El presentismo como efecto de la mayor incertidumbre laboral

<P>También llamado "síndrome de la silla caliente", se trata de una práctica de los empleados que pasan largas horas en el trabajo para proyectar una imagen positiva, aunque ese tiempo lo dedican a tareas distintas a las de su cargo.</P>




En el mercado del trabajo siempre se ha hablado de indicadores de ausentismo laboral, es decir, cuántos días en promedio dejan de ir a trabajar quienes tienen una ocupación formal. Pero también se da otro fenómeno, difícil o casi imposible de cuantificar, que se ha llamado "presentismo", el que no está en la agenda de los gerentes, pero que muchas veces sí se traduce en un mayor costo para las compañías.

El término alude a aquellas personas que están presentes en sus puestos de trabajo y que en apariencia están cumpliendo sus labores, pero en realidad pasan buena parte de la jornada dedicadas a actividades distintas a las exigidas por su cargo, de manera que, en rigor, su productividad es muy baja o simplemente nula. Un ejemplo extremo de este perfil sería el mundialmente conocido Homero Simpson, el personaje de la famosa serie animada.

Pero otra de las características del presentismo es que la persona cumple más horas en la oficina con la intención de proyectar una imagen positiva frente a sus jefes, aunque sin entregar beneficios reales a la empresa o aportar desde la perspectiva laboral.

La multinacional de reclutamiento Page Personnel estima que el fenómeno -que algunos llaman "síndrome de la silla caliente"- podría incrementarse en Chile, debido a que las actuales condiciones de desaceleración de la economía generan mayor inestabilidad en las empresas, lo que provoca temor y ansiedad en sus empleados y los incentiva a estar visiblemente más presentes en sus puestos de trabajo.

"Debido a la desaceleración económica y a las altas tasas de desempleo, existe cierto temor social por la estabilidad laboral en los próximos meses. Y esto no necesariamente significa que la gente esté más activa y motivada en sus puestos, sino que puede ser todo lo contrario", señala Juan Ignacio Silva, executive manager de Page Personnel.

Un mal bien valorado

Temor a perder el empleo, desmotivación, quejas por exceso de carga laboral y problemas de salud suelen ser las formas en que se manifiesta el presentismo, explican los expertos. Agregan que el aumento de esta práctica en Chile también se vincula a que, socialmente hablando, cada vez más se castiga a quienes abusan de licencias o justificaciones para no ir al trabajo, lo que históricamente se ha conocido como ausentismo, de manera que ahora van a la oficina, pero de igual manera no son productivos.

El presentismo, sin embargo, también se ve igualmente inducido por factores culturales, pues a menudo ocurre que las jefaturas evalúan positivamente a las personas que están muchas horas en la empresa, aunque en rigor no se dediquen a una labor fructífera. De hecho, en el mundo del trabajo está arraigada la impresión de que quien más está en el trabajo, más comprometido está con su empleador, aunque haga otras labores, o bien, nada.

"Si una persona entiende que la organización valora el compromiso por el hecho de estar largas jornadas en su trabajo, lo más probable es que considere el presentismo como una buena forma de cumplir con esas expectativas. Lo anterior da cuenta de un análisis superficial y pobre del trabajo, ya que revela una nula o escasa reflexión respecto de la tarea principal de su cargo y del aporte real que puede hacer a los objetivos de la empresa", precisa José Tomás Saffirio, director de Proyectos del Centro de Desarrollo Gerencial de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.

La receta

No obstante, en la medida en que las empresas identifiquen que el problema existe y lo sopesen, debieran empezar a tomar medidas, coinciden los expertos.

Gabriel Lasen, gerente de PentaAction, explica que la receta tiene componentes sencillos como, por ejemplo, instalar el eslogan de que ser más productivo y responsable no significa estar más horas en el escritorio, y otros más complejos, entre ellos, que los líderes de la organización prediquen con el ejemplo y no sean los que abran y cierren la oficina, o tener "espías" que soplen las horas de llegada y salida de sus subalternos.

"El presentismo laboral debe ser una variable más de gestión en todo momento, no tan sólo en tiempos de crisis, cuando se acentúa, incrementa o simplemente se hace visible a los ojos de los gerentes", agrega Lasen.

Plantea que en períodos de desaceleración las empresas deben comenzar por explicitar a su personal claramente la situación, reducir la incertidumbre y establecer y difundir un plan de contingencia que defina prioridades, foco, roles y responsables.

"Que cada uno sepa qué tiene que hacer, evitando trabajar sobretiempo sólo para evitar ser despedido", explica Lasen.

Silva afirma que los empleadores deben ser capaces de generar condiciones que lleven a los colaboradores a visualizar y tomar la incertidumbre como una oportunidad y no una amenaza. "La capacidad de gestionar la estabilidad emocional de los empleados es fundamental para evitar el presentismo en baja o ausentismo. Las empresas pueden implementar programas de coaching de adaptación y liderazgo para soportar el proceso coyuntural que afecta al mercado", sostiene.

Además, añaden los expertos, se debe motivar a las personas para evitar que el contexto social afecte su productividad y dejen de desempeñar su trabajo de manera correcta, evitando especialmente los ambientes hostiles, rígidos, orientados a la tarea y no al resultado, así como los climas laborales restrictivos y autoritarios, donde -en definitiva- la motivación principal está orientada a conservar el empleo más que a la creatividad e innovación para incrementar el desempeño.

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