El protagonista de Peleles que se convirtió en actor por accidente

<P>Martín Castillo cuenta cómo llegó a encarnar a "Titito", uno de los ejes de la teleserie nocturna que partió esta semana.</P>




Tal como su involuntaria aparición en el asalto que este martes 26 articulaba el inicio de Peleles (su personaje despierta, con caña y sin entender nada, en el furgón que se está usando para el robo), la llegada de Martín Castillo (25) a las pantallas ha estado marcada por el azar y la sorpresa. Debutó el año pasado en Te creís la más linda (pero erís la más puta), sin tener mucha conciencia de que estaba protagonizando, si no la mejor, la más fresca y desvergonzada película chilena de los últimos años.

Allí, Castillo, poniendo una difícil mezcla de encanto y patanería, no se robaba la película: era la película. Y fue ese rol de un cuico abajista que deambulaba por Santiago tras una vergonzosa experiencia sexual (papel que aceptó más por su cercanía con el director Che Sandoval que por otra convicción) el que cautivó al equipo tras la teleserie nocturna del 13, especialmente al guionista Rodrigo Cuevas.

El responsable también de los libretos de Los 80 no sólo se inspiró evidentemente en el neurótico personaje de la película para construir a "Titito" (hijo de "Tito", interpretado por Claudio Arredondo), sino que tomó varias otras ideas del largometraje, guiños que fácilmente podrán detectar los devotos del filme. Al llamado de Canal 13 para unirse a su primera teleserie nocturna, sobre un grupo de hombres que tras quedar cesantes se convierten en asaltantes, Castillo no dudó en responder que sí, pese a que siempre quiso ser director y no actor. Hace no mucho había egresado de Dirección Audiovisual en la PUC, una escuela donde sus compañeros mejor evaluados aspiran a hacer cine de autor y posicionar seriamente sus películas.

"Siempre me sentí un poco raro ahí", confiesa en un tono de voz que se bate siempre entre el humor autoflagelante y el sarcasmo sutil, un poco como sus personajes. "En mis primeros trabajos los planos duraban onda dos segundos. Crecí viendo cine gringo toda mi vida: Hollywood. A pesar de que mi mamá (Roser Fort, dueña del Cine Arte Alameda) me mostraba cosas increíbles, prefería, no sé, Jurassic Park. ¿Que cómo me miran mis compañeros de escuela? Yo creo que apañan. Ahora, si salgo en 500 teleseries y llego a ser rostro de Falabella, cosa que dudo, ahí capaz que empiecen a mirarme con otros ojos. Pero eso no me preocupa, me preocupan más mis amigos".

Viéndolo rodar escenas de Peleles, se nota que Castillo está más que contento. Termina de grabar y queda energizado, se despide de todos efusivamente y nunca esconde su motivación. "Nadie se imagina lo divertido que puede llegar a ser actuar en algo así. Les digo a los demás actores que lo paso la raja y me miran con cara de que para ellos es pega no más".

Su personaje tiene bastante de él, dice. Y no porque "Titito" sea vegano ("como carne como idiota"), o hacker ("uso el computador para jugar ajedrez"), sino porque vive desacomodado, en tensión con sus intereses. "Es un cabro que se la pasa tratando de diferenciarse del resto. Es alguien que está intentando resguardar su identidad, porque todavía la está creando", explica. "Quizás yo tenga un poco de eso".

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