El nuevo eje gastronómico de Providencia

<P><span style="text-transform:uppercase">[renovacion a la carta]</span> Restaurantes y cafés se han instalado en las antiguas casonas de las calles Cirujano Guzmán y General Flores, entre Avenida Providencia y Pérez Valenzuela. Cocina peruana, belga y catalana. Todo en una sola cuadra. </P>




PAPAS fritas belgas, esas que son especialmente crujientes. A pocos metros, pan con ajo y tomate, un clásico de la cocina catalana. Luego, un cebiche peruano, un buen café de Italia o una fresca ensalada. Una oferta internacional y variada en sólo una cuadra.

Desde hace un año, en General Flores y Cirujano Guzmán -dos pequeñas calles que corren perpendiculares a Av. Providencia y que terminan por unirse en una punta de diamante (ver infografía)- es posible encontrar casi una decena de nuevos restaurantes y cafeterías. Un silencioso y discreto polo gastronómico, entre el ajetreo de Av. Providencia y el tráfico de autos de Andrés Bello, motivado, principalmente, por el desarrollo inmobiliario de este sector, donde actualmente se construyen varios edificios de oficinas. Dentro de poco, estos proyectos proveerán potenciales clientes.

Entre los nuevos locales que han abierto en este enclave, el que lleva más tiempo es el restaurante catalán Cadaqués. Está ubicado precisamente en esa punta de diamante que conecta a ambas calles, en una antigua casa de muros blancos que, incluso, tiene un torreón. Como indica su nombre, la inspiración del lugar transporta hasta el pueblo donde vivió Salvador Dalí. Lo mismo su carta, con preparaciones ibéricas.

"Abrimos en noviembre de 2010 y muchos de nuestros clientes a la hora de almuerzo son oficinistas que trabajan en el barrio", cuenta Osmel Padilla, el administrador. Además de platos a la carta, al mediodía ofrecen tres tipos de menú: gourmet, ejecutivo y light.

"En marzo esperamos que la cantidad de clientes aumente, una vez que inauguren dos edificios nuevos. Uno en Cirujano Guzmán y otro en calle Pérez Valenzuela", agrega.

Según el administrador, también llegan muchos turistas hasta el restaurante. "Tenemos un convenio con una agencia de viajes que está frente al local. Ellos les recomiendan venir acá", cuenta.

A pasos de distancia, justo en la esquina de General Flores con Pérez Valenzuela, hay otra enorme casa que alberga al restaurante Les Compères. El nombre en francés quiere decir "los compadres", en alusión a los tres amigos belgas, oriundos de la ciudad de Lieja, que apostaron por abrir en Santiago un local que rescata las tradiciones culinarias de su país: choritos al vapor en distintas versiones; papas fritas belgas, más crujientes que las tradicionales; o carnes y pescados cocinados sobre una piedra caliente que se lleva a la mesa.

"Nos instalamos en agosto del año pasado", cuenta Christophe Ehx, uno de los dueños.

Recorrieron varios otros sectores antes de decidirse por este lugar. "Vimos opciones en Vitacura, Las Condes, Ñuñoa, Lastarria, Bellas Artes y el barrio Brasil", asegura.

Sin embargo, la ubicación actual terminó por convencerlos. "Además del atractivo arquitectónico de la casa, está muy cerca de Av. Providencia. De hecho, la estación de Metro Manuel Montt está a exactamente 347 metros de distancia. Lo busqué en Google Maps", explica Christophe.

A su juicio, este barrio se encuentra en "mitad de la ciudad". Otra ventaja es que durante la noche está permitido aparcar en calle Pérez Valenzuela, lo que evita el problema de encontrar estacionamientos a sus clientes.

Hace dos semanas se instaló el restaurante peruano Pachakama, en calle Cirujano Guzmán.

"Vimos que estaba esta casa en arriendo y aprovechamos la oportunidad", dice Gilberto Durán, uno de los dueños y chef del local.

Cuenta que le gusta el barrio, porque muy cerca transita mucha gente, pero "esta calle en particular es muy tranquila". Al igual que los otros restaurantes, en la entrada se puede ver instalada una pizarra con los menús del día. En este caso, platos peruanos a $ 4.500.

A un costado de este local abrió, a fines de enero, una cafetería que aún no tiene nombre y está en marcha blanca.

"Estoy pensando en llamarla Cafetería Verona, porque tenemos café italiano", explica su dueña, Carla Borques, quien, por ahora, atiende personalmente a los clientes.

"Además de café, tenemos menú de almuerzo, como carne al jugo, charquicán y pastel de choclo, entre otros", dice.

Según la dueña, a pesar de que es verano, el local se ha llenado.

Uno de los más nuevos es el Café 72, en ese mismo número de calle General Flores. "Abrimos el 7 de febrero", cuenta Pablo Vargas, el dueño, quien llegó a Santiago, luego de vivir 25 años en Europa, con ganas de montar su propio café en la ciudad. "Este barrio es como una isla", remata.

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