El poco conocido juicio a la sociedad de brujos que en el siglo XIX operó en Chiloé

<P>En 1880 el intendente Luis Martiniano Rodríguez pidió abrir una causa a un grupo de chilotes.</P>




"Refiere que ahora dos meses llegó a su casa Mateo Coñuecar (...) le ordenó envenenara a Francisco y José María Cárdenas con la bebida que contenía una botellita que llevaba y la cual, le dijo, era arsénico cocido". Así comienza la declaración que el carpintero de Castro José Aro Calisto, de 66 años, prestó el 26 de marzo de 1880, en lo que se conoció como la causa de la Recta Provincia.

Una causa que tiene el nombre de una serie de TV de Raúl Ruiz, pero que no fue otra cosa que el juicio que se siguió contra un grupo de chilotes acusados de brujería y asesinato. Una agrupación concentrada principalmente en la actual ciudad de Ancud y que, a fines del siglo XIX, alcanzó gran ascendiente en el pueblo de la Isla Grande, llegando a ser considerado una amenaza para las autoridades de la época.

Un grupo, también, que pese a la notoriedad que tuvo entonces, hoy representa una de las historias más desconocidas del Bicentenario.

En su testimonio judicial, el carpintero José Aro, quien testificó no saber leer ni escribir, continuó su declaración, explicando que accedió a la petición que le había hecho Coñuecar, uno de los líderes de los hechiceros, "por miedo". Dijo, también, que partió a la casa de las víctimas para concretar el crimen, pero que tuvo (buena o mala) suerte y los encontró en el camino.

Entonces, dijo, los "invitó a tomar un trago. Ellos aceptaron y dio a cada uno un vasito pequeño de la bebida. (Ellos) nada notaron, porque el veneno estaba preparado en aguardiente".

Este y otros interrogatorios fueron recopilados por el profesor Ramón Espich y enviados al entonces intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna.

En el envío, Espich incluyó algunos párrafos a modo de introducción: "Existe en Chiloé, desde época muy remota, una asociación de brujos llamada por los habitantes del archipiélago 'Médicos de la Tierra' y entre ellos es titulada con el nombre de la 'Recta Provincia'".

Añade que "esta institución llegó a hacerse temible no sólo para los indígenas, que fue entre los que tuvo origen, sino para la gente ilustrada y hasta para las autoridades".

El abogado e investigador de la historia del sur, Carlos Olguín Bahamonde, explica que "había una comunidad de personas que se relacionaban con ciertas prácticas mágicas y entonces el intendente de Ancud, Luis Martiniano Rodríguez, condujo un proceso" en su contra.

El proceso duró cerca de un año e incluyó el testimonio de un centenar de personas. Tras este período, se condenó a una decena de chilotes por mantener una "sociedad ilícita", pero en segunda instancia fueron absueltos. Dos de ellos, sin embargo, fueron condenados -en un juicio paralelo- a 15 años de cárcel, por homicidio. También, a "sufrir" cada uno 100 azotes.

Mundo cerrado

"Es un mundo cerrado, como que la vida fuera intramuros. Se va elaborando allí una cultura donde la raíz indígena tiene mucha fuerza, mucha forma expresiva también y tal vez eso es lo que permitió que haya tenido la dimensión que tuvo este proceso", explica el historiador Rodolfo Urbina.

En su argumentación ante el juez, el fiscal de la causa José N. González, plantea que el factor huilliche y la superstición son claves para entender la influencia del grupo: "Hacen creer a los ignorantes que los que pertenecen a la sociedad pueden transformarse en seres irracionales. Y que pueden hacer muchos males a los que se resistan a obedecer".

Explicaba que en su organización cuentan con jerarquías territoriales como "rey debajo de la tierra", "presidente sobre la tierra" y juez componedor".

Sobre sus fines, el fiscal fue tajante. "Es una asociación secreta compuesta en la generalidad de indígenas (...) La pena común y más general es la muerte".

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