El renacer del "almacén de la esquina"

<P>Más de 100 mil almacenes se contabilizan en todo el país. La cercanía con los vecinos, la posibilidad de ir a comprar sin "producirse" para salir y evitar "tentarse", como ocurre en los supermercados, son algunas razones que explican el resurgimiento de estos locales. </P>




Alejandra y Carolina conversan animadamente. Cuando una habla, la otra tararea "Compromiso", de Javiera Parra, la canción que suena de fondo. Son amigas desde hace años y, tal como se les ve de relajadas, cualquiera diría que la escena sucede en el living de su casa. Pero están detrás del mesón de Ruta Sur, el almacén que Alejandra Arenas (43) abrió hace ocho meses en la esquina de las calles Echeñique y Renato Zanelli, en Providencia. Toda una apuesta, cuenta, sobre todo considerando que los supermercados del barrio están a pocas cuadras. Y también porque, como sus propios clientes le hacían ver cuando comenzó, el lugar que eligió no tenía buena fama: a ningún negocio le iba bien ahí.

Pero sucedió todo lo contrario. "Este local se ha convertido en un punto de encuentro. Los clientes vienen y se quedan harto rato conversando", comenta Alejandra. Pamela, una clienta frecuente, recoge pan amasado de una de las estanterías mientras comenta que la gran ventaja del almacén "es que acá vienes y compras lo que necesitas. Si vas al supermercado sales llena de cosas; te tientas demasiado", comenta. Al igual que Pamela, miles de personas a lo largo de Chile están retomando la tradición de comprar en el almacén de la esquina. Cifras de la Confederación del Comercio Detallista y del Turismo (Confedech) indican que los negocios de barrio representan hoy más del 40% de las ventas del sector comercio, restaurantes y hoteles.

A lo largo de todo el país, las cifras indican que son cerca de 100 mil los negocios de barrio que se contabilizan. Se trata de un fenómeno comercial pero también social, que ha resurgido con fuerza en los últimos años a pesar de la fiera competencia que representan los grandes supermercados. Mayor cercanía, la opción de encontrarse con los vecinos y conocer qué está pasando en el barrio, son algunas razones que explican el atractivo de estos negocios, pero también el hecho de que muchos acuden a ellos para "evitar tentarse" con cosas que no necesitan en el supermercado. Y a eso se suma el encanto de almacenes que retoman el estilo del tradicional "emporio", además de modernizarse con nuevas tecnologías y escaparates atractivos, los que muchas veces son diseñados con el aporte de los mismos proveedores.

En pantufla o delantal

Cifras del Programa Emprende Alto, una iniciativa de la Fundación Coca-Cola y el Ministerio de Economía que busca aumentar la competitividad de estos tradicionales negocios, indican que los chilenos visitan en promedio 33 veces al mes los locales de barrio. Juan Cristóbal Moreno, dueño del emporio La Bodeguita, en Peñalolén, cuenta que sus clientes son también sus vecinos, que se ven todos los días y desarrollan una relación de cercanía que los clientes valoran. "El trato es más personalizado y llegan más relajados. Han llegado con pantuflas e incluso con pijama, porque acá venir así no es problema", comenta. Fue lo que comprobó también un estudio del Departamento de Gestión Agraria de la Universidad de Santiago (Usach).

Durante seis meses, los investigadores siguieron a familias y registraron más de 40 mil actos de compra, si acudían a ferias, supermercados, carnicerías, minimarkets o almacenes de barrio. Luis Sáez, académico que dirigió el estudio, dice que una de las cosas que más le llamaron la atención fue la gama de razones de la gente para acudir a los almacenes. "La experiencia de compra es distinta. Para ir al supermercado la gente se arregla, se viste, se prepara. Pero al almacén del barrio no tienen problema en ir con delantal o salir en pantuflas a comprar", dice Sáez. La investigación de la Usach también reveló que los "negocios de la esquina" capturan un importante segmento de público: 63,4% de la población opta por comprar en estos negocios más pequeños, en tanto que 31,7% se inclina principalmente por comprar en grandes supermercados (en especial los sectores más altos).

Relajo e informalidad que se explican también por la mayor cercanía de los almacenes. Leonardo, quien hace cuatro años instaló el almacén Boni Market, en Providencia, cuenta que la estrategia para competir con supermercados en el sector fue hacerse cercanos a la gente, personalizando la experiencia y ofreciendo "un servicio a la medida". "Empezamos a buscar nichos de cosas que no estaban en ningún lado, en especial productos gourmet", cuenta Leonardo. Muchas veces, agrega, los mismos clientes piden cosas que ellos consiguen e incorporan luego a su lista de productos.

Almacen 2.0

Pero si bien gran parte del renacimiento de los almacenes obedece a la remembranza romántica por aquellos días cuando nuestros padres nos mandaban a comprar el pan a la esquina y nos empinábamos sobre el mesón para pedirle a "don Lucho", "don Juan" o "don Carlos" que con el vuelto nos vendiera unos dulces -en esos tiempos sacaban la cuenta a mano con lápiz y papel-, hoy todo se ha modernizado. Así lo explica Carlos Raggio, director de la empresa Club El Almacén, que desarrolla softwares para ayudar en la gestión de estos pequeños comerciantes. "Del lápiz y papel, hemos pasado a incorporar lectores de códigos de barra y precio para optimizar la labor de los comerciantes", señala.

Raggio comenzó a desarrollar esta clase de software a fines de la década de los 90, y cuenta que desde hace un par de años comenzó a surgir un nuevo tipo de comerciante de almacén. "Vemos mucho profesional que busca invertir en este tipo de negocio como una renta complementaria. También profesionales jóvenes de 25 a 30 años que lo ven como una opción de inversión", afirma. Por eso no es de extrañar el interés de empresas como Coca-Cola en apoyar a estas pequeñas empresas. El estudio de la Usach también lo confirma. Grandes empresas empiezan a invertir en los almacenes, ayudando a incorporar servicios como tarjetas de débito y lanzando productos en formatos pequeños y, a diferencia del supermercado, ofreciendo ventas por unidades.

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