El padre de Piñera y la carta contra Pinochet

<P>La mañana del 13 de septiembre de 1973, José Piñera Carvallo firmó la "carta de los 13", condenando el Golpe. Pero al mediodía retiró su nombre, tras dialogar con Frei Montalva y Patricio Aylwin. Un papel pegado por Bernardo Leighton en el texto original cubre hasta hoy la rúbrica del padre del actual Presidente de la República. </P>




Un pequeño trozo rectangular de papel, sobrepuesto en el extremo inferior derecho de una de las carillas de la "carta de los 13", puede verse en el documento original exhibido actualmente en el Museo de la Memoria. Igual de amarillento que el resto de la página, ese pedazo de papel fue pegado por el fallecido dirigente DC Bernardo Leighton para tapar completamente la firma de José Piñera Carvallo, padre del Presidente de la República.

Esa fue la mejor solución que se le ocurrió a Leighton el mediodía del 13 de septiembre de 1973, cuando José Piñera lo contactó para pedirle retirar su firma del documento en que otros 13 personeros de la Democracia Cristiana ya habían suscrito su rechazo al Golpe de Estado ocurrido dos días antes.

El episodio fue abordado el domingo pasado por el Presidente Sebastián Piñera Echenique en una entrevista en Canal 13, donde contó que si bien él estaba ese día asistiendo a su primera clase en la Universidad de Harvard, en EE.UU., años después su padre le contó lo ocurrido. "Mi padre firmó esa carta. Había una discusión muy fuerte, muy profunda. Recuerdo que muchos le pidieron y lo instaron a que no siguiera con esa firma. De hecho, mi padre no firmó finalmente el documento definitivo, pero sí fue un opositor al gobierno militar desde el primer día", explicó el Mandatario.

El Presidente indicó que José Piñera tuvo la "intuición" de que "el gobierno militar no iba a ser algo para restablecer en un plazo breve la democracia, sino que se iba a alargar en el tiempo, como de hecho ocurrió". ¿Por qué, entonces, no firmó finalmente la carta? "No lo sé; eso él lo sabe, ya no puede responder esa pregunta", señaló, aludiendo a la muerte de su padre en 1991.

Tres horas

La mañana del 11 de septiembre de 1973, apenas se conocieron las primeras noticias sobre el Golpe de Estado, algunos personeros DC -como Ignacio Balbontín, Belisario Velasco, Florencio Ceballos, Jorge Donoso, Andrés Aylwin y Mariano Ruiz-Esquide- llegaron hasta la casa de Bernardo Leighton, en la calle Martín de Zamora. El ex ministro del Interior de Eduardo Frei Montalva y entonces diputado por Santiago había ofrecido su residencia como lugar de encuentro varias semanas atrás: a fines de junio, después del "tanquetazo" -sublevación militar contra Salvador Allende que fue controlada por el comandante en jefe, Carlos Prats- hubo un acuerdo de reunirse ahí en caso de que algo similar volviera a ocurrir.

Ese martes 11 de septiembre, el debate fue apasionado en la casa de Leighton. El diputado DC dijo que era indispensable trasladarse hasta La Moneda, para saber de primera mano lo que estaba pasando. "Su mujer estaba desesperada, lloraba", contó Aylwin en una entrevista difundida a través de la página en internet de la Biblioteca del Congreso Nacional. Finalmente, varios de los presentes lo convencieron de que era demasiado peligroso: los aviones Hawker Hunter ni siquiera notarían la presencia de "parlamentarios" antes de bombardear.

Así, definieron lanzar una declaración condenando el Golpe. Leighton redactó los primeros párrafos. "Condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores", se lee al inicio.

La reunión se detuvo en la tarde, pero los contactos siguieron al día siguiente de manera telefónica. Una nueva cita se realizó el 13 de septiembre en la casa del ex ministro José Ignacio Palma, en calle Suecia. Ahí la declaración sumó nuevas firmas.

Bernardo Leighton, según dijo el Presidente Piñera, alojó por esos días en la casa de su padre, pues "sentía riesgo de su vida". Fue en esas circunstancias en que, la mañana del 13, Piñera Carvallo estampó su firma en el documento.

Sin embargo, el padre del Mandatario tuvo esa misma jornada dos conversaciones clave: una con el ex Presidente Eduardo Frei Montalva -quien lo había designado antes como su embajador ante Naciones Unidas- y Patricio Aylwin, timonel de la DC. Ambos estrechos amigos. Ambos, además, habían respaldado la declaración que el día anterior había divulgado la falange, validando el Golpe de Estado. Por lo mismo, dicen quienes conocieron de primera mano el episodio, ambos pidieron a Piñera Carvallo retirar su rúbrica de la "carta de los 13".

Las razones de los líderes falangistas apuntaban a mantener el orden interno en la colectividad, además de apelar a la cercanía y amistad que mantenían con el padre del actual Mandatario.

Piñera Carvallo accedió y pidió luego a Leighton sacar su nombre del documento. Lo hizo antes del mediodía del 13, por lo que su firma estuvo no más de tres horas visible en el papel.

Además, dicen otros personeros, el grupo de firmantes recibió "recados" de que la Junta de Gobierno "fusilaría" a quienes respaldaran la dura declaración. "Tuvimos mucha presión para que no se hiciera", ha dicho Andrés Aylwin.

"La DC en esa época tuvo dos posiciones. Una minoritaria, el grupo de los 13, que condenó en forma clara, tajante, el Golpe Militar. Y otra, la mayoritaria y que terminó siendo oficial, que aceptó el Golpe", indicó el domingo pasado el Presidente Piñera.

"Este episodio no borra el hecho de que José Piñera fue un férreo detractor de la dictadura en los años siguientes", dice Ignacio Balbontín.

Poco después de que Piñera Carvallo retirara su rúbrica, otros dos dirigentes pidieron hacer lo mismo. Ya no había espacio, respondió Leighton: tras sacar varias copias en un esténcil, se habían despachado a algunos medios de comunicación y embajadas acreditadas en Santiago.

Como precaución, relata otro de los dirigentes que participó en el episodio, se escribió una declaración falsa, apoyando al gobierno militar, firmada por "Tila Castilla, presidenta de los vecinos de Ñuñoa. Por supuesto, un nombre ficticio", dice Ruiz-Esquide. Dicha página se puso encima de la "carta de los 13". La idea era que, en caso de que la persona que llevaba el texto oficial a un medio de comunicación o embajada fuera revisado por fuerzas policiales o militares, no hubiese problemas. "Una inocentada, pero fue lo único que se nos ocurrió", recuerda el parlamentario DC.

Pese a las presiones, algunas horas después otros personeros, como Radomiro Tomic, solicitaron sumarse a la declaración. En principio, cuenta el actual senador Mariano Ruiz-Esquide, Tomic explicó que no firmaría en la medida en que no se tratara de un documento oficial de la DC. Pero luego cambió de opinión.

En total, fueron 16 las firmas recolectadas y todas ellas quedaron estampadas en algunos documentos divulgados en los días posteriores al 13 de septiembre.

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