El halcón que ronda la Cancillería
<P>El general (R) Ernesto Videla se ha convertido en una de las voces influyentes en Cancillería frente al manejo de las relaciones con Bolivia. Durante el régimen militar, donde fue subsecretario de RR.EE., siguió de cerca las tratativas de Augusto Pinochet y Hugo Banzer por el acuerdo de Charaña.</P>
A fines de mayo pasado, días antes de que Alfredo Moreno viajara a la asamblea de la OEA en Cochabamba, no más de 10 personas conocían en detalle los borradores de los discursos que el canciller pronunciaría para responder a los alegatos de Bolivia frente al tema del mar.
Una de las personas que había participado en las reuniones preparatorias de Cochabamba era Manuel Ernesto Videla Cifuentes, según señala una alta fuente diplomática. A esa altura, el general (R) de Ejército, de 74 años, y ex subsecretario de RR.EE. del régimen militar se había transformado en uno de los asesores influyentes de la Cancillería en el manejo de la relación bilateral con Bolivia y es uno de los más críticos frente a la reivindicación marítima.
Desde el 1 de enero de 2011, el ex uniformado figuraba en el portal de Gobierno Transparente de Cancillería como "experto en temas de política exterior" y contratado a honorarios para "asesorar a la Subsecretaría de Relaciones Exteriores en temas vecinales".
Aunque no ocupa oficina en el ministerio, Videla habla con Moreno cuando se tratan temas de importancia relacionados con Bolivia, la demanda marítima o la disputa por el Silala. Además de las reuniones preparatorias de Cochabamba, afirma un embajador, el general en retiro fue uno de los que monitoreó el mensaje del Presidente Evo Morales con ocasión de la conmemoración en Bolivia del "Día del Mar".
En esa oportunidad, el canciller Moreno había optado por quedarse en Chile y postergar un vuelo a Vietnam -donde acompañaría al Presidente Sebastián Piñera a una gira por Asia- para analizar las palabras del mandatario boliviano. Moreno convocó a una reservada reunión a seis de sus colaboradores más cercanos, entre ellos el embajador Alfonso Silva, tercer hombre de la Cancillería y uno de los de mayor confianza del ministro. En el despacho del canciller vieron la transmisión del discurso de Morales, donde acusó a Chile de ser un "mal vecino" y criticó el tratado limítrofe de 1904.
Tras escuchar el discurso de Morales, asegura un embajador, Videla fue partidario de endurecer el tono de la respuesta de Chile, lo que habría transmitido a Moreno.
El general en retiro ha sido crítico de las gestiones que llevaron adelante los últimos dos gobiernos de la Concertación en relación a Bolivia y contrario a la llamada agenda sin exclusiones, pues, a su juicio, creó confusión en La Paz y alentó falsas expectativas en la administración de Morales sobre la posibilidad de alcanzar un acceso al océano Pacífico a través de territorio chileno.
Desde que comenzaron sus asesorías al gobierno, el ex uniformado ha defendido con fuerza la tesis de que no existen problemas pendientes con La Paz y que Chile no debe aceptar los planteamientos reivindicacionistas bolivianos. Su línea argumental ha sido la de respetar la intangibilidad del tratado de 1904.
Las ideas de quien fuera jefe de la delegación chilena ante la mediación papal por el Canal de Beagle y subsecretario de Relaciones Exteriores durante los últimos ocho años del régimen militar se han escuchado en el equipo asesor del canciller.
Reservado y discreto, Videla no habla sobre su actual trabajo en Cancillería. "Hay temas en los que yo no existo", responde a La Tercera cuando se le pregunta sobre sus asesorías al canciller. "No voy a confirmar ni desmentir nada", añade.
Al respecto, Moreno señala: "Es una gran persona a la que llamo de vez en cuando, porque tiene una gran experiencia en el tema de juicio internacionales".
En línea con los dichos del ministro, otros altos personeros de RR.EE. sostienen que Videla no ocupa muchas horas de su tiempo en el tema, aunque participó en el diseño de una posible defensa de Chile en el caso de que Bolivia acudiera a los tribunales internacionales por su demanda marítima. Añaden que Moreno lo llama de vez en cuando telefónicamente y lo convoca a su despacho para escucharlo, tal como lo hace con otras personas.
Fue a comienzos de 2010 cuando Videla retornó a la Cancillería. Algunos altos personeros diplomáticos señalan que en principio se le habría ofrecido asumir una embajada. Sin embargo, Videla habría declinado esta oferta por razones personales.
La posibilidad de irse al extranjero se diluiría por completo pocos meses después, tras la abrupta salida de Miguel Otero desde la misión de Chile en Argentina por sus dichos sobre el régimen militar.
La idea de que Videla apoyara el trabajo de Cancillería no era casual. El ex uniformado conocía bien esa cartera.
Considerado uno de los oficiales más políticos del círculo de confianza de Pinochet, este ingeniero militar había sido destinado en 1976 al Ministerio de Relaciones Exteriores para hacerse cargo de la recién creada Dirección de Planificación (Diplan).
Desde ahí, al entonces teniente coronel le tocó seguir de cerca las negociaciones con Bolivia por el fallido acuerdo de Charaña, que pretendía dar a La Paz un corredor soberano al mar a cambio de canje territorial. Las tratativas entre Augusto Pinochet y Hugo Banzer son consideradas hasta ahora los esfuerzos más serios por solucionar la reivindicación marítima de Bolivia.
Poco después Videla se haría cargo del litigio con Argentina por el Canal de Beagle. Primero en Diplan y desde 1980 como subsecretario de RR.EE., Videla se convirtió en jefe de la misión chilena para la mediación papal y en un actor clave de este proceso.
Dejó la Cancillería en 1988, poco después del plebiscito de ese año, cuando renunció al Ejército. Según señaló en sus memorias el ex comandante en jefe de la Fach, Fernando Matthei, el nombre de Videla fue uno de los que estuvieron en el debate entre los miembros de la Junta de Gobierno cuando se reunieron para dirimir quién sería el candidato.
Antes de asumir en Cancillería, Moreno conocía de lejos al general en retiro. Como presidente de Icare había escuchado en un seminario sus opiniones sobre política exterior.
Pero no fue con el canciller con quien llegó a trabajar a Videla. Al principio se integró junto al ex embajador Oscar Fuentes al comité asesor del subsecretario Fernando Schmidt, pues era él quien llevaba en ese momento las negociaciones con Bolivia.
El ex uniformado siempre ha estado en contra de dar un enclave costero no soberano a Bolivia en la quebrada de Tiliviche, a unos 40 kilómetros al norte de Pisagua.
La fórmula de solución la había planteado en forma secreta el gobierno de Michelle Bachelet a Morales a fines de 2009, a meses de dejar La Moneda. Bolivia pedía un terreno de 20 x 20 hectáreas para la construcción de un puerto industrial, zonas de acopio de carga y un balneario turístico. También solicitó instalaciones para "un destacamento naval", lo que, de acuerdo a la contrapropuesta que llegó a presentar la vicecanciller boliviana Mónica Soriano, sería una delegación de la Escuela Naval para instrucción de 50 marinos bolivianos, y un casino.
El gobierno de Piñera se enteró de esta fórmula de enclave sin soberanía en enero del 2010, cuando, en medio del proceso de traspaso de gobierno, el ex canciller Mariano Fernández le entregó una carpeta a Moreno en la que figuraban estas negociaciones. La nueva administración desechó de inmediato la idea.
La administración piñerista apostó en su primer año por sellar un acuerdo con Bolivia que respetara tres principios: no ceder soberanía, respetar el tratado de 1904 y no partir a Chile en dos por el norte.
En esos términos, Piñera y Moreno hablaron con Evo Morales y el canciller boliviano David Choquehuanca en varias oportunidades durante el 2010 y se continuó con el trabajo de la agenda bilateral de 13 puntos sin exclusiones.
En un informe de Videla que hacía circular sus puntos de vista, y que divulgó en junio de 2011, el militar en retiro señaló: "Chile no tiene problemas de límites pendientes con Bolivia y está bueno que se entienda. Si nuestro vecino lo entiende, podremos concentrar nuestros esfuerzo en complementarnos mejor y en facilitar el desarrollo, porque Bolivia tiene enormes riquezas naturales".
Para entonces, el gobierno de Morales había dejado atrás la idea de una salida sin soberanía y había anunciado -en marzo del 2011- que recurriría a tribunales internacionales y más tarde que denunciaría o renegociaría el tratado de 1904. Era el quiebre definitivo y el inicio de un escalada de tensión con Chile. Un escenario donde las opiniones más duras y críticas de Videla frente a la posibilidad de forjar un acuerdo con Bolivia encontrarían más eco en la Cancillería.
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