El observatorio enclavado en un barrio de Penco

<P>Fanático de la astronomía, sigue el legado de su padre, quien construyó un domo de observación en medio de una población.</P>




A sus 32 años, Paris Bustos ha vivido casi toda su vida rodeado de telescopios y mirando a las estrellas. Recuerda que su padre, Arnoldo Bustos, un conocido astrónomo penquista, fue la persona que instaló el primer observatorio en Penco. Era claro que ese conocimiento de los misterios del universo le sería traspasado desde su niñez.

Bustos asegura que hasta el día de su muerte, su progenitor luchó por dar a conocer esta disciplina en una zona que -distinto a lo que ocurre en el norte- no es tan conocida. Tan comprometido estaba, que construyó en el patio de su casa una cúpula para poder seguir su pasión. A poco más de una década de su muerte, Bustos dice ser el encargado de continuar con la tradición, desde una perspectiva más cercana a la comunidad.

Este legado es el Observatorio Elke, un lugar instalado en lo más alto de Villa Los Radales, donde especialistas, y otros no tanto, pueden acercarse a conocer las estrellas. A simple vista llama la atención -claro, un observatorio en un barrio es muy distinto al valle del Elqui o el desierto de Atacama-y la comunidad lo toma como un punto de referencia geográfica. "Tengo una relación muy cercana a mis vecinos. Los niños vienen a preguntar acerca de las constelaciones y otras dudas que tienen. Mi idea es que pueda participar toda la comunidad", dice.

En todo caso, no siempre ha tenido buenas experiencias. "Algunos han reclamado, pues no sólo realizamos investigación. A veces hemos hecho tributos a Pink Floyd o puesto música electrónica, y quizás molesta el volumen. Igual, mi idea es sumar personas a esta rama y generar más cultura".

Dice, con convicción, que su barrio debería cambiar su nombre a Villa Las Estrellas, pues cuando llegó a vivir, su padre habló con el municipio para rebautizar las calles. "En la población, todas tienen el nombre de la estrella que pasa por encima de ellas. Por ejemplo, Canopus, Antares, Sirio. Uno va caminando y de acuerdo a la época del año puede ver la estrella. Yo vivo en Alfa Centauro", dice.

Elke tiene un telescopio de 31 centímetros de espejo y otros de menos diámetro. Su administrador comenta que están postulando a fondos para poder adquirir uno de mayor tamaño y así profesionalizar más el lugar. "No ha sido fácil, pues con el terremoto perdimos varias piezas, pero nos hemos sabido levantar y, gracias a un Fondart, logramos reparar la cúpula y contar con una sala de reuniones", agrega.

Mientras prepara sus proyectos, continúa con su agenda de talleres y cursos, que realiza por toda la provincia. Bustos no es astrónomo, pero ha hecho variados cursos: "Mi misión es continuar en esa senda".

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