El patriarca del Club Hípico
<P>La familia Santos es una institución dentro de las carreras de caballos. Uno de sus integrantes, Antonio, ha vivido toda su vida en el centro hípico de Av. Blanco Encalada y hoy es su trabajador más antiguo. </P>
EL olor es una mezcla fuerte de pasto seco y desechos de caballo. Abunda en todo el recinto y es lo primero que se percibe al caminar fuera de los corrales del Club Hípico de Santiago.
Antonio Santos se crió con este olor. Asegura que nació en un corral de caballos, pero en sentido figurado. Poco faltó para que naciera ahí, porque desde pequeño solía caminar por cada una de las instalaciones de este tradicional lugar de la capital, que funciona desde 1869. Su padre era capataz en uno de los corrales y tenía a cargo varios de esos ejemplares por los que se apuestan millones.
En la práctica, Santos nunca salió de ahí y hoy está convertido en el trabajador más antiguo del Club Hípico: tiene 58 años desempeñándose, primero como cuidador y luego como capataz. No hay preparador ni cuidador de caballos que no lo salude afectuosamente. También es un viejo conocido entre los apostadores, que llegan en forma religiosa cada viernes y lunes por medio, que son los días que hay carreras.
Los Santos son toda una institución en el club. Además de su padre, cinco de sus hermanos han trabajado ahí, entre ellos Luis y José, que fueron preparadores. También lo hacen dos de sus hijos y un nieto, que son cuidadores, y una sobrina, que se desempeña como preparadora.
"Toda mi familia se dedica a esto y es conocida en la hípica", cuenta. Eso sí, aclara que no tienen ninguna relación con José Santos, el más exitoso jinete chileno y que triunfó en Estados Unidos.
En el Hipódromo Chile, ubicado en Independencia, también son conocidos. Ahí dos de los hijos de Antonio son paradores, que son los encargados de que el jinete y el caballo salgan sin problemas desde el punto de partida.
Debido a su edad, 73 años, Antonio camina con dificultad al interior del corral donde están los 38 animales que tiene a su cargo. Mientras conversa, un par de caballos relincha con fuerza. Quizás tienen hambre, por eso uno de los cuidadores con que trabaja los alimenta con pasto seco.
Santos conoce bien a cada uno de los ejemplares que tiene a su cuidado. Se sabe los nombres de todos, salvo de los más nuevos. "Ese que está ahí se llama Sigue tu Camino y ese otro, Bueno", señala. Su regalón es Chepita: "Tiene nombre de yegua, pero es macho. Es noble, corre distancias largas y es muy eficiente".
Antonio se preocupa de que cada uno de sus caballos se mantenga en buen estado. Está con ellos desde las 5 de la mañana, que es la hora que llega a su trabajo. "Apenas entro les echo una mirada, veo si es que hay alguno enfermo. Durante el día me preocupo de que los cuidadores los saquen a galopar y a pasear en la tarde y, si es necesario, les hago curaciones", explica.
El patriarca del Club Hípico sale todos los días, de lunes a domingo, a las 4.30 de la madrugada, desde su casa en Independencia, cerca del Hipódromo Chile. Junto a unos de sus hijos toman un taxi que los deja en la puerta de los corrales.
Hoy les resulta más sencillo llegar al trabajo. Antes no era así. Cuando Santos comenzó como cuidador, los corrales eran escasos en el club. De hecho, los caballos que en ese entonces tenía a su cargo estaban en un corral en la comuna de San Joaquín. Debían atravesar varios kilómetros con los ejemplares para llegar a tiempo para la carrera. "Había que madrugar y caminar bastante. Era harto sacrificio", recuerda.
Los Santos estaban acostumbrados a caminar para llegar al Club Hípico. Sus padres vivían en la calle San Diego y desde ahí se desplazaban todos juntos por Av. Matta hasta las instalaciones del recinto. Fue en esas visitas que la familia completa le fue tomando el gusto a la hípica. "Con mis hijos pasó lo mismo. Me decían que los trajera a ver los caballos", relata.
Desde entonces, ha pasado todos los días de su vida en el Club Hípico. "Mis amigos me dicen que cómo no me 'cabreo' de venir. No me gustaría dejar los caballos. Gracias a ellos tengo todo lo que he conseguido", remata.
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