El legado de Kulczewski en el barrio Yungay
<P>A pasos de Plaza Yungay descubrieron casi por casualidad seis casas del arquitecto, autor de la estación del funicular del San Cristóbal y la sede del Colegio de Arquitectos. </P>
Quería reubicar el baño y la cocina de la casa de adobe que había comprado en calle Santo Domingo, a pasos de Plaza Yungay. Como buen arquitecto, Benjamín Bottinelli le había encontrado potencialidad a esa oscura vivienda de un piso que le vendió una señora que vivía en ella junto a siete gatos y rodeada de ornamentaciones chinas. Entonces fue a Aguas Andinas para que le mostraran el plano original y así ver las salidas al alcantarillado. En la sanitaria lo hicieron esperar un par de días antes de entregarle un pliego de papel fibroso en donde se dibujaban en tinta las demarcaciones de las seis casas que se habían levantado en la misma cuadra por encargo de un señor de apellido Guttmann en 1922. En la parte superior del plano estaba escrita con cuidada caligrafía el nombre de su creador, el arquitecto de ascendencia polaca Luciano Kulczewski.
"Casi me voy de espaldas, yo había arrendado mi primer taller en uno de sus edificios con gárgolas de Merced, no funcionaba nada, pero era casi místico trabajar en una casa edificada por él, imagínate descubrir que había comprado una sin saberlo", señala Bottinelli.
Pasó casi un año sin contarle a nadie, hasta que, buscando en internet información para dar con un maestro yesero para refaccionar las habitaciones, dio con la Escuela Taller Fermín Vivaceta, un colectivo de profesionales y amigos del patrimonio del Barrio Yungay que imparten cursos de carpintería, adobe y yeso para refaccionar las añosas casas del sector. "Para nosotros fue una felicidad saber de las casas de Santo Domingo, porque unos alumnos del taller estaban justo trabajando en otras casas Kulczewski en la misma manzana, pero por calle Catedral, señala Alicia Délano, una de sus integrantes.
Según ellos, las seis viviendas de Santo Domingo, más las otras seis de Catedral -declaradas inmuebles de conservación histórica-; sumadas a una en calle Maipú y el edificio de Quinta Normal en donde funcionó la Casa del Adulto Mayor de Santiago, actualmente en reparaciones, terminaron de conformar un pequeño polo patrimonial Kulczewski en Santiago Poniente.
Las seis casas de Santo Domingo perdieron sus cornisas en el terremoto de 1985, "eran unas columnas bien pesadas que se cayeron hacia adentro, un maestro me dijo que había que botarlas, porque podían provocar algún accidente", recuerda Margarita Campaña, la vecina más antigua del conjunto. El sueño de Benjamín Botinelli es reconstruirlas usando un material más liviano, para eso recopila fotos antiguas con los vecinos.
Una idea similar es la que llevaron a cabo los alumnos del taller Fermín Vivaceta en las casonas de dos pisos de Catedral.
"En un primer momento sólo se pudo trabajar en las fachadas, por cosas de presupuesto. Nosotros somos totalmente independientes y trabajamos en conjunto con los vecinos, ellos ponen los materiales y nosotros la mano de obra", señala María Soledad Ponce, otra integrante del taller.
Andrés Jorquera es dueño de una de las casas: "No se pudo reparar mucho, porque no había plata, estas casas están bien deterioradas y si tengo algo de plata, prefiero arreglar adentro que mejorar la fachada".
Cuenta que de las casas restantes, dos son subarrendadas a inmigrantes y las otras dos fueron declaradas inhabitables después del terremoto de 2010. Curiosamente las que mejor lucen.
Para el arquitecto Maximiano Atria, quien dicta un taller sobre Kulczewski en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, las casas del barrio Yungay forman parte de una obra de mediana envergadura del arquitecto de origen polaco que está esparcida por distintos lugares de la capital.
"Hay que entender que en su época era muy conocido, por lo que se le encargaban muchos trabajos. Conocemos sus obras más emblemáticas, como la estación del funicular del San Cristóbal, pero deben quedar muchas más", asegura.
De hecho, los alumnos de su taller están investigando este legado desconocido, no sólo en Yungay, sino también en Recoleta y otros sectores de la capital, verificando su autoría, cotejando planos antiguos para elaborar así un catastro lo más detallado y preciso posible. Esta información la compartirán con la Agrupación Cultural Lastarria-Mistral, quienes desarrollan el proyecto Kulczewski 360, que incluye un libro, un documental y una exposición itinerante sobre el legado del arquitecto, los que esperan fondos públicos para desarrollarse.
Kulczewski cuenta además con otra serie de obras que sobresalen en el paisaje arquitectónico santiaguino, entre ellas la sede del Colegio de Arquitectos (Alameda 115), la piscina de la Universidad de Chile (Santa María 983), la casa-taller de la familia Kulczewski Yanquez (Estados Unidos 203), la Población Keller de Providencia, la Población Los Castaños de Independencia y los llamativos edificios de Merced 268, Alameda 2136 y Merced 84.
Juan Carlos Silva, director de la agrupación, señala que la familia Kulczewski les donó el archivo del arquitecto, el que contiene libros y fotografías de su vida y obra. Los que se darán a conocer una vez que sean debidamente catalogados. Por el momento descansan en la casa de Jaime Kulczewski, su octogenario hijo, esperando que se concrete el viejo anhelo de la agrupación: crear un museo en memoria del arquitecto en la casa de los torreones de calle Estados Unidos.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.