El pastelero egipcio que endulza Avenida Colón
<P>Hatem Sallam trabajó para la familia real de Abu Dabi, pero se vino a Chile por amor. </P>
A LAS 6.30 de la mañana comienza a funcionar el horno de la casa ubicada en Av. Cristóbal Colón 7374, a pasos de la rotonda Atenas. Ahí funciona Le Macaron Café, la pastelería de Hatem Sallam. Este chef egipcio cambió un palacio en Abu Dabi, uno de los emiratos más ricos de Emiratos Arabes Unidos, por esa casa de un piso, donde está instalado desde abril de 2011.
De domingo a domingo, desde el amanecer Hatem mezcla los ingredientes del macaron, el típico dulce francés con la textura de un merengue, hecho con polvo de almendras e ingredientes que cambian de acuerdo al sabor. Sin colorantes ni conservantes, son realizados artesanalmente con materias primas importadas de Dubai.
Aunque a sus 36 años ha pasado más de la mitad de su vida en una cocina, Hatem es ingeniero comercial titulado de la Universidad de El Cairo. A la cocina, específicamente a la pastelería, derivó mientras estudiaba.
Si bien no tiene formación en su especialidad, llegó a ser chef a cargo de la pastelería de Helnan Shepard, un hotel de lujo de El Cairo. Ese mismo oficio ejerció en un barco norteamericano hasta 2003, cuando por medio de un amigo dio el gran salto y se empleó como chef pastelero en el Khalidia Palace, hotel de los Emiratos Arabes Unidos.
"El Khalidia Palace es un hotel que pertenece a la familia real de los Emiratos Arabes. La reina mandaba a comprar mis pasteles", cuenta Hatem, mientras exhibe en su computador fotos de aquella época.
Las imágenes contienen tortas de macaron hechas con la misma técnica que los dulces que vende en Av. Colón, pero con un detalle revelador. Están cubiertas de polvo de oro.
Del Khalidia Palace pasó al Conrad Hotel Brussels, en Bélgica, donde estuvo a cargo de la pastelería para los clientes VIP de los Emiratos Arabes, en especial para la familia Al Nahyan de Abu Dabi. El oficio lo desempeñó hasta 2010, cuando se enamoró de una chilena. Ese año viajó a Santiago para conocer a la familia de la que sería su novia. Ella se convirtió a la religión musulmana y se casaron en Chile, el 10 de junio de 2010, en la Mezquita As-Salam, en Ñuñoa. Sin embargo, a los días, el chef volvió a su trabajo en los Emiratos Arabes. Fueron meses de comunicación vía chat entre los recién casados. Finalmente, el pastelero se estableció en Santiago a principios de 2011.
"No me arrepiento, pero extraño la estética apoteósica de Medio Oriente", señala. Hoy, atesora fotos de sus tortas meticulosamente montadas, de detalles perfectos. Son las imágenes del matrimonio de uno de los príncipes al que le tocó servir, las del jeque Hamdan bin Mohammed Bin Khalid.
"Para esa fiesta llegaron dos aviones desde Francia. En uno venía la comida, en otro la gente que serviría en el evento. La fiesta fue de ensueño", remata Hatem Sallam al recordar parte del pasado glorioso que dejó atrás.
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