El perfil innovador del llamado "Edison" de nuestra época
<P>Tal como el inventor de la ampolleta, Jobs tuvo un talento inigualable para adaptar ideas y masificarlas rápidamente. </P>
El mito de Steve Jobs y Apple partió, según varios historiadores de la tecnología, en 1979. Tenía 24 años cuando visitó Xerox PARC, la "división de innovación" de esa empresa y el laboratorio de ideas líder de Silicon Valley, donde los ingenieros diseñaban lo que sería el mouse moderno. El prototipo era tosco, pero Jobs vio su potencial y luego lo transformó en una idea vendible y universal.
Esa es la razón, escribe Derek Thompson en The Atlantic, de que Jobs sea considerado el Thomas Edison de nuestra época: "Su genio, al igual que el del famoso inventor de la ampolleta, fue la aplicación masiva de ideas que ya existían, más que la invención original". De hecho, Apple no inventó el mp3, pero reina en el mercado con su iPod, y tampoco creó el celular, pero aun así redefinió el concepto de lo que debe ser este aparato.
"La lección es que ser primero está sobrevalorado. Lo que se impone es ser el mejor. Si todo el arte es robo, el genio de Jobs vino de ser el cincel más inteligente, no sólo en ser el primer mazazo en un bloque de mármol", agrega Thompson.
Precisamente, el gran sentido de la intuición de Jobs y su afán por crear necesidades nuevas fueron claves en el reciente éxito de Apple : hoy es la segunda empresa más grande en valor de mercado detrás de Exxon Mobil, con US$ 352.100 millones.
Además, su labor al interior de la empresa le permitieron reunir 313 patentes que abarcan desde el computador Apple III hasta el empaque de acrílico del iPod. Esto gracias a su talento para darles a los compradores lo que querían: en Apple nunca se hicieron sondeos o "focus group" durante su estadía.
El fue el encargado de hacerles saber a los clientes lo que querían, incluso cuando no lo habían visto antes. Un ejemplo es el iPad, que creó de la nada los cimientos de la industria de las tablets y ha vendido más de 20 millones de unidades.
"Apple tiene una gran historia por hacerte creer -y comprar- cosas que no pensaste que necesitarías", comentó Carl Howe, director de investigación de consumo de la consultora Yankee Group.
Visión global
Otro punto a favor de Jobs que vender integrada era mucho más potente que comercializar equipos por separado. Así, desde los reproductores de música hasta los más avanzados sistemas de edición de video de Apple están pensados para interactuar entre sí, presentando una interfaz limpia y sencilla que signifique una experiencia intuitiva para cada usuario.
Esto tuvo otra consecuencia: apostar por un equipo diverso para el diseño de sus productos en los que participaban desde músicos, poetas, artistas, zoólogos e historiadores, los que les dieron un diseño fresco a equipos como el Mac y el iPod. Un caso clásico fue el de John Sculley, ex presidente de Pepsi, que tomó su lugar como director ejecutivo por unos años. Jobs le ofreció el trabajo diciéndole: "¿Quieres pasar el resto de tu vida vendiendo agua azucarada, o quieres una oportunidad de cambiar el mundo?".
La obsesión por el perfeccionismo no sólo les inyectó belleza a los diseños Apple, sino que dio origen a una famosa política de secretismo que salvo algunas filtraciones funcionó a la perfección para resguardar desde sus últimos modelos iPhone al iPad 2. "Por ejemplo, Apple requería que el prototipo de turno se mantuviera en una habitación a oscuras y sin ventanas, la cual contaba con una nueva cerradura que sólo podía ser abierta por dos llaves. Apple tenía una llave, mientras un ejecutivo tenía la otra", señala un artículo de Fast Company. Además, en el caso del iPad cuando el prototipo viajaba para una demostración privada lo hacía en un jet privado y en un envase fabricado con un material negro que impedía cualquier foto del último juguete de Jobs.
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