El recambio de las galeristas
<P>Nuevos espacios comandados por mujeres renuevan el circuito capitalino. Isabel Croxatto, Constanza Ragal, Ana Jorquiera y Nicole Andreu tienen gustos y estilos distintos, pero las unen objetivos: crear audiencias y llevar el arte local al extranjero. </P>
La pionera fue una mujer. Corrían los años 50 en Chile y Carmen Waugh, sin ninguna experiencia en el arte, se hacía cargo del taller de enmarcaciones de su padre, en calle Bandera con Agustinas. Necesitaba atraer más clientes y se le ocurrió echar mano a la obra de artistas locales. Ella exhibía los cuadros y el valor agregado era el marco. Nemesio Antúnez, Enrique Zañartu y Ricardo Yrarrázaval fueron los pintores que inauguraron en 1955 la primera galería de arte de la capital.
Desde entonces, el destino de los creadores locales en las artes plásticas ha estado guiado sobre todo por mujeres, claro con algunas excepciones de galeristas hombres, que se cuentan con los dedos de una mano. Entre las de mayor trayectoria están Isabel Aninat y Patricia Ready, y detrás de ellas, Rosita Lira y María Elena Comandari, en Artespacio; Alejandra Chellew a cargo de La Sala, y la dupla de Elodie Fulton e Irene Abujatum, dueñas de AFA y directoras de Ch.ACO, la primera feria de arte en Chile, que debutó en 2009.
En los últimos años, los espacios comerciales se han multiplicado y el coleccionismo crece, aunque a paso lento. Así lo afirman cuatro galeristas que con sus nuevos espacios buscan seguir dinamizando la escena local. Isabel Croxatto (51), Constanza Ragal (33), Ana Jorquiera (38 ) y Nicole Andreu (33) tienen estilos y gustos diferentes, pero todas apuestan por el arte joven con el objetivo de profesionalizar la escena, crear públicos y llevar más arte chileno al extranjero.
"Las nuevas generaciones están más atentas al factor de inversión. La aparición de colecciones de arte contemporáneo es un síntoma de que el mercado crece", dice Ana Jorquiera, quizás la más experimentada del grupo. Hija de la galerista Ana María Stagno, a los 21 años se fue a Nueva York a trabajar en la galería Marlborough y a su regreso, en 2011, se hizo cargo del Salón Tudor en el Cerro San Cristóbal. Un año después abrió XS, su propio espacio comercial en Nueva Costanera, dedicado a artistas sub 35, y que en 2014 sumó otra sala ubicada a una cuadra, en un edificio de Alonso de Monroy, junto a su socio Cristóbal Garay. Allí exhibe a artistas de mediana trayectoria como el pintor Alvaro Oyarzún, quien por estos días presenta la muestra La pintura enferma. "El Salón Tudor funcionaba con auspicios y fondos públicos; mi idea fue entrar al mercado. Los artistas necesitan vivir de su trabajo", cuenta.
Lo sabe mejor que nadie Constanza Ragal, artista egresada de la UC, quien tras siete años como asistente del pintor Gonzalo Cienfuegos decidió convertirse en empresaria: el año pasado abrió en calle Tegualda, en Barrio Italia, la galería Madhaus, donde cada 20 días hace exposiciones y ventas de arte abiertas a todo público. Tiene una selección de 30 artistas, entre 25 y 45 años. Ahora mismo exhibe una muestra colectiva con José Benmayor, Jacinta Besa, Germán Tagle, Margarita Dittborn, entre otros. "A los artistas les falta desarrollar un cuerpo de obra. También es importante educar al público, tanto como comprador y espectador. Me interesa estar el mayor tiempo en la galería y dar una atención personalizada", dice la pintora.
Luego de 35 años en la danza, como coreógrafa, bailarina e investigadora, Isabel Croxatto dio un giro hacia las artes visuales. Apoyándose de sus amigos artistas, de sus estudios autodidáctas y la propia intuición, convirtió en 2013 el living de su casa en un espacio de exhibición donde recibe interesados, en citas previamente acordadas. En ese sentido, Croxatto es más una artdealer, que ofrece obras directamente a coleccionistas, que una galerista, que realiza exposiciones. Eso sí, cada cierto tiempo, abre su casa a público en eventos que bautizó como Festín de Arte, donde reúne a compradores con los propios artistas.
"Me interesa nutrir y refrescar de arte emergente a los coleccionistas consagrados y a los más jóvenes asesorarlos en sus primeras compras", dice la bailarina. "Falta internacionalizar a los artistas, y los gestores, curadores, galeristas necesitan más apoyo para representarlos en los grandes mercados de arte. Hacen falta más becas que fondos concursables", agrega Croxatto, que ya ha llevado a sus artistas como Mauricio Garrido, Víctor Castillo y Cecilia Avendaño a ferias de arte en EE.UU., México, España y Hong Kong.
Al igual que la ex coreógrafa, Nicole Andreu viene de un mundo ajeno aunque colindante al arte: la arquitectura. Hace ocho años partió como columnista de arte en la revista Casas para luego iniciar proyectos de curatoría. Es la curadora de la feria Art Santiago, y en 2013 se hizo cargo de la sala del Costanera Center con proyectos de arte reciclado. En 2014 generó, con otros socios, una galería itinerante que rotó por distintas casas que iban a ser demolidas y hace sólo un mes abrió NAC, su propia sala comercial en plaza Las Lilas, que el 9 de abril inaugura una muestra con pinturas de Nicolás Sánchez. "Me interesa trabajar a escala de barrio y con pocos artistas que realicen cruces con la arquitectura. Obras más minimalistas y concretas, con temas como el territorio o la habitabilidad", explica Andreu. Por ahora trabaja con artistas sub 35 como Raisa Bosich, Matthew Neary y Michelle Letelier. "De aquí a dos años quiero ir a ferias internacionales. Creo que se necesitan más mediadores para activar el mercado y que nosotros, los agentes intermediarios, planeemos estrategias para promover y proyectar la carrera de los artistas".
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