El nuevo "trance" de Manuel Cruzat

<P>El 3 de noviembre, el empresario será formalizado por la quiebra fraudulenta de Curauma, su emblemático proyecto de la Quinta Región. Para preparar su defensa, Cruzat fichó a la abogada Catherine Lathrop. Confiado en que superará este "traspié", el empresario explora nuevos negocios y en paralelo prepara una contraofensiva legal para recuperar los terrenos de Curauma, valorados en US$ 500 millones. </P>




Varias veces a la semana, Manuel Cruzat Infante se traslada a un edificio ubicado en calle Nueva York, en el centro de Santiago. Ahí, en el quinto piso, tiene habilitada una oficina,¿ en las mismas dependencias que ocupa el despacho de quien es su abogada de cabecera desde 2013, Jésica Torres. Juntos suelen repasar la estrategia legal para los distintos flancos judiciales que el empresario -que a inicios de los 80 lideró el mayor grupo económico local- ha debido enfrentar en los últimos años.

Ahora, Cruzat Infante se prepara para dar una nueva batalla legal. El próximo 3 de noviembre será formalizado y enfrentará cargos por el delito de quiebra fraudulenta de Curauma, su emblemático proyecto inmobiliario ubicado en la Quinta Región. También serán imputados, en la misma audiencia, los ex ejecutivos de la firma Antonio Espinoza Pizarro, Eduardo Romo Martínez y Ricardo Muñoz Parra, con quienes Cruzat mantiene contacto.

El caso se arrastra desde 2014, luego que el síndico de Curauma S.A., César Millán, presentara una denuncia ante la fiscalía por falta de documentación contable en Curauma y, poco después, la sociedad Administraciones y Proyectos Euroamérica sumó una querella por el mismo motivo en contra de Cruzat y los ejecutivos.

El fiscal jefe de Alta Complejidad Oriente, Carlos Gajardo, quien lidera la investigación, menciona que el delito de quiebra fraudulenta se sustenta en diversas hipótesis, entre ellas, "que se oculten los documentos y libros de contabilidad; que el deudor falsee información que ha debido proporcionar por ley y/o que hubiere ejecutado dolosamente cualquier operación que disminuya su activo o aumente su pasivo. Esas son las tres causales por las que se formaliza a los imputados".

Para su abogada, la formalización -de la que se enteraron por la prensa, cuenta- "confirma el mal funcionamiento del Ministerio Público. Es inexplicable y no tiene mérito ni fundamento, pues ninguno de los imputados ha incurrido en delito alguno". Agrega que "Manuel Cruzat no es representante legal de Curauma, ni director, y su participación es a nivel de accionista, a través de terceras empresas, por lo tanto, no tenía injerencia directa en la sociedad".

Para este caso en particular, quien tomará la defensa de Cruzat será Catherine Lathrop, la misma abogada que integró el equipo legal que lo defendió en 2013, cuando el empresario fue formalizado por apropiación indebida de US$ 40 millones cometida por su empresa, miscuentas.com en contra de CMR Falabella. Para concluir ese litigio, entonces Cruzat acordó pagar US$ 6 millones.

Lejos de abatirlo, en el entorno de Cruzat aseguran que el empresario de 76 años está tranquilo y confiado, y que este nuevo "traspié", como suele llamarlo, está lejos de ser una crisis terminal. Cercanos descartan su retiro de los negocios. "No se le ha pasado por la mente, es lo más lejano a la realidad. Está lleno de proyectos y explorando negocios nuevos", comenta un empresario cercano.

En su oficina, cuentan, además de dedicarles tiempo a los asuntos legales, Cruzat está buscando gestionar algunos activos inmobiliarios que todavía conserva. Si bien ha vendido varios, relatan, le quedan terrenos y bienes inmuebles repartidos, principalmente, por el sur del país.

Hace un tiempo, también se deshizo de la amplia casa que tenía en la calle Charles Hamilton, en la comuna de Las Condes. La enajenó al empresario Leonidas Vial, socio de LarrainVial, La Polar y CIC, que hoy está construyendo un edificio en el lugar. Cruzat arrienda otra vivienda en el sector.

La vendió para tener liquidez y focalizar sus recursos en lo que considera es su "principal y verdadera batalla": recuperar los terrenos de Curauma, tasados en US$ 500 millones. "Esos bienes fueron entregados de manera irregular a Euroamérica por el síndico César Millán", acusa Torres. Pese a las gestiones realizadas por este medio, no fue posible obtener una declaración de Millán.

La abogada adelanta que próximamente desplegarán una ofensiva legal en Chile y en el exterior, tanto en la arista civil como en la penal. "Agotaremos todas las instancias y emplearemos todos los recursos para recuperar los terrenos de Curauma", apunta Torres. El proceso, reconoce, podría tardar años.

Mientras se gesta el contraataque judicial, Cruzat ha recibido el apoyo de sus 13 hijos, relatan en su entorno, algunos con los cuales ha logrado reconstruir sus vínculos. Pero, revelan, el empresario sí ha estado más solo respecto del círculo empresarial que por décadas solía acompañarlo.

Experiencia en crisis tiene de sobra Manuel Cruzat. La primera la vivió cuando el conglomerado económico que lideraba fue intervenido tras la crisis de 1982-83. A mediados de los 90, el grupo atravesó una segunda crisis de liquidez, que lo forzó a desprenderse de parte importante de sus activos. En 2012 enfrentó una nueva caída, cuando la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) suspendió a CB Corredores de Bolsa y la acusó de entregar información falsa al mercado.

En 2013 vino otra, cuando fue formalizado por la apropiación indebida de US$ 40 millones cometida por su empresa, miscuentas.com en contra de CMR Falabella. Y a fines de ese mismo año, la justicia decretó la quiebra de Curauma, el único activo valioso que le quedaba.

Buena parte de las crisis anteriores Cruzat Infante las vivió desde el piso 13 del edificio que a inicios de los 90 construyó en la avenida Apoquindo, estructura que fue símbolo de su renacer económico.

Cruzat fue uno de los empresarios emblemáticos de los 70 y principios de los 80. Junto a Fernando Larraín Peña formó el grupo Cruzat Larraín, el principal conglomerado local de la época, con inversiones financieras, pesqueras, forestales, mineras y en consumo, que llegó a representar el 5% del PIB nacional. El grupo tenía más de 100 compañías, entre las que se encontraban Consorcio Nacional de Seguros, Banco de Santiago, Cruz Blanca, Provida, Ladeco, Watt's, CCU, Santa Carolina, Celulosa Arauco y Copec. Hoy, estas empresas valen cientos de millones de dólares, algunas incluso miles de millones, pero ninguna permanece en su poder.

Al alero de las distintas empresas del grupo funcionó un verdadero 'semillero' de quienes con el tiempo se transformaron en empresarios y ejecutivos: Alfredo Moreno, Juan Bilbao, Francisco Pérez Mackenna, Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín, Sebastián Piñera y Alejandro Pérez, entre otros.

En 1992, los socios separaron caminos. Cruzat reapareció con el holding Cruz Blanca y nuevamente comenzó su crecimiento, llegando a participar en más de 40 empresas en los rubros inmobiliario, industrial, minería, capitales, transporte e infraestructura, previsión y seguros.

Sin embargo, a mediados de esa década los problemas de liquidez volvieron a asomar. Cruzat debió deshacerse de varios activos, entre ellos, el emblemático edificio corporativo de Apoquindo. Juan Hurtado Vicuña le compró en US$ 60 millones el grupo Cruz Blanca Previsión y Seguros. Unos años después lo vendió en más de US$ 200 millones.

Desde esa fecha y hasta ahora, Cruzat perdió el control de activos importantes. En 2002, Minera Cascada y Minera Pudahuel entraron en un convenio preventivo. Tiempo después vendió el ferrocarril de carga Fepasa a Sigdo Koppers, y por esa misma época selló un pacto con el grupo Hurtado Vicuña para tomar el control del proyecto inmobiliario Lo Aguirre, en Pudahuel.

Tres décadas después de haber dado forma a Provida, Cruzat quiso retornar al negocio previsional. Reclutó al ex superintendente Julio Bustamante y en diciembre de 2010 comenzó a gestar el proyecto Sur AFP. La nueva administradora no alcanzó a debutar en el mercado, pues la Superintendencia de Pensiones denegó la autorización por falta de antecedentes e información relevante.

En 2012, Hurtado Vicuña nuevamente salió al rescate de Cruzat. Para asegurar la continuidad de Curauma, el 8 de mayo de ese año los empresarios informaron del acuerdo para traspasar el 58,43% de la propiedad del megaproyecto a Hurtado, en una cifra no revelada. Pero a fines de ese mes, comunicaron al mercado que dejaban sin efecto la venta. Un año y medio después, la justicia decretó la quiebra de Inmobiliaria Curauma.

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