El rebelde irlandés que inspira la nueva novela de Mario Vargas Llosa
<P>La lucha de Roger Casement contra la explotación colonial en Africa y luego en la Amazonía dan vida a <I>El sueño del celta</I>. </P>
Eran tiempos de competencias demenciales. Algunos decoraban sus jardines con cabezas humanas; otros se jactaban de ser expertos en decapitación. El rey Leopold II de Bégica justificaba a sus hombres diciendo que el calor los había vuelto un poco locos, pero que, en el fondo, eran buenas personas. Para mala suerte del rey, entre sus oyentes estaba el inglés Roger Casement (1864-1916), férreo defensor de los derechos humanos en el Congo.
"Fue una especie de Martin Luther King de la época", explicó Mario Vargas Llosa al diario El Comercio, de Lima, a propósito de El sueño del celta, relato basado en la vida del excéntrico británico de orígenes celtas, enaltecido y después abucheado por la comunidad inglesa de principios del siglo XX.
Luego de tres años de espera, la última novela del flamante premio Nobel retoma una de sus grandes pasiones: hacer de la historia un prextexto para escribir ficción.
Su fascinación por el legendario personaje se debe a una biografía de Joseph Conrad quien, antes de ser escritor, fue marino mercante. Viajando hacia el continente negro, un Casement veinteañero introdujo al polaco en las verdades de Africa y en el genocidio de nativos en el Congo. El y otros personajes inspiraron más tarde El corazón de las tinieblas (1902), obra que cautivó a Vargas Llosa y que le dio la idea de dedicar una novela completa a Casement.
Material no le faltó. Tras lograr deponer el régimen belga, la lucha del nuevo patrono de los explotados se trasladó a la Amazonía, donde también acusó terribles abusos contra indígenas peruanos y colombianos.
"Fue uno de los primeros europeos con una conciencia clara de lo que es el colonialismo", señaló hace poco Vargas Llosa al diario español El País.
Pero sus hazañas de libertador no lograron salvarlo de la horca; tampoco su título de caballero ni las protestas de figuras como Conan Doyle y Chesterton. Condenado por traición, Casement murió como villano tras descubrirse que proveía de armas a los rebeldes irlandeses.
Rescatado por el Premio Nobel, el rebelde celta llega a incorporarse al clásico mundo de Vargas Llosa: aquel donde los personajes respiran cuando hay calor y se les planta en medio de la vorágine.
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