de Palacio lo observa. El ex fiscal de Quillota decide seguir por su camino prefijado, pero ahora sonríe educadamente.

-Mire, en este negocio la gente suele no hablar.

El negocio al que Gonzalo Yuseff ingresó el 26 de marzo de 2010, a 15 días de asumido Sebastián Piñera en la Presidencia, es el del mundo de la Inteligencia; o dicho de otra manera, él está a cargo del organismo que, por ley, tiene la misión de obtener y procesar información con el fin de asesorar al Presidente y al gobierno. Un negocio de secretos, lleno de reservas y de datos privilegiados: en su escritorio ha tenido información delicada y confidencial del polémico caso bombas; del paquistaní acusado en su momento de tener trazas de explosivos en sus manos cuando fue a la embajada de Estados Unidos, y de las implicancias que tendría para Chile la divulgación de los cables publicitados por Wikileaks.

Todos esos hechos, en especial su comparecencia ante la comisión investigadora de la Cámara de Diputados por el caso bombas -tras el fallo absolutorio que implicó un fracaso en la investigación judicial-, lo han transformado en personaje público y controversial, al punto de que algunos diputados de la Concertación han criticado abiertamente su gestión. De hecho, uno de sus principales antagonistas en dicha comisión es el diputado Jorge Burgos, quien lo explica así: "Profesionalmente, no me da la impresión que sepa de seguridad ni que transmita manejo. En el gobierno lo tienen calificado así, como un experto en el tema, pero yo no veo eso; salvo que tenga dos versiones, y en la Cámara de Diputados actúe como alguien que no sabe. Quizás sea una estrategia".

Pero, además, está su barba. Hace 10 meses, el director de la ANI apareció en Palacio con una barba que fue creciendo hasta convertirse en una mole de pelos que se hizo inconfundible. El hombre al que Vladimiro Montesinos, el ex mandamás de la Inteligencia peruana en el período de Alberto Fujimori, denominó desde su cautiverio en 2011 como "el zar de la inteligencia en Chile", parecía un místico sacado de una novela de León Tolstoi. Pronto se sabría que las razones de su enorme barba provenían, en parte, de una de las pasiones de su vida: la literatura.

-Qué quiere -insiste.

-La idea no es hablar de su negocio, sino de libros.

Gonzalo Yuseff se detiene en la vereda de calle Moneda, casi al frente del monumento a Salvador Allende. Duda un segundo. Se devuelve y le entrega la carpeta a un guardaespaldas que lo sigue a una distancia imperceptible.

-Si tuviera que hacer una ponderación del tiempo que le dedico a la literatura, sin duda es la actividad principal en mi vida, y eso ha sido así desde hace muchos años -dice. Hagamos un trato: ahora voy a comprar libros y conversemos sólo de libros. Lo que dure la caminata y la compra.

El reservado Yuseff empieza a caminar por entre la gente como uno más y la gente no puede dejar de observarlo a él.

Ajedréz, política y boxeo

"Yo era un lector, pero no de mucha literatura. En la universidad leía desde divulgadores científicos, como Carl Sagan, hasta Jorge Luis Borges. Siempre me gustó Borges, lo leía desde que salí del colegio. También me gustaba Freud. Tenía lectura desordenada, no necesariamente ficción", recuerda.

Gonzalo Yuseff era un viñamarino alumno de Derecho, que había decidido estudiar en la Universidad de Valparaíso, tal como lo hizo su padre y su abuelo. Venía del Colegio Mackay, donde era reconocido por su agudeza y buenas notas en los ramos humanistas. De adolescente sintió la vocación por la política: su papá, Gonzalo Yuseff Sotomayor, había sido elegido diputado por el Partido Nacional muy poco antes del golpe de 1973. Pero en el colegio era un muchacho obsesionado con el ajedrez.

"Gonzalo y su hermano Ignacio eran de los mas talentosos ajedrecistas juveniles de Viña del Mar", dice el Gran Maestro de ajedrez Iván Morovic. "Lo recuerdo en simultáneas del club Everton o en el colegio. El me preguntaba qué libros de ajedrez podía leer, cuántas horas al día podía estar estudiando. Y yo resultaba una especie de referente para él".

Mientras Yuseff cruza Moneda con Ahumada recuerda su paso por el colegio, los estudios, el ajedrez.

-No tenía dimensión espiritual, era como una calculadora -admite.

La universidad diluyó las aspiraciones del campeón regional de ajedrez, y entró con fuerza a la política. Uno de sus compañeros en Derecho era el actual senador Francisco Chahuán. Apenas ingresaron, se hicieron amigos, porque, desde el primer año, compartieron la misma militancia: Renovación Nacional.

"Diría que fue mi primer jefe de campaña, porque siempre postulamos a cargos en la universidad. Gonzalo era muy inteligente, brillante; de hecho, estudiamos juntos para el examen de grado y fueron meses de convivencia. Repasábamos en mi casa o en la de sus papás. El llegó a ser profesor ayudante y fue elegido concejal por Valparaíso a los 21 años. Fue el más joven de esa elección en todo el país".

Yuseff seguía leyendo clásicos de la biblioteca de su padre, algunos libros de filosofía y las teorías de la velocidad de la luz y de los agujeros negros que publicaba Carl Sagan. Además, un compañero le prestaba libros de autores beatnik, como Jack Kerouak o William S. Burroughs, aunque no hay certeza de que los haya leído alguna vez.

-Hay un cuento de Lafourcade, que se llama Pelo duro, es precioso: un boxeador que vende maní. Recuerdo que lo leí en el colegio y me gustaba mucho -dice Yuseff.

De hecho, él también boxea.

"Era aficionado al mountainbike y a ir al gimnasio Leme, de Viña", recuerda Carlos Vidal, amigo de Yuseff y actual fiscal jefe de Coquimbo. "Lo entrenaba un prócer del boxeo porteño que se llamaba Juanito Candia".

-Ese lugar era atómico y lo dejé como a los 30 años. Ahora volví a boxear y voy al gimnasio -reconoce-. Yo mido 1,85, peso 87 kilos, estoy en la categoría semipesado. El boxeo es físico, pero más entretenido que otras actividades. Es una carencia mía la coordinación: la cuerda, repetir ejercicios, me hace bien. Y, claro, Alí es el mejor. Pero el boxeador más técnico es Mike Tyson: era pura técnica encajar esos golpes.

Luz roja en la esquina de Moneda con San Antonio. El director de la ANI ve pasar a Jorge Schaulsohn, que lo ve, pero no le dice nada.

Los rusos

El vuelco a la literatura surgió en Puerto Varas.

-Yo estaba casado con una mujer de esa ciudad y allí había una librería chica. En esa librería había un caballero que sabía mucho de literatura y había vivido en un faro. Era la única librería en Puerto Varas. Llegaban cosas nuevas, pocas cosas buenas y algunos clásicos, pero siempre había algo que leer -dice Yuseff.

En las vacaciones empezó a leer cada vez más. Y como no entraban muchos clientes a la librería, él se quedaba y conversaba con el dueño. Le empezó a recomendar una lectura y luego otra.

-Fue el primero que me habló de Bolaño -dice-. Me impresionó mucho y ahí me empezó a gustar. Yo abordo las cosas obsesivamente y empecé a leer, a leer, y de todo. Ahí conocí Crimen y castigo, de Dostoievski. Y así es la afición, no tengo ninguna vertiente profesional. Después yo estudié filosofía y, sin duda, me tocó leer clásicos.

Era el año 2000 e ingresó a estudiar el magíster en Lógicas y Filosofías de las Ciencias en la Universidad de Valparaíso. Y fue el período en donde Gonzalo Yuseff empezó a desencantarse de la política militante. Pertenecía a la Juventud de RN, donde conoció y trabó amistad con Rodrigo Hinzpeter. En 2001 fue parte del comando que tenía como misión establecer a Sebastián Piñera como candidato a senador en la circunscripción V Costa, peleando duramente con el candidato de la UDI el ex almirante Jorge Arancibia. Sucedió que, tras una dura disputa entre ambos, Piñera bajó su candidatura. Lo hacía a cambio de que el entonces candidato presidencial de la Alianza, Joaquín Lavín, apoyara a los candidatos de RN durante la campaña parlamentaria, según una propuesta del mismo Lavín.

Yuseff, que era uno de los jefes del comando de Piñera, sufrió un shock. De hecho, dejó de ser militante en 2004. Y tomó la determinación de hacer bien su magíster y convertirse en fiscal. Tuvo una muy buena relación con sus profesores y compañeros y se estableció una especie de club de lectura. Debían de leer complejos libros para los ramos, y poco a poco se convirtió en un devorador de libros.

"Llegué a leer 200 hojas diarias. Ahora no, desde que trabajo en este negocio leo cerca de 50. O los puros fines de semana…, cuando estoy muy nervioso. Antes yo tenía una vida placentera".

En 2005 fue aceptado como fiscal en Quillota. En ese período leyó Los Miserables, de Víctor Hugo, de 2.000 páginas, en menos de un mes.

"Eso lo hacía porque las audiencias son aburridas y repetitivas. Y a veces escribía yo mismo, o tomaba párrafos. Entonces, ocupaba toda la audiencia o repetía las cosas que eran de memoria", reconoce.

Entre sus funciones empezó a devorarse autores españoles, ingleses, norteamericanos. Shakespeare, Cervantes, Norman Mailer o Scott Fitzgerald. Pero quienes tocaron su alma literaria de manera más fuerte fue un puñado de rusos de finales del siglo XIX. "El tema de los rusos ha sido recurrente. Encuentro que ahí, efectivamente, hay algo distinto en la historia del universo".

Chejov, Dostoievski, Tolstoi. Los tres escritores, cuyas vidas se cruzaron en su tiempo, mientras que sus obras cambiaron el sentido de la literatura contemporánea, llenaron de profundo sentido al futuro barbudo de la ANI.

"Tolstoi termina haciendo una enseñanza moral, hace lo contrario que hacen en Europa: un teorema de la moral. Tolstoi hace una moral práctica: así es cómo hay que vivir, así son los deberes; Tolstoi dice que hay que vivir sencillamente, hay que ser ascético, no hay que sentirse superior a nadie".

José Miguel de la Barra con Merced, a punto de llegar a la librería de viejos Mío Cid, donde Gonzalo Yuseff es un silencioso cliente.

-Y la barba.

-La barba, ¿qué? -pregunta.

-La barba es por Tolstoi, entonces.

Ver una foto del viejo León Tolstoi, anciano, con una temible mirada y una mole de pelo blanco en el mentón es emular a ambos personajes, salvo que uno es más joven y vivo que el otro.

Gonzalo Yuseff se ríe.

-La barba tiene que ver con muchas cosas -dice.

"¿Tú sabías que Gonzalo ya se había dejado la barba así, antes? ¿Y que se la ha dejado crecer cada vez que ha nacido un hijo suyo?", revela Francisco Chahuán.

Yuseff camina por la calle, le observan la barba taxistas, peatones, mujeres y niños.

-Hace 10 meses nació mi hija, y desde ese momento no me la he cortado. A ella le gusta, le hace cosquillas. Inconscientemente, siempre me agradó el look de Tolstoi y del otro gran maestro, que es Charles Darwin, que también tiene una barba simiesca. Ahora tengo una mujer que le gusta. Y en este negocio, al parecer, inspira algo de respeto.

El diputado Jorge Burgos tiene otra opinión: "Me es indiferente su manera de verse, tengo amigos con barbas más impresionantes que la suya".

Entra a la librería y saluda a los empleados.

-Cuando me llamaron para hablar con el Presidente, en 2010, tenía una barba muy parecida a esta. Un amigo me dijo: "Si quieres ese puesto, aféitate, porque si no van a pensar que quieren contratar a un orate". Y, obvio, me afeité.

Fiscal estrella

Vladimiro Montesinos, ex capo de la Inteligencia peruana -ahora caído en desgracia-, hizo un perfil muy condescendiente de Yuseff a través de su Facebook, según publicaron los medios de Chile y Perú. Con el título de "El discreto encanto del jefe de la Inteligencia chilena", Montesinos le otorga importancia a Yuseff por "su paso por el Ministerio Público y los casos penales que ha tenido a su cargo, lo definen como un hombre formado para la confrontación. Para desenvolverse en medio de los contradictorios que se dan en los procesos penales donde interactúan dos partes en contienda. La fiscalía que presenta el caso, y la defensa técnica que busca desvirtuar la tesis del fiscal".

Gonzalo Yuseff estuvo como fiscal de Quillota y luego saltó a Viña del Mar. En 2005 se encontró con el caso que lo catapultó a la fama: "El sicópata de Reñaca".

Después de un aumento en los ataques sexuales del área, Gonzalo Yuseff comprendió que se trataba de un criminal en serie. Se hizo ayudar por la PDI y trabajó para lograr la detención del delincuente. El fiscal de Coquimbo, Carlos Vidal, recuerda cómo su amigo se sintió conmovido con las víctimas del sicópata.

"Yo tenía un caso que me afectaba de la misma forma. Y hablábamos de lo que sentíamos por estas historias. Lo que importaba investigar para esclarecer los hechos y tranquilizar a las víctimas. Sé que Gonzalo trabajó mucho para detener al imputado. Estuvo muy metido en la investigación, iba a los lugares, repetía los horarios. Fue importante para resolver el caso".

Sergio Espinoza Mondaca fue detenido e imputado por 27 agresiones sexuales, lo que lo convertía, según Yuseff, en el violador serial más peligroso de las últimas décadas, según una comparación que hacía a un informe del FBI donde ponía a delincuentes norteamericanos con menos delitos como los más agresivos de las últimas décadas. El sicópata de Reñaca era mucho más voraz. Su trabajo redundó en una sentencia ejemplar: perpetua efectiva. Le caían 40 años para Espinoza Mondaca.

En la librería, Gonzalo Yuseff revisa los estantes. habla con el dueño del local. Pregunta por algunas ediciones y decide comprar dos libros: una antología de Frank Kafka en inglés y La conquista de Chile, de Tancredo Pinochet.

"La ficción literaria se hace más real cuando uno ha visto un muerto de verdad o el dolor de una víctima, que cuando no. Conoces las reacciones del cuerpo frente a la muerte, a lo mejor tiene más capacidad para leer cuando se escribe eso; y cuando uno lee literatura puede entender un caso desde una perspectiva más abstracta, por el tema de la culpa. Aunque la mitad de los bandidos son sujetos que tienen pocos sentimientos".

Esa sensibilidad literaria hizo que Gonzalo Yuseff le ofreciera a su amigo del colegio, Antonio Perocarpi, director de la revista Tell, de Viña, escribirle las reseñas para sus ediciones.

"Le dije que bueno, y ha cumplido sagradamente. Me explicó que no realizaría una crítica, sino que contaría un poco de qué trataba el libro y el contexto que tenía el autor para escribir la obra. Ha resultado. Gonzalo es un buen amigo, íbamos a ver al Everton cuando chicos y le gusta jugar a la pelota todos los sábados en el quinto sector de Reñaca. Anda a verlo, es un espectáculo".

Jugar callado

Dos arcos en la playa. Hace 33 años un grupo de ex alumnos del Mackay, más surfistas y rugbistas del quinto sector de Reñaca, juegan una pichanga de fútbol entre marzo y diciembre, llueve o truene.

Gonzalo Yuseff es uno de los jugadores.

-Oye, y por qué la barba -le pregunta un jugador joven.

-La primera, y más razonable, es que enloquecí. Recuerdo que cuando tenía un asistente con una barba así, había mucho prejuicio respecto de él. La barba es un símbolo de izquierda, Fidel tenía la misma barba.

-¿Entonces tú? -le preguntan.

-Es una radicalización piñerista.

Cada fin de semana se enfrentan los jugadores de Italia, de azul, contra los de Francia, de blanco. La semana pasada Yuseff fue atacante italiano y esta semana será un volante de quite francés.

-Juega callado, huevón -le grita Dante al "Gordo Pato".

Por la barba, a Yuseff lo apodaron "El australopithecus de Reñaca".

-De las cosas más notables que hago en mi vida es jugar esa pichanga. De partida es cómo se juega: tiene mucha onda jugar en el mar. Como uno es de ahí, se olvida. Pero pasan los surfista cuando es invierno o aparecen las focas. Le da un sentido muy tolstoiano. León Tolstoi era un profeta de la vida, admiraba la naturaleza, la simplicidad.

El balón le llega al barbón de Francia, corre y la pelota se queda un poco en la arena, y eso hace que el defensa pase. Queda solo el arquero.

-Un día, un ruso de este negocio me dijo que tenía que leer a un escritor que se llama Mijail Bulgákov y su libro El maestro y Margarita. Es la mejor información que me han dado en este negocio -diría al salir de la librería, un día antes.

Yuseff remata y el arquero vuela en busca de esa pelota.

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