El líder bolivariano que soñaba con ser beisbolista
<P><span style="text-transform:uppercase">[PERFIL]</span> Hugo Chávez no dejó indiferente a nadie. Locuaz, de carácter explosivo y odiado por sus detractores, se convirtió en una de las figuras más influyentes de América Latina. Dejó una Venezuela polarizada y nunca renunció a su particular estilo y a su deseo de convertirse en una suerte de "referente latinoamericano". </P>
Cuando niño, Hugo Chávez Frías quería ser el pitcher del equipo de béisbol Magallanes. Ni más, ni menos. En su lejana Sabaneta, soñaba con convertirse en pelotero de las Grandes Ligas e integrarse al San Francisco Giants, para seguir los pasos de su héroe, el caraqueño Néstor "Látigo" Chávez. Cuando "Látigo" murió en un accidente en 1969, Chávez tenía 11 años y faltó dos días al colegio por la pena que sintió. Cinco años más tarde, se inscribió en la Academia Militar, en una carrera que lo llevó a ascender hasta teniente coronel. Pero lo que en realidad quería Chávez era ser jugador de béisbol. Mucho menos se imaginó que algún día se iba a convertir en el presidente de Venezuela y en uno de los políticos más influyentes de Latinoamérica en la última década.
Pese a que una y otra vez repitió que había derrocado al cáncer, el líder venezolano falleció tras una larga lucha contra una enfermedad que él mismo calificó de "terrible". Chávez esperaba gobernar su país hasta 2031 y consolidar su revolución bolivariana, tal como lo hizo en su momento su máximo mentor y amigo: Fidel Castro. Fue precisamente Cuba donde Chávez encontró refugio. A la isla viajó en numerosas ocasiones para diversas quimioterapias y tratamiento. Y fue también La Habana y el antiguo socialismo el que inspiró su proyecto, que luego se basó en lo que llamó "socialismo del siglo XXI". "Creo que me hacía falta el cáncer, le doy gracias a Dios por enviarme esa enfermedad que me ayudó a frenar en seco", dijo durante su tratamiento, fiel a su particular estilo.
Criado por su abuela en la región llanera de Barinas e hijo de una pareja de profesores de primaria, Chávez tuvo una infancia humilde; fue monaguillo y siempre se mostró interesado por el teatro. Fue su abuela Rosa Inés quien le habría transmitido su interés por los temas sociales.
Histriónico y sin pelos en la lengua, desde joven sus habilidades comunicacionales eran innatas. "En vez de Superman, mi héroe era Bolívar", dijo una vez. En los 70, cuando era oficial, experimentó una particular conversión a las ideas revolucionarias cuando fue enviado a combatir a la guerrilla en la región de Anzoátegui. Fue en esa época cuando se obsesionó con las figuras de Simón Bolívar, Marx, Lenin y Fidel Castro. Según la biografía sobre Chávez del ensayista mexicano Enrique Krauze, El Poder y el delirio, el libro El papel del individuo en la historia, del padre del marxismo ruso, Gueorgui Plejánov, cambió su vida.
Chávez fue el primer presidente de Venezuela que nació en la era de la televisión. Y se sentía muy a gusto con esa tecnología, tanto que siendo gobernante estrenó el programa Aló Presidente, donde dio rienda suelta a sus interminables discursos, con insultos incluidos a sus enemigos. Fue en ese programa donde calificó a George W. Bush de "burro" y "Míster Danger". También dijo que Alan García era un "truhán", "un corrupto de siete suelas".
Precisamente, Chávez adquirió parte de su fama gracias a su locuacidad y su carácter explosivo. Pero también por su astucia y pragmatismo a la hora de defender su revolución. No dejó indiferente a nadie ni en Venezuela ni en el resto del planeta. Odiado por sus detractores, que lo consideraban un dictador y como un populista que no hizo más que polarizar al país, fueron también las divisiones de la propia oposición venezolana las que pavimentaron su consolidación en el poder. Ello, junto al respaldo de los militares, parte de los cuales se aliaron con un grupo de empresarios para darle un golpe en abril de 2002, del que sobrevivió 48 horas después.
Fue ese el mayor revés de su gestión, junto con el paro petrolero de ese mismo año. También saboreó la derrota en el referendo constitucional de 2007. "Sepa (la oposición) administrar su victoria, porque ya la están llenando de mierda, es una victoria de mierda y la nuestra, llámenla derrota, pero es de coraje", dijo aquella vez, tras su único fracaso en todos los referéndums y elecciones que organizó para reelegirse. Al igual que Castro, Chávez personalizó su revolución y se basó en los medios de comunicación para lograrlo. Comentadas fueron sus intervenciones y declaraciones sin filtro en las cumbres internacionales. Para la historia quedó el reto que le dio el rey Juan Carlos de España y su "por qué no te callas" durante una reunión en Chile.
Chávez, el segundo de seis hermanos, saltó a la fama en 1992, cuando protagonizó un fallido golpe contra Carlos Andrés Pérez siendo teniente coronel. "Después, su destino pudiera haber sido tan sólo una larga condena en prisión y la inhabilitación política de por vida. Pero en el medio están las circunstancias de la historia y, sobre todo, el hechizo mediático. El militar que aparece en la televisión, asumiendo las responsabilidades y el fracaso del golpe, ocupa el espacio de una representación esperada por muchísimos venezolanos. Aparece de pronto la encarnación perfecta de la antipolítica. En los carnavales de ese mes de febrero de 1992, hubo niños disfrazados de Chávez en los parques", cuentan Cristina Marcano y Alberto Barrera, autores de la biografía Chávez sin uniforme. Si bien ese día fracasó militarmente, tuvo su primer gran éxito de audiencia y su cara se hizo conocida para parte importante de los venezolanos.
Tras la intentona golpista, Chávez pasó dos años en la cárcel y en 1994 fue sobreseído por el gobierno de Rafael Caldera. A partir de entonces realizó un largo recorrido por Venezuela para explicar su proyecto político en plazas y anfiteatros. Y de la mano del Movimiento Quinta República fue el indiscutido ganador en las elecciones presidenciales de 1998. Al año siguiente asumió el poder y no dudó en llevar a cabo la apuesta que luego sería imitada por gobernantes como Evo Morales y Rafael Correa: una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna. De este modo, en 2000 llamó a nuevas elecciones y volvió a ganar con el 59,6% de los votos.
Con un mayoritario apoyo popular y el precio del petróleo a su favor, Chávez llevó a cabo expropiaciones, cerró empresas, fundó el Partido Socialista Unido de Venezuela, se peleó con los medios, desarrolló una serie de planes sociales para los más pobres y fustigó permanentemente a Washington al reunirse con Saddam Hussein, Muammar Gaddafi y Mahmoud Ahmadinejad. Pero a poco andar, un golpe de Estado casi acaba con su sueño bolivariano. El 12 de abril y luego de una jornada de gran violencia política, un grupo de militares se rebeló en su contra, lo detuvo y envió a la isla La Orchila. "No te inmoles, no vale la pena", le aconsejó Fidel en una llamada telefónica. Poco después, un desesperado llamado del líder cubano a Marisabel Rodríguez, entonces primera dama, alertó a CNN que en realidad Chávez no había renunciado, sino que se encontraba "secuestrado" por un grupo de militares. Poco después, un comando lo llevó de vuelta al Palacio de Miraflores y Chávez regresó en gloria y majestad.
El fallido golpe dejó herido al mandatario y dividió aún más al país. Para afianzarse en el poder, Chávez llevó adelante una serie de referendos y elecciones parlamentarias en 2005, de las que la oposición se retiró tras denunciar un fraude y falta de democracia. En todo caso, Chávez tuvo gran "habilidad" para mantener a raya a sus opositores. También continuó la política de expropiaciones y cerró varios medios de comunicación, lo que le valió duras críticas.
Al año siguiente, fue reelecto con el 62,8% de los votos. Desde esa nueva posición anunció que a partir de ese momento llevaría a Venezuela hacia el Socialismo del Siglo XXI. "¡Patria, socialismo o muerte!", repitió una y otra vez. Al mismo tiempo, aprovechó ese impulso para reformar nuevamente la Constitución, cosa de gobernar "hasta el 2030". Incluso, en otras ocasiones habló de mantenerse en el poder hasta 2050.
En esa época, la revista Time señaló: "Mientras Castro recibió el apoyo de la URSS durante la Guerra Fría, Chávez es un revolucionario autosuficiente". Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar en 2007. Ese año, y por primera vez en la revolución, Chávez perdió un referendo. Un año después, tuvo que recurrir a otras maniobras para aprobar la reforma a la Constitución. También su influencia fue mermando en la región e incluso se quedó sin su mayor enemigo (Bush) con el triunfo de Barack Obama en 2008. Así y todo, consiguió una segunda reelección en octubre de 2012.
Si bien en algún momento el proyecto de Chávez pareció fuera de época, encontró eco en parte de la región y no dudó en ayudar a sus aliados a conseguir el poder (Evo, en Bolivia; Correa, en Ecuador; Humala, en Perú, y Ortega, en Nicaragua). "Chávez siempre quiso entrar a la leyenda latinoamericana encumbrada por Fidel o el Che Guevara", concluye Cristina Marcano. Está por verse si lo consiguió.
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