El nuevo Range Rover confirma que tiene dos personalidades extremas

<P>El más icónico de los SUV premium se vuelve todavía más lujoso, e incorpora lo último en tecnología para realzar sus capacidades <I>off-road</I> y confirmar que su versatilidad no tiene límites.</P>




Una aventura singular que comenzó en las dunas de Essouira, en la costa de Marruecos, fue la propuesta de Land Rover para la presentación mundial del nuevo Range Rover, cuarta generación de su buque insignia.

Fue ahí donde comenzamos a corroborar que el Terrain Response de segunda generación es probablemente el sistema 4x4 más sofisticado y eficiente del mundo. Como novedad respecto de la versión anterior, incluye un modo automático, que a través de mil mediciones por segundo adapta el sistema de tracción a las condiciones del terreno, exigiéndole al conductor nada más que mover el volante y pisar los pedales.

El recorrido siguió por unas escarpadas laderas de rocas y unos maltrechos caminos perdidos en el Marruecos profundo, para pasar a una moderna carretera de cuatro carriles antes de entrar a las atestadas y siempre peligrosas callejuelas de Marraquesh, patrimonio mundial de la humanidad.

La aventura terminó en el Atlas, la cadena montañosa más alta de Africa, donde no sólo trepamos hasta 2.000 metros por una áspera ruta de tierra, sino que remontamos por varios kilómetros un río bastante profundo y con fuerte corriente, donde pudimos comprobar dos de las nuevas cotas del modelo: 900 mm de capacidad de vadeo (200 más que antes) y 296 mm de despeje (13 mm más).

Es muy probable que ni un cliente chileno del Range Rover haya experimentado algo siquiera parecido a esta aventura. Ni uno en Chile y muy pocos en el mundo, pese a que el emblemático modelo cumplió 40 años y ha vendido más de un millón de unidades desde su presentación en 1970, cuando deslumbró a la industria mundial al mezclar en un mismo producto las capacidades inherentes a un Land Rover con el mayor lujo conocido en un modelo off-road.

Pero claro, la apuesta de la marca con el nuevo modelo no es sólo confirmar que sigue siendo el SUV más lujoso y capaz del mundo, sino conquistar a clientes más cercanos a los sedanes premium, que jamás transarían confort por versatilidad, dos cosas que sólo en el Range Rover se consiguen a pleno.

Mucho mejor

En Land Rover dicen que los propios clientes del Range Rover mandaron el mensaje: "no lo cambien, háganlo mejor". Y esto explica que tras diseñar un auto exquisito como el Evoque, el equipo de Gerry McGovern no haya aplicado el mismo dramatismo en el nuevo Range, manteniendo intactas sus elegantes proporciones y el distintivo ADN del modelo.

Sin embargo, la clave del diseño está en haberlo hecho menos majestuoso pero mucho más aerodinámico y moderno. Así, el cambio exterior más relevante es un techo puesto 20 mm más abajo, y la adopción del estilo Evoque, con una nueva parrilla, diseño led para las luces diurnas y branquias laterales insinuadas pero irreales.

Lo mismo ocurre en el interior, donde se mantuvo intacta su arquitectura, pero se eliminó el 50% de los botones para hacerlo más sofisticado e intuitivo. Ni hablar de la calidad o materiales, todo extraordinariamente lujoso. Y por si no alcanzara con eso, hay 18.000 combinaciones posibles para personalizar el auto a gusto.

Destacan unas plazas traseras más grandes en 120 mm y que se pueden especificar con dos butacas, el acceso al auto rebajado a 50 mm, y un sistema de audio Meridian de 1.700 watts y 29 parlantes.

Ahora, hay que montarse arriba del nuevo Range Rover para darse cuenta por qué hablamos de un auto claramente mejor. Y es que los ingenieros de Land Rover desarrollaron el primer SUV del mundo con carrocería de aluminio, lo que en cifras duras significó para un modelo que con los años se había puesto grueso y pesado, una reducción de 300 kilos. Sumado a otros 120 kilos rebajados en motores y sistemas, tenemos un Range Rover que bajó hasta los 2.160 kilos de peso. Como dicen en la marca, la carrocería del Range Rover es 23 kilos más liviana que la de un BMW Serie 3 y 85 kilos que la de un Audi Q5. Y 100 kilos significa una reducción de un 2% de consumo, lo que en la suma no es poco.

Los motores son los mismos que antes, pero mejorados. De entrada está el diésel V6 3.0 con 258 Hp y 600 Nm de par conocido del Range Sport. También petrolero es el SDV8 4.4 con 339 Hp y brutales 700 Nm, mientras que gasolinero es el conocido V8 5.0 supercargado, con 510 Hp. Todos ellos vienen asociados a una excelente caja automática de ocho velocidades desarrollada por ZF, y todos estarán disponibles desde marzo en Chile.

La sensación general es que se trata de un Range Rover mas liviano y ágil de comportamiento, en la cuerda de un Range Sport. Y gracias a la nueva suspension neumática (con un recorrido impresionante de 597 mm) y al sistema de control de balanceo, prácticamente dobla plano, incluso a alta velocidad. Y es silencioso como el mejor de los sedanes premium, lo que dice aún más de este monstruo capaz de subir por la pared más escarpada o remontar el peor de los ríos, sin perder el mayor refinamiento del mundo.

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