El héroe de la comunidad negra que negó su piel, pero que hoy vuelve a su cuna
<P>Nació en una de las ciudades más segregadas de los Estados Unidos y se crió en el mayor sello de la música negra (Motown). Pero Michael Jackson alteró su piel y llegó a cantar que no importaba "si eres negro o blanco". Sin embargo, sí acusó racismo durante los juicios en su contra y cuando su sello Sony/BMG no lo apoyó como él esperaba.</P>
Indiana fue una de las ciudades más segregadas de los Estados Unidos durante los 60. La población afroamericana apenas se empinaba por el cinco por ciento y familias como la de los Jackson no eran precisamente bien miradas en el vecindario. Menos cuando Joseph Walter, el padre del clan, ex boxeador y operador de grúas en una fábrica de acero, decidió armar con cinco de sus hijos algo así como la versión negra de los Osmonds, grupo de chiquillos blancos que monopolizaban las listas de la época con un pop aséptico y derechamente radial.
Los Jackson 5 se criaron musicalmente al alero de los grandes héroes de la música negra y terminaron firmando con el sello (Motown), que era popietario del mejor catálogo de ese sonido. Se convirtieron en estrellas para su público, pero no fue sino hasta que Michael se independizó y cruzó el charco en 1982 -después del éxito fenomenal de Thriller- que se acabaron las distinciones de raza. Pero no fue fácil: la cadena MTV, que llegaría a ser su principal aliada, se negó en un comienzo a exhibir el video de Billie Jean. No había racismo, según su tesis, sólo que nunca habían programado música de cantantes de raza negra, porque su línea en ese entonces apuntaba al rock. Y el rock lo hacían los blancos.
Michael rompió esa brecha y fue el primer cantante afroamericano en alcanzar fama mundial y ser asumido como propio por la comunidad blanca. Sin distinciones ni apellidos. Ahí se convirtió en un héroe de su comunidad, sin embargo, justo después de eso vino su obsesión por las cirugias y los tratamientos capilares que fueron confirmando algo inexplicable: sus ganas de convertirse en un blanco.
Jackson decía que era el vitiligo (enfermedad que va decolorando la piel) y otras complicaciones cutáneas, pero nadie es tan ingenuo. Sin embargo, su gente, la misma que hoy lo llora en las puertas del teatro Apollo en el neoyorquino barrio del Harlem (cuna de los grandes héroes de la música afroamericana), nunca lo cuestionó. Al contrario. A pesar de que el mismo cantante llegó a cantar en 1991 que no importaba "si eres negro o blanco" -en una suerte de declaración de principios que justificaba su cambio de piel-, Jackson recurrió a la tesis del racismo cuando entró en problemas.
Acusó segregación en 2001 cuando increpó al entonces presidente del sello Sony (Tommy Mottola) de no haberle dado el apoyo suficiente a su disco Invincible (2001), sólo "porque soy negro", e hizo lo mismo cuatro años después, cuando fue sometido a juicio acusado de abusar de menores de edad. Su partida parece poner las cosas en su lugar y basta ver los tributos callejeros para enterarse de algo que no borrará ningún tratamiento en la piel: que la comunidad negra quiere a uno de sus mayores héroes de vuelta. Que Michael Jackson siempre fue uno de ellos.
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